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El puesto de delegado del Gobierno ha estado tradicionalmente infravalorado en la Comunitat Valenciana. Cuando su titular ha pertenecido al mismo partido político que el ... Consell, ha resultado prácticamente invisible. Cuando no, al menos hasta la fecha, jugaba un papel más técnico que político, perfectamente vinculado a la acción de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, y sin mayor lectura política que la de ser nombrado, obviamente, por un ministro de un Gobierno con un color político determinado.
A este razonamiento han obedecido delegados del Gobierno de todos los partidos. Desde Francisco Granados a Gloria Calero, pasando por Ricardo Peralta, Francisco Camps, Toni Bernabé o Juan Cotino. El delegado del Gobierno es un puesto de carácter representativo, al que se daba mayor o menor visibilidad en función de la coyuntura política.
Con Pilar Bernabé las circunstancias cambiaron. De hecho, el cambio ha tenido más que ver con Pedro Sánchez que con la propia delegada. Desde que el PP valenciano recuperó la presidencia de la Generalitat en mayo de 2023, la dirigente socialista –nombrada apenas un año antes para el cargo- ha ido adquiriendo protagonismo de forma progresiva.
Y no ha sido a partir de la dana del 29 de octubre. Mucho antes, Bernabé ya comenzó a dejar un sello propio en sus intervenciones públicas, sosteniendo la gestión del Ejecutivo central frente a la actuación del Consell de Carlos Mazón. La ejecución de presupuestos, la reforma de la financiación, la política hídrica, las infraestructuras, Bernabé ha ido demostrando su capacidad para defender a capa y espada al Gobierno de Sánchez, incluso en una Comunitat como la valenciana, con tantos motivos para sentirse maltratada por un Ejecutivo al que le cuesta sentir como propios los problemas que más afectan a los valencianos.
Bernabé se ha convertido por méritos propios en la cara visible de la oposición al Consell de Carlos Mazón. La designación de Diana Morant como secretaria general del PSPV, además de su condición de ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, no ha impedido que haya sido la delegada, mucho más pegada al territorio que la ministra, la que tome las riendas de la crítica a la gestión política de la dana por parte de la Generalitat.
Ni Morant ni el portavoz en Les Corts José Muñoz han logrado un nivel de visibilidad como el de la delegada, cuya presencia en el Cecopi le ha servido para convertirse en la principal referencia de denuncia de las decisiones –y la falta de ellas- que se sucedían en el órgano que componen los organismos que actúan ante la emergencia.
De hecho, Bernabé ocupa con frecuencia espacios informativos y programas de entrevistas. En las televisiones nacionales se le va aparecer con frecuencia –este mismo jueves lo ha hecho en 'La hora de La 1'. Hace pocas fechas también la entrevistó Susana Griso en Antena 3. Bernabé recibe los elogios de su partido y Pedro Sánchez ya la ha elevado a la cúpula socialista, donde ocupa el número 4 en el organigrama desde el último congreso federal del PSOE. A Bernabé se le señala como principal referencia del socialismo valenciano, pese a Morant, y su nombre aparece en las quinielas para optar a la alcaldía de Valencia en 2027, para ser la candidata a la presidencia de la Generalitat cuando se convoquen esas elecciones o incluso para incorporarse al Gobierno de Pedro Sánchez.
El nombre de Bernabé está en boca de todos. ¿Demasiado? En el seno del PSPV existen voces que alertan del riesgo de sobreexposición de la delegada del Gobierno. Su presencia continua en los medios de comunicación, sus declaraciones para cuestionar la gestión del Consell de Mazón en la dana, sus respuestas para justificar las actuaciones de la Aemet o de la CHJ, o la ausencia de Pedro Sánchez de la zona cero… Bernabé desempeña su papel y lo hace bien. Pero hay quien considera que corre el riesgo de chamuscarse, de convertirse tanto en la protagonista de su partido que puede acabar achicharrada. «El PSPV no es un partido sencillo. Mira las primarias».
Bernabé se esfuerza en aparecer perfectamente alineada con Morant. Y niega en público y en privado cualquier intento de situarla en un plano que pueda chocar con el de la ministra. Y sin embargo, a diferencia de ésta, logra una visibilidad en la Comunitat y en medios nacionales contra la que la exalcaldesa de Gandia no puede combatir. De hecho, Morant sigue siendo a los ojos del CIS una perfecta desconocida para el gran público, incluidos los votantes del PSOE.
Ese no es el caso de la delegada del Gobierno, que acaba de incorporar a su equipo a otro periodista. Bernabé sale bien de la exposición pública, aunque corre el riesgo de convertirse en un personaje más de los medios de comunicación, en lugar de una referencia clave de su partido. Probablemente una cosa y otra van hasta cierto punto de la mano. Pero algunos cargos del partido alertan en privado del riesgo de una sobreexposición que, más allá de consolidar su nivel de conocimiento público, la acabe chamuscando de cara a escenarios políticos de futuro. «Toda sobreexposición conlleva riesgos que no está en tu mano controlar, y pasas a ser objeto de observación de rivales políticos y otros elementos del ecosistema político. Perder el control de tus posibilidades es un riesgo muy elevado en política», se advierte.
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