El PSPV le ha hecho en las últimas fechas sendos regalos al Gobierno valenciano que, ni que decir tiene, Carlos Mazón viene aprovechando con satisfacción. El primero fue ese giro de guion que los socialistas valencianos decidieron darle a su posición sobre el fondo de ... nivelación, ese mecanismo con el que la Comunitat Valenciana, a través de la Plataforma per un Finançament Just, viene reclamando que hasta que se apruebe un nuevo sistema de financiación autonómica, las regiones infrafinanciadas deben recibir una inyección extra de fondos, que las iguale con el resto. El segundo, esa decisión de rechazar la llegada de la Copa América a Valencia ahora que el Ayuntamiento de Barcelona ya ha dejado claro que no está interesado en que la competición de vela se vuelva a celebrar en aguas catalanas.
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Ambos planteamientos, el no a la inyección de más fondos públicos y el rechazo a la celebración en Valencia de esta competición, han sido hábilmente aprovechadas por el Gobierno valenciano, que por boca de su presidente, Carlos Mazón, agita la bandera de la incongruencia, cuando no la de la antivalencianía, por parte de los socialistas valencianos. Mazón ha llegado a señalar que todo obedece a la condición de ministra del Gobierno de Sánchez de Diana Morant, secretaria general de los socialistas valencianos. «¡Que no molesten!», ha llegado a clamar este mismo lunes el líder del PP valenciano para referirse a la posición de los socialistas respecto a la Copa América.
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Con uno y otro debate, el de la financiación y el de la celebración de un gran evento deportivo en la Comunitat, Morant ha acudido al cliché del viejo PP, aquel al que resultaba sencillo salpicar con acusaciones de corrupción, el mismo que tenía en sus filas o decenas de imputados o, en su peor momento, a algún dirigente en prisión. Pero efectivamente, incluso con una sentencia tan cercana como la de Eduardo Zaplana, condenado a 10 años y medio de prisión, tratar de cruzar al actual PP valenciano con irregularidades sin llevar siquiera año y medio de gestión, suena más a argumentario caducado que razón con visos de calar en la sociedad.
Por el contrario, la actitud del PSPV respecto a la financiación o a la celebración de la Copa América sí que encajan bien con pasadas posiciones de los socialistas en las que la tesis de la dirección federal del partido se imponía con claridad a cualquier opción de defender un discurso propio. Con la financiación, ni siquiera el exconseller Vicent Soler ha acabado de entender esa renuncia a la llegada de nuevos fondos. Con la Copa América, los 5,5 millones que el Gobierno central aún estaba concediendo hace poco más de un mes a la entidad catalana encargada de coordinar la celebración en aguas catalanas de la Copa América, permite sostener el discurso del agravio. «¿Por qué para Cataluña sí y para la Comunitat Valenciana no?», vino a preguntarse ayer Mazón.
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Los populares están explotando esa posición de Morant para estrechar aún más la vinculación de la ministra a Sánchez, ahora que el presidente del Gobierno ve acumularse los problemas políticos y judiciales sobre su mesa y la de Sumar. Pero no son los únicos. En el seno del socialismo valenciano, en la Comunitat Valenciana y también en la capital, crece la percepción de que el liderazgo de Morant no acaba de resolver los frentes políticos que le plantea el PP valenciano, precisamente porque da la sensación de que su condición de ministra le ata de pies y manos para posicionarse de otra manera. Y no es que esa advertencia, la de la complicación añadida que suponía para su liderazgo formar parte del Gobierno de Sánchez no se pusiera sobre la mesa en la carrera de las fallidas primarias para elegir líder del partido tras la marcha de Ximo Puig a París. Se dijo y se repitió, pero no tuvo ningún efecto.
Entre los cargos consultados por este diario se subraya que Morant, cuyo liderazgo a tiempo parcial cada vez resulta menos provechoso para el PSPV, se viene viendo obligada a reaccionar a la agenda que marca el Consell, en lugar de aprovechar esa condición de ministra para imponer ella el debate político –como ocurrió, por ejemplo, con el recurso de la Ley de Concordia–. Morant, es cierto, forma parte del Gobierno de Sánchez y tiene, desde esa óptica, una situación privilegiada para conocer de primera mano la marcha y la evolución de los grandes debates políticos.
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Sin embargo, esa condición de ministra valenciana en el Gobierno no parece estar sirviendo para arrimar la posición del Ejecutivo central hacia los intereses de la Comunitat. El rechazo al fondo de nivelación no se sostiene con el argumento de la rebaja fiscal del Consell, porque también Puig la hizo a finales de 2022. Y si la Copa América es mala para la Comunitat, alguien debería de explicar por qué era tan buena para Barcelona hasta ayer.
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