Y al final se queda, como si de Piqué y Neymar se tratara. Cinco días de silencio después, con todo el país frente a la televisión aguardando su decisión, con pocos más que la dirección del PP apostando a que la solución sería... dejarlo todo ... igual. Y al final, así ha sido. Euforia en las filas socialistas, con ese mensaje entre líneas del 'a por ellos' que no termina de aclarar a quién se refiere, pero q ue entusiasma a los propios.
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Sánchez se queda. Pero no se queda igual. La operación puesta en marcha la semana pasada, el silencio calculado, la impostura ante un momento 'trascendental' para la historia de España, ha acabado dando lugar a otro juego de magia. A uno de esos 'nada por aquí, nada por allá...' con los que el líder del PSOE consigue movilizar a los suyos -ya veremos cuánto- y hartar al resto.
Pero las balas no son infinitas. Las posibilidades de tocar a rebato, de movilizar al partido, de encender las alarmas ante una situación límite... deben responder a situación concretas, a escenarios reales, bien explicados, ante los que la ciudadanía en general se vea acosada o en peligro.
En esta ocasión se ha apelado al peligro que corre la democracia. De hecho, cabe suponer que si Sánchez sigue lo hace para hacer frente a esos peligros, provengan de la judicatura, de los medios de comunicación o en general de quienes no respaldan su liderazgo. No sé si ninguna de esas opciones pone exactamente en peligro la democracia.
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En todo caso, los recursos de Sánchez para sorprender a su parroquia no son ilimitados. En esta ocasión ha amenazado con dimitir. No lo tendrá fácil para subir el listón de su efectismo. Sus adversarios en este caso no han terminado de creerle. Su partido, movilizado sólo en una pequeña parte este fin de semana, le ha apoyado más por la incertidumbre que generaba tener que abrir el debate del relevo que por la propia simpatía que despierta.
Las balas se agotan. La posibilidad de sorprender al personal, como la de apelar al lobo ante el rebaño de ovejas, es limitada. Incluso para un experto en esto de los movimientos por sorpresa como Sánchez. La calculadora electoral quizá lo requería en este momento. Pero difícilmente se podrá repetir.
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