París bien vale una misa

El puesto de embajador ante la OCDE en París nunca debe formar parte de un paquete de cromos. La acción exterior de España es muy importante, tanto que para el puesto se debería de exigir un perfil con experiencia en relaciones internacionales, con un marcado peso de conocimientos geopolíticos, con habilidades en negociación multilateral e idiomas. Al menos, así lo defiende la Asociación de Diplomáticos Españoles (ADE), que ha emitido un comunicado en contra de una decisión que creen que no está a la altura de las circunstancias.

El ex líder socialista, una vez cocinada su sucesión en el PSPV, ha puesto rumbo a París con sueldo, gastos pagados, vehículo y personal a su cargo. Sin titulación, con el inglés ausente y algo de francés como acto de fe. Habrá que ver también si mantiene abierta también en la Comunitat su oficina estatutaria de expresidente que no es más que una agencia de colocación de sus fieles.

Puig –expresidente, exdiputado, exsenador, exalcalde y exconcejal– llega a París para sustituir al político, licenciado en Empresariales y doctor por la London School of Economics, Manuel Escudero, que compaginó sus altas responsabilidades en el PSOE con sus obligaciones como profesor de macroeconomía en el IE Business School, director de Redes del Global Compact en Naciones Unidas en Nueva York, director del Centro de Investigación Global Compact Research Center en el Levin Institute y director general de Deusto Business School. El algodón no engaña.

En el PSPV siempre hay una pizca de suerte. Como la que sonrió a Carmen Montón, exministra y exconsellera de Sanidad, médica de licenciatura pero no de profesión, que desde el 11 de marzo de 2020 puso rumbo a Washington como Embajadora Observadora Permanente del Reino de España ante la Organización de los Estados Americanos. Traducido: más de 170.000 euros al año. Como sabe Puig, París bien vale una misa.