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El último informe del Ministerio de Transportes sobre la supuesta corrupción en la compra de mascarillas deja la figura del exministro y ex secretario general del PSPV, José Luis Ábalos, muy tocada. El padre de una de las familias del socialismo valenciano, el principal contrapoder ... en la etapa de dominio orgánico de Ximo Puig, vive sus horas más bajas, apartado ya del grupo socialista desde hace meses.
Pero la corriente que se conoce como el 'abalismo', tras el último dosier –encargado por el propio ministerio– presenta pocas o nulas posibilidades de resurgir en la Comunitat, reto que sí consiguió en anteriores oportunidades. El fenómeno pasará a ser ya, con toda probabilidad, un modelo caduco, como lo fue el lermismo y quizá más recientemente el ximismo.
La mayoría de sus fieles sobreviven aglutinados en otras corrientes. Un problema menos del que preocuparse para Diana Morant y su propósito de conseguir una organización lo más cohesionada posible.
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La auditoría encargada por el ministerio que dirige el polémico Óscar Puente deposita buena parte de la responsabilidad del aumento de las mascarillas -de cuatro a ocho millones- en un periodo de apenas media hora cuando Ábalos anula una orden y autoriza otra que dobla la cantidad inicial. Se ignoran los motivos de esa repentina modificación y de la importancia de los términos.
Ábalos, en declaraciones a El Mundo, indicó que todo tiene una explicación y que, además, se trata de una «investigación paralela y subjetiva» de la que no existen «precedentes».
Las declaraciones del exministro, en las que insinúa que va a cambiar su actitud respecto al PSOE, anticipan un inicio de curso convulso en las filas socialistas. No resulta habitual que desde un ministerio se dé la orden de auditar una etapa anterior cuando los titulares son del mismo signo político. El conocido como caso Koldo y las derivadas hacia Ábalos han generado un «estigma» que hoy afecta a una familia, la valenciana, muy debilitada ya tras la salida de Ábalos del Gobierno y el cuestionamiento de la «honorabilidad» de su líder.
Los fieles más representativos de lo que se ha llamado el 'abalismo' son la diputada Mercedes Caballero, el exconcejal Aarón Cano y ahora el alcalde de Almussafes, Toni González. Sus radios de acción son limitados. Y eso pese al poder orgánico que concentra González. Pero entre la militancia y las bases del partido, el exdirigente valenciano puede seguir gozando de amplias simpatías. «El informe es del ministerio, pero no del partido», señalan algunas fuentes que sostienen que todavía existe esa capacidad de influencia en las bases. «Y no está ni imputado», subrayan.
Pero a día de hoy, según otras fuentes socialistas, no existe un grupo numeroso que les permita volver a tener el poder que alcanzaron. Por ejemplo, en el penúltimo congreso de los socialistas en Benidorm donde negociaron mayor representación en la Ejecutiva.
Ábalos siempre ha sido un especialista en nadar contra corriente, pero la losa que supone la investigación y este informe pueden ser la puntilla que arruine su legado político. Salvo milagro inesperado, algo que en política no es descartable.
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