![Llanos Massó, un problema de registros](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/07/10/1468448356-RzbXn1QEVCSKs1NjDI8LU2N-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Llanos Massó fue elegida hace poco más de un año (26 de junio de 2023) presidenta de Les Corts. Natural de Albacete, pero elegida diputada por la circunscripción de Castellón, esta semana ha olvidado la estricta neutralidad que cabría atribuir a la máxima responsable de ... la institución que dirige para dejarse llevar por los colores de su partido e insultar a los jugadores de la selección de fútbol de Francia que se han alegrado de que Agrupación Nacional, el partido de Marine Le Pen, no haya alcanzado la mayoría absoluta en las legislaturas. «Imbéciles millonarios elitistas», les ha llamado.
La dirigente de Vox, diplomada en Ciencias Religiosas -tachada de ultracatólica por su rechazo al aborto- venía de una legislatura, la anterior, en la que su presencia en la Cámara había pasado más bien inadvertida.
El acuerdo con el PP de Carlos Mazón la aupó a la presidencia de la Cámara, cumpliendo dos condiciones que no eran anecdóticas: es mujer y no era de Alicante, como el entonces virtual presidente del Consell, Carlos Mazón. De modo que se respetaba esa regla no escrita de que la primera y segunda autoridad de la Comunitat no pertenecieran a la misma provincia.
Massó había pasado bastante inadvertida su primera legislatura en la Cámara, excepción hecha de un debate sobre tipos de penes. Lo cual no le convertía ni en mejor ni en peor aspirante al cargo. Dirigir los debates de Les Corts resulta más o menos sencillo en función de cómo lo pongan los diputados de la Cámara, y en especial los de los grupos de la oposición, obligados de alguna manera a dramatizar en la Cámara la acción del Consell. Enric Morera, antecesor de Massó en el cargo, bien podría decirlo. «Le faltará mano izquierda», vaticinaban algunas fuentes respecto a cómo lo haría Massó.
La realidad no ha coincidido con esas expectativas. Como presidenta de Les Corts, la dirigente de Vox no ha pisado charcos en los debates de la Cámara -todo lo contrario que como responsable de su partido- y eso que los partidos de la oposición, y en particular Compromís, demuestran con frecuencia las ganas de buscar el alboroto parlamentario. Podría pensarse que Massó caería en la tentación de adoptar un tono autoritario, aprovechando el puesto que ejerce, y calentando aún más a los grupos de la oposición. Y no ha sido así. Massó procura mantener siempre un tono calmado, interviene lo justo y no le tiembla el pulso a la hora de reclamar a los diputados que se ajusten al tiempo del que disponen para sus intervenciones. Así lo hizo sin ir más lejos con el propio president de la Generalitat, Carlos Mazón, al que interrumpió para pedir al resto de parlamentarios que guardaran silencio.
En lo que va de legislatura, Massó no ha tenido grandes problemas para controlar los debates. Tampoco, que se sepa, para dirigir las reuniones de la Mesa de Les Corts y de la Junta de Portavoces.
Y hasta aquí. Porque en el momento que la presidenta del Parlamento valenciano se ha puesto a hacer política partidista, han venido los problemas. No es una situación nueva. Morera, el presidente de Les Corts al que le faltaba tiempo para opinar de cuestiones de partido aún no teniendo un cargo orgánico en Compromís, tampoco lo logró.
El primero de esos patinazos, quizá el más sonado hasta el insulto de este lunes a los jugadores de la selección francesa de fútbol, fue la bronca protagonizada con los minutos de silencio a la puerta de Les Corts con motivo de los casos de violencia de género. La negativa de la formación que lidera Santiago Abascal a reconocer ese término, y sí el de violencia intrafamiliar, derivó inicialmente en una lamentable imagen con la presidenta de la institución apartada de la pancarta de rechazo a uno de esos casos.
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A estas alturas la guerra de las pancartas se mantiene, porque Vox sigue sin aceptar el término. Pero el concepto de violencia sobre la mujer ha contribuido a rebajar la discrepancia entre los partidos –Vox y PP ya se sitúan junto a esa pancarta- sobre un debate que en ningún caso debería de ser terminológico, y sí en cambio de unidad frente a esa lacra.
La Massó dirigente de Vox, cazada por un micro abierto mandando a «tomar por saco» a los diputados de la oposición, es la misma que se ha encargado también de cortar el paso al Premi Guillem Agulló que entregaba anualmente Les Corts. Igual que ha tratado de rechazar que se cuelguen banderas que no sean las oficiales en la fachada del Parlamento autonómico, intentando impedir así la colocación de la bandera LGTBi.
Ama de casa y madre, como a ella le gusta definirse, contraria a la normativa lingüística de la AVL, que en el día de Les Corts llamó a seguir «ofrendando nuevas glorias a España», ahora ha descalificado a unos futbolistas por expresar un criterio político distinto al suyo. Como si el hecho de jugar al fútbol les impidiera opinar de cualquier cosa. Como si esa opinión valiera más que las del resto. Como si no hubiera «imbéciles millonarios elitistas» en más países que en Francia.
La victoria de la selección española lleva al equipo de Luis de la Fuente a la final de la Eurocopa de este domingo. Massó se habrá alegrado, incluso aunque el autor del primer gol frente a los franceses sea el español Lamine Yamal. Y tenga todos los números, si no lo es ya, para acabar siendo millonario gracias al deporte que practica.
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