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Burguera
Martes, 28 de mayo 2024, 01:00
Maneras de despedirse, muchas. Algunas mejores que otras. Las hay que incluso tienen origen geográfico, como la despedida a la francesa, lo que en lenguaje más moderno se denomina 'hacer la bomba de humo', que en términos digitales es un 'ghosting'. Y cuando uno se ... va de una empresa, lo mejor, dicen, es «irse bien». Al emperador romano Marco Aurelio se le atribuye la recomendación de vivir la vida «como si estuvieras dispuesto a despedirte de ella en cualquier momento, como si el tiempo que te queda fuera una agradable sorpresa». La semana pasada, el director de Antifraude, Joan Llinares, se despidió de la plantilla de la Agencia a través de un mensaje por correo electrónico. Se fue a su manera, un estilo muy personal. Llinares dijo adiós sin dejar títere con cabeza entre aquellos que han truncado sus preferencias; es decir, que le suceda actual su número tres en la oficina, Gustavo Segura, que no logró el apoyo de los diputados de PP y Vox.
Populares y voxistas alegaron que el proceso se había «politizado» y que, según Vox, las asociaciones proponentes de Segura presentaban un sesgo «ideológico» que no casa con lo que pide la sociedad en este momento. El gesto de Llinares en la comisión de Hacienda durante la cual se confirmó el rechazo de la candidatura de Segura era un vivo exponente de su contrariedad.
Y por si quedaba alguna duda, su carta de despedida remitida a la plantilla al día siguiente de que se diese carpetazo a la candidatura de Segura, el pasado viernes, le ha servido para poner en negro sobre blanco su profundo desprecio por aquellos políticos, principalmente los del PP y Vox, que han descartado a Segura como próximo director de la Agencia. En realidad, Llinares no nombra a los populares y voxistas, porque su reproche es muy general, pero fueron los partidos del bloque de la derecha los que manifestaron su negativa al aspirante.
Segura, propuesto por las tres mismas asociaciones que en la primera legislatura del Botánico apostaron por Llinares para situarse al frente de la Agencia (el ahora ex director había sido directivo de una de esas entidades hasta unos meses antes), era el único candidato elegible una vez los letrados de Les Corts dieron la razón a un recurso de esas asociaciones contra la candidatura de Eduardo Beut, considerado «propuesto por el PP, a todas luces», según el PSPV. Segura, candidato único, fue descartado el jueves en la comisión parlamentaria, lo que obliga a reiniciar el proceso.
El pasado viernes, Llinares se dirigió a la plantilla a través de un correo electrónico donde loaba la defensa de Segura de su candidatura, por ser «de alto nivel», y a partir de ahí, llega la crítica. Llinares considera que Segura estuvo «a la altura de un gran director de Agencia (...) No obstante, los destinatarios de su exposición, desgraciadamente, no estuvieron a la misma altura». La comisión de Hacienda fue donde se dirimió la candidatura, lugar al que acudió Llinares con una parte de la dirección de su oficina. Allí, según relata, «fuimos testigos de una lamentable mediocridad incapaz de plantear cuestiones o reflexiones relacionadas con el motivo real de la reunión». Para Llinares, los diputados «ignoraron la exposición» y se limitaron a «reproducir la bronca estéril habitual (...) incapaces de consensuar un acuerdo».
El ya exdirector considera que faltó «voluntad» de «aplicar la norma legal que regula la elección del titular de la elección de la AVAF». Posteriormente, considera que todo ese bajo nivel y lamentable mediocridad de los diputados debe servir de estímulo para «aprender más» y reafirmarse en valores frente a «cualquier mezquina conducta tribal o partidista». Según Llinares, la plantilla y él mismo, ya jubilado, deben continuar «vigilando la imparcialidad» de la Agencia y trabajar «para que la corrupción y la mediocridad no colonicen las instituciones».
Y eso que el cambio de la ley propuesto, precisamente, por el PP recoge punto por punto las propuestas que el propio Llinares realizó hace años, y que servirán para rebajar la mayoría necesaria para elegir al próximo director de la AVAF. El ex responsable de la Agencia avaló el cambio legislativo unas semanas antes de este mensaje tan poco optimista sobre los políticos y las expectativas para la institución. Es, por tanto, bastante obvio, que Llinares no vivió su despedida como recomienda Marco Aurelio, «como si el tiempo que te queda fuera una agradable sorpresa», sino más bien al contrario.
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