El juego del gato y el ratón entre la Policía y el jefe de gabinete de Barrera en el caso Oltra

Los agentes que investigan un supuesto encubrimiento al exmarido de Oltra por un caso de abusos a una menor reciben el encargo de rastrear los correos del equipo de la exvicepresidenta Oltra en el periodo de octubre a diciembre de 2009. Para ello contactan con el jefe de gabinete. De hecho, en su informe apuntan –y por eso la exhaustividad en la secuencia de acontecimientos– que la labor de este asesor no fue la de facilitar la investigación sino más bien todo lo contrario. Y eso al margen de que Arnau no fuera la persona idónea para reclamar esa información porque las competencias de Igualdad ya no pertenecen a ese departamento autonómico, como sí ocurría en la etapa del Botánico. Llamaron a la puerta equivocada. «Fue un poco marciano», admite el cargo de Vox respecto a la petición.

La Guardia Civil contactó el 24 de enero por teléfono y a través de correo electrónico con Arnau. Le comunican lo que necesitan –lo datos de los miembros del Gabinete de Oltra– y esperan su contestación. Lo hace por correo «pero sin aportar lo solicitado».

Arnau insiste en conversación con LAS PROVINCIAS que él no tenía ni tiene ningún problema «en colaborar en la medida de las posibilidades». El informe incorpora la respuesta del propio jefe de gabinete: «Les traslado mi total desconocimiento de las personas que en ese plazo de tiempo ocuparon dichas responsabilidades».

El 31 de enero, los agentes insisten en su petición. De nuevo, a través del teléfono. Los policías anotan esta llamada en su sistema de control. «Mira, nunca cojo teléfonos que no tengo grabados. Eso sí, luego les escribo un mensaje para saber quién es», contextualiza el alto cargo. Días más tarde, los policías reciben otro correo de Arnau. En este mensaje, aclara que se pone en contacto porque se le ha comunicado desde Vicepresidencia que querían hablar con él. «Intentemos aclarar dicha solicitud de datos de los miembros del gabinete...», comienza. Y explica que no dispone de esa información. «No eran altos cargos sino eventuales», indica. «Por eso es más complejo».

El 2 de febrero es el día en que nuevamente los investigadores contactan una vez más por teléfono. Y ya, por último, el día 6, Arnau envía un correo con un listado de cinco personas y un PDF con medio centenar de nombres.

«Todo lo que encontré, se lo mandé. ¿Por qué no iba a facilitarlo?», resume Arnau. El hecho de que Vox ejerza una de las acusaciones populares quizá fomentó las especulaciones de los agentes. En cualquier caso, los correos ya no estaban almacenados. Fueron borrados de acuerdo al propio protocolo de la Administración valenciana.