cristian reino
Barcelona
Lunes, 30 de enero 2023, 19:18
Maratón negociador, que de momento no ha dado como resultado un acuerdo. El Govern y el PSC se han reunido este lunes por espacio de más de seis horas, pero siguen sin cerrar un pacto presupuestario. Ambas partes han coincidido en que han avanzado posturas, aunque no tanto como para estrechar las manos y firmar el documento que le permita al Gobierno catalán aprobar sus cuentas para 2023. ERC, partido que apoya al Ejecutivo catalán, cree que el acuerdo está «cerca»y bastante encauzado. «Estas negociaciones van bien», han afirmado los republicanos. Mientras que los socialistas consideran que aún faltan flecos, que no son «menores». «Quedan cosas por resolver», según los socialistas, que valoran los últimos gestos de los de Junqueras. Tras la reunión de la tarde, ambas partes se han emplazado a seguir hablando este martes. »Mañana seguirán las reuniones para cerrar los últimos flecos», según el PSC.
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Ambas partes están jugado una partida de largo recorrido. El Govern priorizó primero el acuerdo con el Gobierno sobre la reforma del Código Penal. ERC no quiso vincular su apoyo a los presupuestos generales del Estado con las cuentas catalanas para no perder fuerza negociadora en Madrid, ya que su primer objetivo era derogar el delito de sedición. Cuando el Govern se puso con las cuentas de 2023, primero buscó el respaldo de Junts. Fue una estrategia negociadora, porque los junteros nunca han tenido voluntad de llegar a acuerdos con ERC, tras salir del Gobierno catalán en octubre del año pasado.
Después del divorcio independentista, ERC pasó al plan B, el PSC, que está alargando las conversaciones a su interés . Los socialistas quieren aprovechar la negociación presupuestaria para compensar el coste de la reforma del Código Penal, para visualizar que son la primera fuerza del Parlament y para que sea ahora el Govern el que aparezca como el que hace concesiones. Aragonès asumió la semana pasada en primera persona la decisión de ceder ante el PSC y dar el visto bueno al cuarto cinturón, entre Sabadell y Terrassa, una carretera a la que los republicanos se oponían de manera frontal. Aún le queda un último escollo: dar el visto bueno a la exigencia de los socialistas de ampliar el aeropuerto del Prat y de que se realice el proyecto turístico Hard Rock, en Vilsaseca, junto a Port Aventura.
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