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m. hortelano
Jueves, 31 de octubre 2019, 23:48
La receta del souflé en que cada año se convierten los presupuestos de la Generalitat ha cambiado este año de cocineros. Con la entrada de Unidas Podemos en el Gobierno y la ampliación de la mayoría parlamentaria, las negociaciones han saltado directamente de Les Corts a los despachos del Consell, con el consiguiente desgaste para los equipos. La falta de cortafuegos que hasta la fecha permitían las largas jornadas entre los portavoces de los partidos han dejado a las consellerias sin filtro y han puesto en el centro de la cocina a los responsables de cada una de ellas.
La segunda edición del Botánico cuenta con una mayoría parlamentaria más amplia y con un Podemos neutralizado por el efecto que produce llegar al Gobierno. El recién incorporado socio se ha alineado al lado del PSPV, que es quien controla Hacienda, y según fuentes de la negociación, no ha supuesto ningún problema. Al contrario, sus revindicaciones de antaño, que siempre condicionaban el presupuesto con las necesarias concesiones a cambio de los votos, se han disipado. Esa situación ha dejado a Compromís liderando una cruzada por el aumento de gasto que finalmente, y como viene siendo habitual, se ha saldado del lado que capitanea la vicepresidenta Mónica Oltra.
Durante la negociación se vivieron momentos de absoluto bloqueo fruto de la manera en que desde Hacienda se habían cuadrado las cuentas, con un pacto primero para fijar los gastos, cerrado con la formación de Oltra, y luego con la búsqueda de los ingresos que dieran sustento al obligado balance. Las conversaciones encallaron el miércoles por la tarde y se rompieron entrada la noche. Superada la primera batalla del aumento de gasto para Educación, Políticas Inclusivas y Sanidad, además de la subida que permitirá actualizar los salarios del capítulo I, entró en escena la política de Innovación, la gran apuesta del presidente, Ximo Puig. Para formalizar esas nuevas partidas sociales se tuvo que recurrir a la magia de generar ingresos como quien inventa una receta para la que no tiene ni ingredientes. Pese a la complejidad para encontrar aval a esos ingresos, ese escollo también se salvó. Pero aún quedaba el definitivo: la Innovación.
El miércoles noche, en uno de los despachos del equipo de Hacienda donde se cocinaba el presupuesto se vivieron escenas de tensión con la propia vicepresidenta y el titular de Educación, Vicent Marzà. Desde Compromís dieron una vuelta de tuerca más al apretado presupuesto y pidieron un nuevo reparto de ingredientes en la receta que el Consell ya daba por cocinada. Es ahí donde entra en escena la guerra soterrada que se vive desde hace meses por las competencias de Innovación, ahora en una conselleria propia y que hasta la fecha tenía el Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial (Ivace) en manos de Compromís. El lunes, durante el consejo de administración de la Agencia Valenciana de la Innovación (AVI) sobre la que ahora recaen las políticas de innovación relacionadas con la industria, se aprobó el presupuesto que daba un jugoso bocado al primo Ivace. En concreto, de 50 millones. Compromís se abstuvo en la votación y tomó nota. Así que en la noche del miércoles decidió jugar la carta de recuperar los millones de euros para el instituto que reside en Economía. Detrás, todo un debate sobre la competencia, que semanas atrás había quedado resuelto en la Ley de Medidas, en el Reglamento de la Conselleria de Innovación y en la propia estructura del Consell.
Oltra abandonó el despacho de Hacienda y el presupuesto entró en bloqueo de nuevo. Desde Presidencia se dio orden de mantenerlo tal y como estaba y, si era necesario, someterlo a votación en un Consell en el que tiene la mayoría. pero no se aguantó el pulso. El PSPV alertó a sus cargos para que no faltaran a la comisión delegada de Hacienda anterior y dio por cerrada la negociación. Consideraban que las concesiones habían sido más que generosas con el aumento de gasto que días antes el propio Soler había negado. Así se llegó al pleno de ayer por la mañana, que se alargó durante casi tres horas, con varios recesos para mantener el pulso por el Ivace y la AVI. En ese momento la diatriba era "o Ivace o Botánico". Compromís no estaba dispuesto a ceder. Si el PSPV hubiera sacado adelante las cuentas con su mayoría "se habría roto el Gobierno ahí mismo", aseguran fuentes de la negociación. Algo que no interesa a ninguna de las partes en plena campaña electoral. Así que Presidencia transigió y dio vía libre a la petición de Oltra. La gran damnificada fue la consellera de Innovación, que incluso amagó con dimitir. Pero quien sale debilitado es todo el PSPV, "por preferir ser coherente, pero haber cedido al chantaje". La corrección de errores solicitada por el Consell a Les Corts acabó por dilatar todo y obligará al Consell a rehacer el presupuesto por completo para que las partidas modificadas se ajusten al nuevo orden.
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