El juicio del caso Gürtel, la última pieza de la trama con acento valenciano, va camino de convertirse en un sainete. Retrasos y suspensiones son la tónica habitual de este proceso. No parece serio cuando hay acusados en el banquillo que se están jugando ... una pena de cárcel. Hoy, una vez más, la sesión se ha suspendido por la huelga de funcionarios.
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La decisión se ha adoptado una vez todos los testigos, fundamentalmente relacionados con el área de Bienestar Social en la Comunitat, se habían desplazado ya a Madrid, donde se están celebrando las vistas. De igual modo, el contratiempo ha sido mayúsculo para las defensas y acusados que habían viajado a la capital de España.
El presidente del tribunal se esforzó por tratar de que la vista finalmente se celebrara, pero resultó imposible, según fuentes conocedoras del proceso. Intentó reclutar a funcionarios de otros órganos, pero desconocían las claves de acceso a la documentación del sumario lo que, en la práctica, impedía el desarrollo del juicio.
El juicio ya fue aplazado una semana sobre su fecha de inicio ante los problemas de algunas defensas para acceder a todo el sumario. La causa se inició en 2009, se cerró en 2014 y hace apenas unos años se reabrió para incluir a Camps tras la confesión de Ricardo Costa. De ahí que, dado el tiempo transcurrido, resultara menos comprensible el aplazamiento.
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