![Lo que Iceta defendió para Cataluña y Morant rechaza para Valencia](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/10/25/1487776774-R0jxUKwE7Q1soeMNEbKR8eL-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
![Lo que Iceta defendió para Cataluña y Morant rechaza para Valencia](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/10/25/1487776774-R0jxUKwE7Q1soeMNEbKR8eL-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
Diana Morant es la líder del PSPV, ministra de Ciencia, Innovación y Universidades y exalcaldesa de Gandia. Forma parte del Gobierno de Pedro Sánchez desde el verano de 2021, cuando el presidente la reclutó para su Ejecutivo con el objetivo de ocupar la cuota valenciana que hasta ese momento había asumido José Luis Ábalos.
Según su currículum estudió Educación General Básica (EGB) en el colegio concertado religioso Abat Solà de Gandía y, más tarde, cursó el Bachillerato Unificado Polivalente (BUP) y el Curso de Orientación Universitaria (COU) en el Instituto María Enríquez de Gandía. Estudió en la Universidad Politécnica de Valencia Ingeniería de Telecomunicación, obteniendo la titulación en 2007. Fue alcaldesa entre junio de 2015 hasta julio de 2021. También ha sido diputada en la Diputación de Valencia desde julio de 2015 a mayo de 2017.
No hay dudas de su vinculación con la Comunitat Valenciana. Desde el pasado mes de marzo es, además, la líder de los socialistas valencianos, elegida en el congreso celebrado en Benicàssim con la inestimable ayuda de Ferraz.
A Morant se le ha venido preguntando los últimos días por la Copa America, al hilo del interés mostrado por las administraciones públicas valencianas por recuperar para Valencia la histórica competición. La ministra valenciana ha venido a decir que no, que para nada, que cómo se puede pensar en acoger una competición de este tipo cuando el president Carlos Mazón «ha convertido a la Comunitat en la autonomía más morosa y en la que peor paga a sus proveedores». «Que arregle primero lo que está destrozando», ha dicho. Morant considera que este evento «no es una prioridad» para la Comunitat.
Noticia relacionada
La posición de la ministra valenciana contrasta, por la diferencia, con la mantenida en su día por el que fuera ministro de Cultura y Deporte del Gobierno de Sánchez, Miquel Iceta. El dirigente socialista catalán, ahora embajador de España ante la Unesco, logró en abril de 2023 que el Consejo de Ministros, apetición suya, aprobara el acuerdo por el que se autoriza al Consejo Superior de Deportes (CSD) la concesión de una subvención nominativa, por importe de 18 millones de euros, a la Fundació Barcelona Capital Nàutica AC24, para la celebración de la Copa América de Barcelona.
El comunicado oficial del acuerdo del Consejo de Ministros explicaba entonces que, tal y como recoge la Ley del Deporte, este tipo de competiciones internacionales «son de interés para la Administración General del Estado, tanto por el impulso que suponen para el desarrollo deportivo en el país, como por su contribución a la proyección de la imagen de España».
Y añadía: la Copa América es la más antigua e importante de las competiciones náuticas, además de ser el tercer evento deportivo con mayor impacto económico para el país anfitrión, después de los Juegos Olímpicos y del Mundial de Fútbol. Según un reciente estudio de la Universitat Pompeu Fabra (UPF), la competición generará un impacto económico de más de 1.200 millones de euros para Cataluña y creará 19.000 empleos entre su designación, en marzo de 2022, y su celebración.
El Gobierno, a petición del ministro de Cultura de Deporte, el catalán Iceta, recogió todas y cada una de las virtudes que suponía acoger la celebración en Barcelona de la Copa América. Ahora, en cambio, la ministra valenciana se apunta a rechazar la celebración de esa competición en Valencia con el argumento de la deuda de la Comunitat. Paradójicamente, los números rojos de esta región sólo se ven superados por los de otra, precisamente Cataluña –según los datos del Banco de España-. Pero Para Cataluña la situación financiera no fue inconveniente para que el Gobierno se volcara, incluso financieramente, para lograr la organización de la cita.
El pasado mes de junio, la Moncloa informó a través de un comunicado de que Pedro Sánchez había mantenido una reunión con el consejero delegado de la Copa América, Grant Dalton, y con su vicepresidenta, Aurora Catà.
