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El pasado lunes, el día del apagón que dejó a España sin luz, sobre las 23.00 horas, el Consell que preside Carlos Mazón solicitó ... formalmente la activación del nivel 3 del Plan de Emergencias, el más elevado, el que deja el mando único de la gestión en manos del Gobierno de España. La emergencia nacional que se reserva para situaciones críticas y que, a esa hora, ya habían solicitado algunas otras CCAA. Dieciocho horas después, el martes a las cinco de la tarde, el conseller de Emergencias Juan Carlos Valderrama, solicitaba formalmente la desescalada al nivel 2, que fue aprobada por el Ejecutivo central. Este miércoles ya se ha bajado al nivel 1.
La solicitud de la emergencia nacional y la celeridad con la que se desescaló de nuevo a nivel 2 deja sobre la mesa algunas circunstancias llamativas. La Comunitat Valenciana tardó bastante más que otras regiones en solicitar el nivel 3 al Gobierno. De hecho, algunas fuentes aseguran que el propio jefe del Consell era inicialmente reacio a ceder al Gobierno de España ese mando único de la catástrofe. El titular de Emergencias, sólo unas horas antes de formalizar esa petición, admitía en algún círculo que la Generalitat no tenía intención de presentar esa solicitud.
Mazón no lo veía claro, igual que otras muchas CCAA que optaron por no solicitar ese nivel 3. Quizá el president también tenía presente que en el momento que moviera ficha se compararía esa decisión con la adoptada el 29 de octubre, cuando el Consell evitó solicitar al Gobierno la declaración de emergencia nacional pese a la tragedia de la dana que arrasó media provincia de Valencia. Incluso Alberto Núñez Feijóo expresó su criterio favorable a esa petición de nivel 3. Mazón se resistió y algunas fuentes sostienen que la relación con el líder nacional de los populares no ha vuelto a ser la misma. «No tiene nada que ver con la dana», dijo el martes la vicepresidenta primera Susana Camarero.
El caso es que el lunes Mazón acabó cediendo, algunas fuentes apuntan a Génova y otras al criterio de otros dirigentes del PP valenciano, y dio luz verde a esa solicitud de nivel 3. En ese Cecopi, el conseller Valderrama fue el encargado de defender esa solicitud. Y lo hizo después de que los cuerpos y entidades representadas en ese organismo explicaran que a esa hora, poco antes de las 23.00 horas, la recuperación de la normalidad en la línea eléctrica en la Comunitat Valenciana comenzaba a ser destacable. Un 70%, según ha asegurado esta misma mañana la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, que ha avalado esa tesis de que Mazón pidió el nivel 3 «a regañadientes».
La única voz que vino a justificar una situación 'grave' fue la del subdirector de Emergencias, Jorge Suárez, que intervino para detallar que la caída de telefonía estaba afectando al normal funcionamiento del 112. La dirección general de Tecnologías de la Información (DGTIC) detalló la caída de algunas torres, entre seis y diez, de las 340 totales. Y a la vista de esos datos, Valderrama concluyó que había que solicitar la emergencia nacional. Así se hizo y así la acordó el Gobierno a través del ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, sólo unos minutos después.
La emergencia nacional se acordó el lunes por la noche. El martes por la mañana la recuperación de la normalidad parecía prácticamente un hecho. Mazón se desplazó al mediodía a algunos centros sanitarios, en Sagunto y Castellón, y también comprobó en primera persona que la circulación de la red de FGV ya tenía abiertas todas las líneas. A las 5 de la tarde, el mismo conseller que la noche anterior había solicitado la declaración de emergencia nacional, pedía ahora desescalar al nivel 2. La explicación, la buena marcha de la recuperación de la línea eléctrica que era un hecho a esas horas y que, en realidad, ya se intuía la noche anterior cuando se solicitó la emergencia nacional.
La desescalada al nivel 2, primero, y al 1 este mismo miércoles, encaja con el proceso de normalización que la línea eléctrica viene mostrando hasta este momento. El debate ahora ya tiene que ver con las causas del apagón y la guerra que Pedro Sánchez parece querer abrir con los operadores privados del sector energético, y con la energía nuclear en particular.
Aun así, Mazón ha esperado a esa desescalada para acercarse hasta el congreso que el PP europeo celebra en Feria Valencia. El apagón del lunes justificó que no interviniera en la sesión inaugural del cónclave, y que tampoco acudiera por la tarde, aún a pesar de que en algún momento pareció que era lo que iba a ocurrir.
Finalmente, ya con el nivel 1 concedido, Mazón ha acudido a la convención en la que estaban Núñez Feijóo o Manfred Weber, se ha fotografiado aunque no ha intervenido en el plenario, y se ha marchado dos horas después para llegar a tiempo al vuelo que le tiene que trasladar a Estados Unidos, en misión vinculada a los intereses de las empresas valencianas y su situación por la política de aranceles de Trump –incluso pese a su aplazamiento de tres meses-. Probablemente, salir de viaje a Miami y Nueva York, incluso con un objetivo más que justificable como éste pero en situación de emergencia nacional, habría sido objeto de críticas desde la oposición (en realidad ese y cualquier otro).
De modo que la emergencia nacional, de menos de un día, se ha eliminado justo antes de que Mazón acudiera al congreso del PP europeo, primero, y de que saliera de viaje a EEUU, después. La Comunitat ya no está en emergencia nacional y recupera de forma paulatina la normalidad. Y Mazón emprende viaje a la espera de recuperar, también él, cierta normalidad.
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