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Burguera
Martes, 17 de septiembre 2024, 00:40
El presidente de la Diputación de Valencia, Vicent Mompó ha organizado unas jornadas de convivencia que reunén ayer y hoy en Cofrentes al equipo de gobierno de la corporación provincial. Una quincena de diputados responsables de las áreas en las que se divide la gestión ... de la institución. Los que mandan. O no. Porque cualquier tipo de actuación que piensen, diseñen y quieran llevar a cabo todos estos altos cargos políticos depende de una maquinaria administrativa. Y ahora mismo, todo ese engranaje, en la zona de la caldera y la sala de máquinas, registra una importante temperatura. Fuentes de la Diputación admiten que durante los últimos meses, tras la llegada del nuevo jefe de personal, se han registrado algunas diferencias de criterio en lo que se refiere a los recursos humanos de mayor cualificación. En este sentido, existe una especie de pulso soterrado entre los departamentos responsables de la gestión interna de la Diputación.
La jefatura de servicio de Personal estaba ocupada hasta la primavera pasada por Juan Manuel del Olmo, por un funcionario de la Generalitat que fue sustituido por Javier Bolinches, con experiencia también en la gestión administrativa en las consellerias del Botánico. El nuevo jefe de personal, según fuentes de la Diputación, está intentando implementar «nuevos procesos», y alguno de ellos afecta a los altos cargos del funcionariado, los denominados habilitados nacionales, que están situados en la cúpula de la pirámide funcionarial, como es el caso de interventores, tesoreros o secretarios. Se trata de apenas una decena de empleados públicos, pero del máximo nivel, y que tras los cambios legislativos impulsados hace más de diez años por el Gobierno central en manos del PP de Rajoy adquirieron un poder importante en el día a día de la Administración. Sin su firma no se mueve ni un bolígrafo.
La gran importancia de su papel ha propiciado, según las mismas fuentes, que el jefe de personal pretenda incrementar los controles sobre la gestión de la cúpula funcionarial, que se resiste a fichar por considerar que su trabajo incorpora una serie de situaciones muy específicas que impiden implementar ese tipo de controles convencionales, vinculados a la presencialidad. El pulso es real y lo confirman varias fuentes en la Diputación de Valencia.
Mompó está pendiente de ajustar toda esa maquinaria interna, que tras su llegada a la presidencia de la Diputación todavía no parece afinada. El pasado mes de febrero se produjo una situación peculiar. La ausencia de un informe del secretario de la Diputación, un documento de más de 20 páginas que establecía algunos reparos respecto a la creación de nuevas plazas en la corporación provincial, propició el aplazamiento de un pleno. El cambio de la estructura suponía un incremento de la plantilla y del coste de la misma.
Al equipo de Gobierno no le gustó las trazas políticas que, según ellos, contenía el informe del secretario de la Diputación. Suma y sigue: el pleno extraordinario celebrado la semana pasada sirvió para aprobar que la Diputación de Valencia revise de oficio los procedimientos de estabilización de personal incluidos en la Oferta Pública de Empleo (OPE) de 2022 y cambiar las bases de incorporación a la plantilla, obligada por una sentencia para acabar con el desequilibrio en favor de los interinos que trabajan en la institución provincial. Para terminar de complicar la situación y para demostrar ese runrún que suena por los pasillos de la Diputación, hay una investigación abierta contra el nuevo jefe de personal, al que una denuncia anónima señala por un posible conflicto de intereses al haberse dedicado a la preparación de oposiciones, precisamente.
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