La incertidumbre por el resultado de 2023 adelanta la campaña electoral

Buena parte de las formaciones políticas han decidido en los últimos días activar el interruptor de promesas y compromisos para las próximas elecciones municipales y autonómicas, que tendrán lugar si se cumple la hoja de ruta prevista el 28 de mayo de 2023. La izquierda valenciana pone en juego la hegemonía electoral de que disfruta desde 2015 en un bueno número de instituciones, como por ejemplo el Gobierno de la Generalitat, el Ayuntamiento de Valencia y de muchas de las principales capitales de la Comunitat y las Diputaciones de Valencia y Castellón. El PPCV, por su parte, aspira a recuperar el poder que perdió hace siete años, cuando la ola de casos de corrupción y el impacto de la crisis económica provocó su caída. Casi dos legislaturas después, los sondeos que se han dado a conocer son lo suficientemente ajustados como para considerar que, a esas alturas, casi cualquier resultado es posible. A nivel autonómico, el tripartito comienza a anotar cierto desgaste en su gestión, al que se suman algunos frentes judiciales por resolver en las próximas fechas y cuyo impacto no resulta sencillo de valorar. La debilidad de Unides Podem, la incertidumbre sobre el proyecto político de Yolanda Díaz y muy en particular, el futuro político de Mónica Oltra, ya en manos del TSJ por el caso de los abusos a una menor tutelada por la Generalitat, resultan elementos que generan preocupación en el tripartito. Eso sí, ninguno de ellos genera tanta inquietud como el escenario de incertidumbre económica que genera una inflación desbocada -8,7% en el avance de mayo y 4,9% la subyacente, excluidos combustibles y alimentos-. Porque el alza de los precios no entiende de color político, y sí en cambio de incapacidad para hacerle frente.

El centro derecha tampoco lo tiene claro. El efecto Feijóo lanza a los populares después de la grave crisis que acabó forzando la caída de Pablo Casado. El resultado de las elecciones andaluzas el 19 de junio, con el previsible triunfo de Juanma Moreno, puede dar una idea del avance de los populares. El PP valenciano aspira a subirse a esa dinámica ganadora que inicio hace ya varios meses Isabel Díaz Ayuso en Madrid. Aunque, es cierto, hay un matiz que no es menor: en todos esos casos, también en Castilla y León, la victoria electoral ha caído del lado del PP, que era el partido mayoritario en cada Gobierno regional. el líder del PPCV cumplirá el mes que viene un año como presidente regional, su nivel de popularidad sigue siendo bajo y no es diputado en Les Corts.

La derecha valenciana sí que tiene a su favor el factor Vox, el previsible crecimiento que todos los sondeos vaticinan para la formación de Santiago Abascal. La suma con la formación de derecha populista y lo que ocurra con Cs, con dificultades muy serias para poder mantener el 5%, determinarán el resultado. Así que toca ponerse en marcha de inmediato. Y en ello están.

En la hoja de estrategia de los socialistas valenciano ya aparece marcada la fecha del 28 de mayo de 2023 como la del final de la carrera electoral, a pesar de que las elecciones autonómicas valencianas se adelantaton en 2019 y, por lo tanto, tocarían en abril del próximo año. Pero el empuje de los alcaldes hace que la federación valenciana se haya replanteado la fecha y sea consciente de que es mejor ir acompañado que sacar una sola urna. Y por el momento, la campaña, tanto autonómica, como municipal de Valencia, ya ha dado sus primeros pasos. El secretario general del PSPV, Ximo Puig, ya dio el pistoletazo de salida a una campaña de movilización de los cargos en las calles que ha arrancado esta semana y que culminará el próximo 3 de julio con la Fiesta de la rosa. La que ha sido más explícita ha sido la vicealcaldesa, Sandra Gómez, que ya ha sacado su primer vídeo como candidata.Después, llegará el verano y a la vuelta de las vacaciones se intensificará el contacto con los ciudadanos desde todos los niveles organizativos. En el PSPV quieren pescar a derecha y a izquierda, conscientes de que Unidas Podemos y Ciudadanos tienen su entrada en Les Corts pendiendo de un hilo.

Compromís es una coalición sostenida por un interés electoral, sin que haya cuajado una estructura grupal. Tres patas (Més, el antiguo Bloc; Iniciativa, el partido de Oltra, y Els Verds) donde los ecologistas actúan de comparsa, los nacionalistas aportan músculo orgánico y los ecosocialistas el tirón en las urnas. La apuesta electoral que les otorga un espacio destacado en la Generaliatat y el poder en Valencia se basa en Oltra y Ribó, vicepresidenta y alcalde. Ella tiene una comprometida papeleta judicial y él 74 años. Aguantan, y por si acaso calienta la banda Joan Baldoví. Ellos tres protagonizaron uno de sus actos más destacados, un encuentro en el Puerto de Valencia para hablar de sus planes para la instalación portuaria. También Baldoví, el Plan B, ejerce de nexo de unión en una alianza junto a Errejón y partidos de izquierdas, mientras Oltra no descuida la relación con Yolanda Díaz, a la espera de un frente amplio. Compromís contabilizó en mayo un acto cada tres días con sabor a precampaña electoral. Este sábado, Ribó celebra una reunión de diálogo con vecinos de la ciudad y el domingo un acto institucional relativo al viejo cauce del Turia.

