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El pleno de Les Corts celebrado este miércoles ha certificado la salida del PSPV de la Mesa de la Cámara. Una situación anómala, insostenible ... desde el punto de vista democrático, pero con la que los socialistas valencianos también han querido jugar para tratar de acentuar la debilidad de Carlos Mazón, el presidente «que pacta los presupuestos con Vox y que deja fuera de la Mesa al PSPV», se viene a explicar. El PP valenciano, es cierto, ha insistido en querer vincular la renovación de la vacante dejada por Gabriela Bravo a la renovación de los órganos estatutarios, bloqueada desde hace años en algún caso. Otra situación anómala, también escasamente sostenible, que afecta a buena parte de las entidades que componen la arquitectura institucional de la Comunitat, como el Consell Jurídic Consultiu, el Consell Valencià de Cultura, el Consell de Transparencia o la Sindicatura de Comptes, entre otros.
La falta de acuerdo, la política cortoplacista, la guerra sucia y la división en bloques, unida a la bronca por la gestión de la dana, han arruinado la posibilidad de llegar a pactos entre los partidos. El margen para la acción política se ha visto reducido a un ataque sin cuartel, en el que parece que el ganador no es quien tiene razón, sino el que la dice más gorda.
Pero, a efectos prácticos, el PSPV se queda de momento sin vicepresidencia segunda. El discurso oficial de la dirección que encabeza Diana Morant no admite un solo error en la estrategia. La situación es responsabilidad única y exclusiva del PP valenciano. «El Parlamento es el reflejo máximo de la democracia, espacio de control de la voluntad popular... maniatarlo es peligroso», señala un dirigente de ese partido. «Se debilita la democracia y el control parlamentario», se añade.
¿Es una posición unánime? No exactamente. En las filas socialistas convive el sentir del entorno de la secretaria general y voces que ponen en cuestión que la gestión que se ha hecho de este asunto haya sido la más conveniente. Un colaborador del reelegido secretario general del PSPV de la provincia de Valencia, Carlos Fernández Bielsa, daba hace pocos días su opinión sobre lo ocurrido. «Si Bielsa fue el responsable de que se perdiera la Diputación, ¿a quién señalamos ahora por perder la vicepresidencia segunda de Les Corts por su inacción negociadora?». La pregunta se queda en el aire, sin respuesta, aunque la alusión parece dirigida a la gestión del síndico de los socialistas en Les Corts, José Muñoz, uno de los principales apoyos del alcalde de Ribarroja, Robert Raga, en su carrera con Bielsa por el liderazgo provincial.
Los socialistas valencianos se han negado a abordar en Les Corts la renovación de órganos estatutarios. Si antes de la dana se mantuvo algún contacto y parecía abrirse una puerta al acuerdo, después del 29 de octubre resulta imposible si quiera planteárselo. O eso pasaba hasta que Bravo decidió abandonar su escaño en Les Corts. Una puerta abierta para la renovación de esas entidades que el PP no está dispuesto a dejar pasar, aún asumiendo incluso las críticas por quedarse con tres de los cinco puestos de la Mesa.
¿Y qué podía haber hecho el PSPV? Las fuentes consultadas dudan de la conveniencia de mantener ese cordón sanitario a renovar los órganos estatutarios, cuyo origen es la decisión del propio PSPV, la pasada legislatura, de negociarlos de manera conjunta. «Con Manolo esto no habría pasado», se señala. Manolo Mata, exportavoz de los socialistas en Les Corts, veterano exdirigente que llevó las riendas del grupo socialista durante la primera legislatura y parte de la segunda del Botánico, experimentado negociador y uno de los artífices de los éxitos parlamentarios del Consell de Ximo Puig.
Lo cierto es que la dirección del PSPV ha optado por negarse a negociar con el PP. Incluso anunció su propia candidata a sustituir a Bravo, la exconsellera María José Salvador, sin encomendarse a acuerdo alguno con nadie. El resultado ha sido el ya conocido. La inesperada salida de Bravo –no tanto por la decisión en sí como por el momento en el que la adoptó- tampoco fue aprovechada por el PSPV antes de que se produjera para adoptar una posición de fuerza con los populares. Y la negativa a negociar ha acabado de imposibilitar un acuerdo.
Sin la vicepresidencia segunda, los socialistas se quedan además sin los puestos de libre disposición que acompañaban a ese cargo. La decisión del pleno de Les Corts es revertible, porque los populares quieren dar prioridad a renovar los órganos estatutarios. Pero obligaría en todo caso a que los socialistas cambiaran de criterio y aceptaran negociar. «Las dictaduras siempre comienzan con el control del Parlamento», clamó este miércoles un colaborador de Morant. Como eslogan puede parecer bueno, pero está por ver si puede mantenerse en el tiempo, y si es compatible con muchas de las actitudes de Pedro Sánchez en el Gobierno.
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