El letrado del expresidente: «Se presupone un aura de maldad sobre Camps. Pero, ¿dónde están las pruebas?»

Dos son los indicios que debía contrarrestar la defensa. Por un lado, la amistad con Álvaro Pérez, el 'Bigotes' y, por otro, rechazar que influyera de alguna forma en Dora Ibars, directora de Promoción Institucional, para que esta se inclinara por contratar a la empresa de la trama. Para la Fiscalía hay dos tipos de contratos menores. «Los de Gürtel y los del resto del mundo». No ha dudado en calificar de «mentiras» algunas afirmaciones de la acusación: «Dijo que el secretario del club de tenis había declarado que Camps llevó a Pérez al club». Y esto no se ajusta a la realidad, siempre según el relato del expresidente.

Tras esta introducción, el letrado ha entrado ya en materia acerca de la supuesta labor de Camps de introducir al Bigotes en la Generalitat y su mediación «verbal» con Dora Ibars. «Las fechas en este procedimiento son como la ruleta de la fortuna», ha lamentado. No ha dudado en arremeter contra el principal investigador de la Polícia por «haber cometido delitos durante la instrucción», en concreto, cuando revisó correos sin aparente cobertura legal.

La defensa ha recordado la declaración de Álvaro Pérez en la vista y cómo no pudo concretar pese a la insistencia de la Fiscalía que fuera Camps el que diera las órdenes. «No se concertó con Camps ni sabía de la existencia de instrucciones», ha subrayado. Por otra parte, ha remitido al testimonio de Dora Ibars: «Con Camps nunca he tenido relación ni personal ni laboral. Nunca he despachado nada con él. Siempre he tenido responsables que eran Paula Sánchez de León y Nuria Romeral». Estas dos declaraciones «ya despachan el escrito de acusación de la Fiscalía».

«Prueba directa de orden no hay, de influencia, tampoco», ha insistido. Al igual que el resto de defensas ha arremetido contra las conformidades de algunos acusados «que sólo han ido al ambiente y no a los hechos». Ha puesto de ejemplo el juicio de la caja B donde las declaraciones de Ricardo Costa llevaron a la imputación de Camps.

Ha relatado una anécdota de Camps y con el fiscal Stampa con el que se encontró en los pasillos de la Audiencia Nacional. «Le dijo que se viniera a Valencia», ha revelado el letrado. Esto evidenciaría la cotidianeidad con la que el expresidente invitaba a la gente a visitar la región. «Nos sale del alma invitar a la gente a vivir a Valencia».

El delito central de la acusación contra Camps consiste en el tráfico de influencias. Este ilícito debe tener «un acto concluyente». ¿Y cuál es en este caso?, se ha preguntado. Pero la Fiscalía recurrió al «ambiente», un factor relevante en este procedimiento a juicio del letrado. Ha planteado con ironía la existencia de una influencia por «aclamación». Como era el presidente «todos hacíamos lo que pensábamos que le podía agradar». Se trata de una «chorrada» que se ha expuesto «con una ferocidad»...« Y luego, además, »con los regalos«. Pero, »¿dónde están las pruebas?«. »¿Desde cuándo un discurso del novio el día de la boda se convierte en una acusación? Ese hombre diría lo que le saliera de las narices o del Bigotes«.

Respecto a los regalos, ha señalado que no se ha acreditado si se recibieron o no esos obsequios. «No se ha acreditado absolutamente nada». Todo se ha utilizado para «presuponer un aura de maldad sobre Camps».

La defensa ha negado que el expresidente fuera el artífice de la llegada de Pérez a Valencia y ha apuntado, además, que ya trabajaba para el PP con anterioridad. El abogado, por momentos airado, ha lamentado la «gira de Ricardo Costa y Álvaro Pérez por todos los juzgados de España tratando de imputar a Camps». Por ejemplo, ha citado el caso del juzgado de Instrucción 17 de Valencia con las obras de la Fórmula 1.

De igual modo, ha destacado cómo pese a que a vida de Álvaro Pérez «estaba monitorizada» sólo aparecen dos llamadas al expresidente en todo ese supuesto proceso controvertido de la adjudicación. También ha aprovechado para hacer un repaso de las declaraciones del Bigotes y Francisco Correa cuando no habían colaborado con la Fiscalía, pero ya estaban condenados y aún así negaban un trato de favor de Camps. En resumen, aseguraban que la decisión de trasladarse a Valencia había partido directamente de la trama.

El derecho de defensa con la conformidad «explota, desaparece». Ha querido destacar que Camps «es un tipo honesto y a lo mejor otros que son amigos del Bigotes, no lo son», en clara referencia a Ricardo Costa. En su turno de última palabra, el acusado ha querido agradecer la labor del tribunal y de los funcionarios de la Audiencia por su trabajo todos estos meses.