La comparación de los sondeos da la tendencia. Y la de los morados es claramente descendente, al borde de quedarse fuera de Les Corts. En esa incertidumbre, alrededor del 6%, resulta una incógnita el papel del Esquerra Unida con un perfil de votante más fiel. Es este escenario, ¿habrá un frente amplio de la izquierda? Esta cuestión se convertirá en motivo de conflicto. Desde Podemos insisten en que no están en campaña sino gobernando en un contexto de crisis e inflación. Ser tercera fuerza en el Consell apenas le da visibilidad. Sólo la vivienda aporta algo de luz, con el acuerdo para construir más de 1.000 viviendas públicas o el adelanto a la hora de activar las ayudas para el alquiler. Todo esto en un contexto donde el encarecimiento de la vivienda -compra y alquiler- es una de las primeras preocupaciones. Pero, al margen, el partido se esfuerza por movilizar a los suyos. Viernes y sábados, Pilar Lima y Héctor Illueca hacen calle en la Ruta de Podem. El próximo sábado, la parada es en Cullera. «Un nou projecte per al nostre territori», se titula. En este sentido, la fiesta de la Primavera ofreció algo de esperanza. El acto más multitudinario de un partido tras la pandemia. Vendieron 3.000 entradas.

Primero fue la reforma fiscal y la bajada de impuestos. Después llegó el rechazo a la tasa turística, la mejora de las Cercanías, la exigencia de una nueva financiación. Carlos Mazón lleva meses con una campaña propositiva que busca no sólo darse a conocer como líder popular, sino también poner sobre la mesa algunas de las iniciativas con las que el PP confía en recuperar la Generalitat. La celebración a principios del mes que viene del primer aniversario de su elección como líder del PPCV servirá además de plataforma de lanzamiento que oficializará la activación definitiva de la maquinaria electoral. María José Catalá le dio al boton de 'on' de esa maquinaria con un acto la semana pasada en el que estuvo acompañada del vicesecretario de los populares, Esteban González Pons. 'Tu Valencia' supone la elaboración de un programa electoral abierto, en el que cada vecino del cap i casal podrá incorporar sus prioridades y sus propuestas para la ciudad. El PP se la juega en la ciudad de Valencia, las encuestas dicen que el cambio es posible y el equipo de la secretaria general de los populares trabaja ya a toda máquina.

El futuro del PP pasa inexorablemente por el resultado de Vox. Y la formación de derecha populista avanza decidida hacia el que sería su mejor resultado en la Comunitat: dieciséis diputados en Les Corts. No necesitan un candidato de relumbrón para seguir sumando apoyos. La incógnita sería qué ocurriría si realmente dispusieran de una apuesta con ese perfil. La formación ha construido su discurso con apenas cuatro pilares, su oposición a las autonomías, su línea dura con la inmigración y el cuestionamiento de la violencia de género. En la Comunitat intensifica el mensaje dels països catalans, una idea que comparte con el PP aunque estos quizá con menor agresividad. Este año, por ejemplo, hicieron un acto en el Ateneo. La semana pasada organizaron una mesa redonda sobre 'Los retos de la Familia' en Alcoy. En abril y mayo han seguido con su campaña. El primero en Orihuela, sobre la agricultura y la política hídrica, crucial en un momento en el que se pone en duda el futuro del trasvase Tajo Segura. Hace apenas tres semanas, otro evento sobre la soberanía energética «y las consecuencias del fanatismo climático». Todo en plena escalada de la inflación.

Ciudadanos vive instalado en la agonía. En estos momentos, un excelente resultado sería mantenerse en Les Corts. El número ya casi es lo de menos. La huida de Toni Cantó hacia el PP dejó descabezada a una formación que hasta ese momento contaba con el mejor actor en Les Corts. Resulta complicado ahora encontrar un discurso atractivo. En las últimas elecciones hicieron un esfuerzo para colocar a las familias en el centro del debate junto con la baja natalidad. Ahora, el contexto, tras la pandemia y la crisis, ha mutado. La idea del bono turístico, que puso en marcha Puig, partió de la formación naranja. Mantienen la línea de seguir con el apoyo al turismo como sector clave de la Comunitat. De igual modo, en los últimos meses se han concentrado en defender una bajada de impuestos, eliminar el de sucesiones y aliviar la carga de los autónomos. También inciden en los más jóvenes, un sector donde Cs logró numerosos apoyos en anteriores comicios. Un plan para luchar contra la precariedad laboral y el acceso a la vivienda figuran entre sus iniciativas. Y todo sin olvidar la necesidad de los trasvases. Mensajes que, en realidad, ya abanderan el resto de competidores.