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El caso conocido como 'Osvaldos', que arrancó con la detención de dos sobrinos del exconseller Rafael Blasco, ha llegado a su fin. Lo hace tras más de cinco años de instrucción después de aquella operación policial que golpeaba de nuevo al clan Blasco tras el ... desvío de fondos destinados a países del Tercer Mundo.
El juzgado acaba de dictar el auto de incoación de procedimiento abreviado, una resolución que equivale al procesamiento de otro tipo de procedimientos. El auto supone el cierre de la instrucción y aboca al banquillo a Sergio Blasco, exdirector del Consorcio del Hospital General, y a su hermano Francisco José, ambos integrantes de la presunta red delictiva.
De igual modo, procesa a otras nueve personas, administradores de algunas sociedades y en varios supuestos amigos íntimos del propio directivo en torno a los que construyó esta organización delictiva. La única noticia positiva para una de las familias clave en la política valenciana de las últimas décadas es el sobreseimiento provisional contra Rafael Blasco, el siete veces conseller de la Generalitat.
El caso comenzó con una denuncia de Esquerra Unida. La trama, desgranada en un extenso auto del instructor, funcionaba a tres niveles. Por un lado, las grandes mercantiles, Out-log, Conectall Systems y Mantenimiento Integrales Turia. Se trata de empresas solventes y con experiencia en el sector sanitario. En una década (2005-2014) han facturado 33 millones de euros. Sergio Blasco fue director del centro hospitalario desde el 2002 al 2014, periodo que coincide con las diligencias.
El segundo grupo son microempresas, de dos o tres trabajadores. Logran facturación de las primeras firmas (600.000 euros) y, a veces, del propio centro hospitalario. «Todas ellas están dirigidas por personas vinculadas personal o laboralmente con Sergio Blasco», estrecha el cerco el juez.
Las sospechas definitivas se instalan ya en el tercer nivel, sociedades que carecen de estructura, pero canalizan ingresos, al menos un millón de euros, de los otros dos escalones del entramado, que los «enmascaran como subcontrataciones». Además, reciben fondos de otras empresas que tienen contratos con la administración sanitaria. En principio, de difícil justificación.
Desde aquí se sufragan pagos de gastos personales del gerente del hospital, siempre según el relato indiciario del juez. El instructor sostiene que Sergio Blasco, desde su posición de dominio, es quien «dirige» el entramado de contratos y empresas para «obtener beneficios ilícitos y repartirlos». Se apoya en los nueve colaboradores, entre ellos su hermano Francisco José.
Una de las firmas, Outlog, estuvo administrada en sus orígenes por Augusto César Tauroni, el corruptor de Rafael Blasco en el caso de las ONG's y desde entonces uno de los arrepentidos. Los expertos han hallado irregularidades en numerosos contratos, como el del servicio de logística del hospital, algunas actuaciones relacionadas con el centro de transfusiones de la Comunitat y la gestión de almacenes y distribución del material sanitario. Algunas de las deficiencias que se citan son la tramitación como urgente cuando no existía necesidad.
La segunda de las grandes mercantiles, Mantenimientos Turia, también recibió generosas adjudicaciones. Por ejemplo, la reforma del sistema de informática del hospital, la del pabellón de Medicina Laboral o la actuación en la primera planta del centro de transfusiones, de la unidad de endoscopias y el mantenimiento integral de los edificios del consorcio. En el caso de las transfusiones fue un negociado sin publicidad. Las invitaciones cursadas a otras compañías eran un paripé, recoge el auto. De hecho, una de las firmas llegó a presentar una oferta «absurda» de más dinero que la licitación. Hasta ocho contratos se cuestionan.
La firma Conectall es otra de las grandes corporaciones. Comparte administrador y trabajadores con Outlog, lo que da idea de las conexiones. También se sospecha de los contratos que recibió a lo largo de esa década. Una de las vías para la detracción de fondos parecía ser los cursos de formación. Estos los pagaban algunas farmacéuticas, pero el dinero iba a una empresa de la trama. Se ignora si la instrucción se había dado en su totalidad. Esta práctica, la remuneración por cursos de formación, se repite en varias empresas de la trama.
El juez destaca la ausencia de justificantes de estas transacciones. El dinero finalmente llegaba al entorno de Sergio Blasco. Los métodos eran variados. Por ejemplo, con la compra por parte de una mercantil de un Volvo que conduce su mujer o con el pago de tres pases VIP del Valencia Basket. También, por poner otro ejemplo, destaca la compra de fincas rústicas en Aguas Vivas por importe de 125.000 euros. El juez aprecia indicios de malversación, fraude a la administración, tráfico de influencias, prevaricación y cohecho. Los habituales en tramas de corrupción. Es el turno de la Fiscalía.
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