![La izquierda valenciana, compás de espera](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/12/30/cartela-izquierda-noticia-kJaG-RaHWWRRiRVRgMikZ5pknhGM-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
![La izquierda valenciana, compás de espera](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/12/30/cartela-izquierda-noticia-kJaG-RaHWWRRiRVRgMikZ5pknhGM-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
La izquierda valenciana afrontaba un año de reconstrucción tras aquel Botánico que, de manera inesperada para sus ideólogos, terminó en mayo de 2023. Era el momento de que las tres piezas de aquel tablero empezaran a construir un futuro que si implicaba recuperar el poder ... volvería a unirlos. No había otra fórmula. Pero el paso del tiempo, al margen de afianzar al PSPV y mantener en su debilidad a Compromís ha terminado por prácticamente desembocar en la desaparición de Podemos. Esquerra Unida, por su parte, persiste en esa ya casi permanente irrelevancia.
Ese escenario se vio saboteado por la riada del 29 de octubre, punto de inflexión para absolutamente todos. «Desde entonces cualquier cosa puede pasar», coinciden algunos analistas. También para esta política, sucia en sus entrañas y de ritmo vertiginoso, sin un minuto de sosiego. El PSPV tiene nueva líder y también -ignoramos si de manera deliberada- ha surgido una segunda lideresa. Y todo esto en un año con la mayor emergencia de la historia. Diana Morant, ministra de Ciencia, logró la secretaría general de los socialistas en un congreso que Pedro Sánchez quiso que fuera plácido y de aclamación popular. Todo se gestó en aquella reunión en Ferraz a la que acudieron los aspirantes Carlos Fernández Bielsa, alcalde de Mislata y secretario de la provincia de Valencia y Alejandro Soler, líder en Alicante. Aquel mensaje en el que mostró su confianza de que aquello se podría solucionar llevó a la paulatina retirada de los candidatos. Asumieron su resignación sin demasiados lamentos. Así que Diana Morant se hizo con el liderazgo orgánico, aunque esto no siempre está ligado con el respaldo de la militancia. ¿Todavía tienen militantes los partidos? La ministra de mañana y secretaria general de tarde y fines de semana ha configurado un menú de difícil digestión.
Por un lado, para la propia interesada. No sólo por el esfuerzo físico y personal con un horizonte, de entrada, extremadamente largo hasta las próximas elecciones. También por las dificultades que la ministra ha tenido –y tiene– para elaborar un discurso propio de señas valencianas. Todo lo contrario. El mensaje de Morant es copia y pega del de Sánchez. Idéntico, sin matices. Ni mucho menos reparos. Las tesis sanchistas se engullen sin necesidad siquiera de respirar. De un sorbo. Todo lo que llega de Ferraz y la Moncloa se hace propio para Valencia como si se tratara de un molde perfecto, con la lógica sensación de desconcierto. Por ejemplo, el caso más ilustrativo es el de la financiación, un rompecabezas en el que Morant ha apostado por la singularidad de Cataluña en una posición que perjudica la visión valenciana. El discurso gestado en La Moncloa le funciona bien a Sánchez, pero no encaja con esa forma de ser valenciana, leal pero reivindicativa. El plan Sánchez de 'colocar' a sus ministros como candidatos autonómicos -la última apuesta es la de Pilar Alegría para sustituir a Lambán en Aragón- parece la hoja de ruta del presidente. Quizá tras comprobar que el experimento dio sus frutos con Salvador Illa en Cataluña. La dana, no obstante, ha potenciado un elemento que puede actuar como desestabilizador o al menos dar argumentos a la oposición. El elogio y reconocimiento de la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, por su gestión de la dana en el último congreso de los socialistas ha abierto cierto debate acerca de qué liderazgo goza de mayor robustez para la familia socialista.
Noticia relacionada
Una dualidad que, además, se ha visto potenciada por la calculada 'desaparición' de Diana Morant en toda la gestión de la catástrofe. Algunos jóvenes, del conocido como Los Pelayos, ya plantean incluso si no sería conveniente que Bernabé fuera la apuesta a la Generalitat. De momento, el objetivo de Bernabé se mantiene en plantar batalla a la alcaldesa de Valencia, María José Catalá. El año también fue propicio para la paulatina desconexión de otros liderazgos: Ximo Puig y Sandra Gómez. En ambos casos, en responsabilidades excelentemente remuneradas. El expresidente se instaló en París para ejercer de Embajador Jefe de la Delegación Permanente de España ante la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). Se insiste en que él hubiera gestionado mejor la dana. Pero eso no deja de ser política ficción. Sandra Gómez también ha sido 'recolocada' tras sus ocho años en el Ayuntamiento de Valencia, una etapa en la que siempre se le exigió mejores resultados. Ahora es eurodiputada. En estos meses, el que fuera lugarteniente de Puig en el Consell, por su parte, sigue ganando peso en el partido. Se trata de Arcadi España, el secretario de Estado de Política Territorial que parece ser una de las voces con más peso.
El PSPV necesita a Compromís del mismo modo que el PP se apoya en Vox. No parece hoy posible un gobierno monocolor. ¿Y cómo está Compromís? Pues sobrevive, que no es poco. Joan Baldoví es el patrón de una organización que vivió su apogeo con Mónica Oltra y que no ha podido llenar el hueco que dejó la exdirigente. Compromís sigue transitando ese camino, de momento, sin destino claro. ¿Es Joan Baldoví el dirigente óptimo para esta etapa? Probablemente, no. Pero no se atisba hoy por hoy alternativa con suficiente entidad. Con Vicent Marzà de eurodiputado en Europa, Aitana Mas recuperándose de su enfermedad y Mónica Oltra a la espera de la resolución de sus problemas judiciales, la coalición parece huérfana de líderes capaz de aglutinar a un electorado más plural, justo lo conseguido por la exvicepresidenta, el gran activo de los naranjas.
Compromís tiene el escenario ideal. Puede criticar a derecha e izquierda por la gestión de dana. Así, se intuía en un principio, aunque en las últimas semanas todo se ha concentrado en la Generalitat. De momento, no han interpuesto su anunciada querella.
Oltra se vio apartada del Gobierno por su imputación judicial, las presiones del PSPV y finalmente también algunas voces dentro de Compromís. Su salida de la coalición hace ya dos años y medio llevó al partido a una especie de colapso del que todavía no parece haber salido. Desde entonces, un periplo judicial -absolutamente complicado como todos y más los de esta naturaleza- y una estrategia política que se concentró en el lawfare y la insistencia de que todo esto era consecuencia de la extrema derecha y del interés político. En lo estrictamente judicial, la exvicepresidenta vivió momentos de esperanza con otros de decepción. Del primer grupo, sin duda, la noticia fue el archivo por parte del juez de la causa contra ella y su equipo por un supuesto encubrimiento de la denuncia de abusos sexuales contra su expareja. De repente, el juez al que se había atacado por investigaciones prospectivas, por su excesiva minuciosidad, por sus interrogatorios se convirtió en la persona más clarividente de la Ciudad de la Justicia al archivar el asunto al concluir que no existían indicios. La Audiencia, en cambio, reordenó la reapertura. Pero ya anti cipa que las dudas que se plantean ahora serán las de la absolución en el juicio. Un pronunciamiento favorable podría abrir su puerta de regreso. Quizá sea ella la llave que necesita un partido como Podemos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.