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Burguera
Sábado, 6 de julio 2024, 14:27
El PSPV ha entrado en fase de canibalismo político. No es nuevo. Los históricos del partido lo saben, lo recuerdan y piden memoria a los ... actuales dirigentes, nuevos pero que tropiezan en las mismas piedras que aquellos que tuvieron el dudoso honor de convertir a la formación socialista valenciana en una calamidad orgánica durante 20 años de plácida tranquilidad para el PP, que solo tuvo que esperar tranquilamente a que su rival se despedazase internamente. Manolo Mata y Vicent Soler han dado un paso al frente y piden sosiego.
La típica frase de perro no como perro es incompatible con el ambiente que se vive en el socialismo valenciano, donde cualquier día es bueno para partirle la cara (orgánicamente hablando) a un compañero. El liderazgo de Diana Morant está por consolidar. Se puede comprobar al avistar las negras columnas humeantes, procedentes de los cuatro costados del partido. Por el humo se sabe dónde está el fuego. El PSPV está en llamas. En plena combustión, tanto en Valencia (prácticamente desde principios de año) como en Alicante (han comenzado el verano calentitos) y en Castellón, para rematar, donde el actual líder provincial, Samuel Falomir, amaga con dimitir al considerar que Tania Baños le mueve la silla impunemente y gracias a la connivencia de la dirección autonómica.
Morant ha llegado al liderazgo del PSPV de la mano de Ferraz, señalada por el dedo norcoreano del amado líder, Pedro Sánchez. Sin embargo, este modelo de designación tan digital choca con los estilos analógicos de los socialistas valencianos, que siempre se han preciado de contar con su propia cocina aparte. Sin demasiado éxito, por otra parte. El PSPV se pasó 20 años sin que la dirección nacional pudiera interferir en una interminable pelea de grillos. Y mientras, Zaplana, Camps y Fabra presidieron la Generalitat. Sin Compromís y Podemos, el PSPV no habría vuelto al Palau de la Generalitat. Toda esa desértica travesía parece ahora olvidada. «Ser mayor tiene alguna ventaja (Mata tiene 64 años). Muchas de mis compañeras y compañeros del PSPV deberían hacer un esfuerzo para averiguar qué ocurrió entre 1995 y 2015, en el que la derecha ocupó casi todas las administraciones, para no repetir los mismos errores», ha advertido este sábado Manolo Mata a través de las redes sociales.
Mata fue el portavoz del PSPV en Les Corts más años ejerciendo de síndic, un récord inigualable entre los que han enercido como la voz del partido de un presidente de la Generalitat. El histórico diputado renunció al cargo en mayo de 2022. A pesar de que varios de sus rivales internos, situados en el Palau de la Generalitat, celebraron la salida de Mata, a la semana siguiente ya le echaban de menos. El grupo parlamentario malvivió durante el último año de la última legislatura del Botánico sin Mata, y el presidente Puig perdió a una de las pocas voces que le decían lo que no quería oír y, además, acertaba.
Y desde esa autoridad, Mata pide a sus compañeros calma y la tranquilidad, y reconducir la imprudencia juvenil de Morant y su equipo, así como de los que heredaron la dirigencia del partido en los años de Puig y gracias a él (el caso de Bielsa en Valencia, o de Falomir en Castellón), por no estar sabiendo leer que, como decía la canción de Abba, 'The Winner Takes It All`(el ganador se lo lleva todo). Y la ganadora en el congreso de marzo fue Morant, aunque entre sus obligaciones como ministra y algunos inconvenientes de salud en las últimas semanas, no se le vea el pelo en la Comunitat más allá de los fines de semana largos.
El mensaje reclamando calma de Mata fue refrendado por Vicent Soler, conseller de Hacienda. Aunque Puig lo defenestrara contra su voluntad, Soler nunca ha perdido la vitola de autoritas y potestas entre los miembros del PSPV. Al igual que ocurrió con Mata, cuando Soler se fue a su casa, los socialistas se dieron cuenta de que habían metido la pata prescindiendo de sus servicios. El exconseller de Hacienda era una de las figuras con voz propia en el Consell y en el partido. Puig no tenía más remedio que hacerle concesiones, hasta que lo facturó de vuelta a la universidad.
«Totalment d'acord, Manolo», ha reaccionado Soler frente al llamamiento de Mata. Exsíndic y exconseller ocuparon puestos muy destacados en la mejor etapa del PSPV en este siglo, y vieron cómo su partido se despedazó tras la derrota de Lerma frente a Zaplana (Soler también fue conseller con el primer presidente socialista de la Generalitat).
A las broncas orgánicas desatadas desde hace semanas en el PSPV de Valencia, con el marcaje que la dirección que encabeza Morant realiza sobre el líder provincial, Carlos Fernández Bielsa, y también en Alicante con la permanente bronca entre la agrupación local (controlada por el casi octogenario Ángel Franco, que ha vuelto a la Ejecutiva autonómica de manera sorprendente y 20 años después de haberse quedado fuera de ella) y el grupo municipal dirigido por la exconsellera Ana Barceló (también colocada ahí por Puig y sus acólitos), se suma en los últimos días el PSPV de Castellón, a causa de la complicada relación entre Falomir, y la dirección del PSPV. El creciente protagonismo de la alcaldesa de La Vall d'Uixó y secretaria de la Ejecutiva que dirige Morant, Tania Baños incomoda a Falomir, que no se resigna a ceder el mando en la plaza sin hacer ruido.
Paradójicamente, el actual síndic del PSPV, José Muñoz, secretario de Organización hasta la llegada de Morant, consideró este viernes que las aguas «habían vuelto a su cauce». No obstante, parece que no es así y, de hecho, su propio nombre, el de Muñoz, resuena como un posible recambio de Bielsa al frente de la secretaria provincial en Valencia.
Mata, en sus años como síndic del PSPV, cuando se producía una de las innumerables broncas entre los partidos del Botánico, solía decir siempre lo mismo: «Primum non nocere». La locución latina que se traduce literalmente como 'lo primero es no hacer daño' y que desde hace 200 años los médios lo utilizan para no hacer daño cuando se quiere sanar algo. Mata lo empleaba para recordar que, en política, lo primero es evitar males mayores a pesar de las buenas intenciones que pueda tener el que coge el bisturí. Ahora, Mata vuelve a pedir calma.
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