En la nota se explicaba que Sánchez había subrayado la «implicación del Gobierno en esta relevante competición náutica que acoge este año Barcelona, con una aportación económica de más de 23,5 millones de euros». Además, el Consejo Superior de Deportes (CSD) ha concedido una subvención nominativa a la Fundación Barcelona Capital Náutica, encargada de su organización, por un importe de 18 millones de euros.
Moncloa aprovechaba para recordar que la Copa América comprendía la celebración de 5 eventos deportivos, «donde se apuesta por las nuevas tecnologías, la sostenibilidad, la inclusión y la diversidad». Todo eran elogios para la competición. «El Gobierno ha declarado la competición como acontecimiento de excepcional interés público, desarrollando las medidas oportunas para atender las necesidades que implica su celebración», se zanjaba.
Y todo apoyo necesita, claro está, de un sustento económico para no quedarse en mera palabrería. Y el Gobierno central se lo dio a la Copa América para su edición en Barcelona. La última ayuda es de hace poco más de un mes. El BOE del pasado 4 de septiembre recogía un Real Decreto del Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes por el que regulaba la «concesión directa de subvenciones a administraciones públicas e instituciones para la ejecución de actuaciones de interés deportivo durante el ejercicio 2024».
En ese Real Decreto aparece una subvención a la Fundació Barcelona Capital Náutica-AC24 para la celebración de la XXXVII Copa América en Barcelona. El importe: 5.525.500 euros. Según las cifras que maneja el Consell, la implicación económica del Ejecutivo central ha consistido en 20 millones de euros aprobado en abril, estos 5,5 millones de euros en septiembre, más otros 3,5 millones al centro de alto rendimiento de San Cugat.
Y la explicación, la utilizada por Moncloa en ocasiones anteriores: «el interés para la Administración General del Estado se sustenta en que esta competición es actualmente la más importante y antigua de las competiciones náuticas, además de ser el tercer evento deportivo con mayor impacto económico para el país anfitrión, después de los Juegos Olímpicos y el Mundial de Fútbol».
No parece que ninguna de las circunstancias recogidas en esa justificación haya variado un milímetro. Y sin embargo, la posición del Ejecutivo central a la hora de plantearse el apoyo a la celebración en Valencia de la competición es claramente distinta. Así lo ha verbalizado, por ejemplo, Diana Morant con su rechazo a la llegada del evento.
La portavoz del Consell y consellera de Hacienda, Ruth Merino, ha pedido a Morant «que al menos no estorbe» y deje de criticar la postura de la Generalitat y del Ayuntamiento de Valencia a favor del regreso. «Lo que era bueno para Barcelona también puede serlo para Valencia», asevera.
«Parece ser que la ministra Diana Morant no piensa hacer nada por facilitar que la Copa América vuelva a Valencia como sí hizo, por cierto, para que fuera a Barcelona. Desde el Consell le pedimos que, al menos, no estorbe», manifiesta la consellera en declaraciones remitidas a los medios.
Merino critica que «mientras el presidente Mazón y la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, ya se han puesto inmediatamente a trabajar para aprovechar esta gran oportunidad, una vez más Diana Morant se dedica a hacer activismo desde el Gobierno en contra de los intereses de los valencianos».
«¿Qué sucede, que como gobierna el PP, cuanto peor, mejor?», se pregunta Merino, y subraya que «es una actitud que no se justifica de ningún modo, ni como ministra y ni mucho menos como valenciana: Lo último que necesitamos ahora es esta política de bajos vuelos y corto alcance a la que lamentablemente nos tienen acostumbrados los socialistas valencianos».
Y es que, según la portavoz del Consell, «ya llueve sobre mojado porque han roto el consenso valenciano sobre la financiación autonómica negándose al fondo transitorio de nivelación que mejoraría la sanidad, la educación y los servicios públicos de los valencianos».
Merino exige a Morant, como representante del Gobierno y del PSPV, «que dejen de poner palos en las ruedas porque lo que era bueno para Barcelona también puede ser bueno para Valencia».
«¿Sería mucho pedir que nos dejara trabajar por los valencianos en lugar de torpedear nuestro trabajo para captar oportunidades? Claramente, los valencianos se merecen una oposición mejor, una ministra mejor, una valenciana mejor o, como mínimo, que no estorbe», remata Merino.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.