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Lola Johnson en la entrada de la Ciudad de la Justicia, acompañada de su abogado. Irene Marsilla
Lola Johnson, tras el fin del caso Valmor: «Nos ha destrozado la vida»

Lola Johnson, tras el fin del caso Valmor: «Nos ha destrozado la vida»

Trini Miró, otra de las exoneradas por el Tribunal de Cuentas, se felicita del final «de una persecución» y lamenta el nulo apoyo de la «cúpula del PP»

A. Rallo

Valencia

Sábado, 11 de julio 2020, 00:24

Lola Johnson, la exconsellera de Camps y Fabra, respira hoy más tranquila. El cierre del caso Valmor por el Tribunal de Cuentas ha despejado su horizonte de problemas judiciales. Por primera vez en los últimos siete años, los quebraderos de cabeza, la inquietud y la presión social y mediática parecen haberse evaporado. Un enorme alivio. «Termina una etapa de desgaste personal y mental», resume. La experiencia le ha servido para descubrir lo poderosa que es la mente «para lo bueno y lo malo».

Hubo un tiempo en que Johnson había ejercido un papel capital en todas las supuestas tramas, el agujero de RTVV, la organización de la Fórmula 1 y el aval, la posterior compra de Valmor... Incluso la Abogacía de la Generalitat le reclamaba 24 millones de euros en el Tribunal de Cuentas. «Estaba muy tranquila porque yo nunca hice nada para perjudicar a la Generalitat».

No obstante, una amenaza económica de semejante calibre es como para quitar el sueño. De momento, de lo que ha logrado desprenderse es del «sambenito» de que había malversado. «Era una losa». No se trata de olvidar -o al menos no por completo- una etapa triste. Desde el sosiego, Johnson denuncia la persecución política y las consecuencias. En la fase inicial de este proceso, la 'atmósfera social' se hizo irrespirable. «Mira, decidí no salir a la calle con mis hijas. Esto duró aproximadamente dos años. Estabas en la cola de algún comercio o ibas por la calle y siempre había algún comentario o directamente un 'ladrona'».

Esto le llevó a modificar sus rutinas. «Yo salía a la calle por mi garaje porque justo delante de mi casa había un bar con terraza y casi siempre soltaban algún comentario». También era una etapa en la que la sucesión de presuntos casos de corrupción era constante, admite la exconsellera. En aquellos años, existía la sensación de que cada operación policial sería superada al cabo de semanas o meses.

Este caldo de cultivo se generó, en parte, por la labor de la oposición y su continuación en el Botánico. «Todo aquello se utilizó como arma política por parte de la oposición. Pero aquí se han rebasado los límites. El escarnio público terminó por amargarnos la vida. Destrozó la vida personal de todos nosotros». «Consiguieron que ese clima se traspasara a la sociedad», lamenta.

Todo aquello, al margen del desembolso en abogados, también afecta a la posibilidad de encontrar un trabajo fuera de la polémica. «No me contrataban por ese estigma de la corrupción. Vamos, es que llego incluso a entenderlo. Cuando no era un asunto era otro y cualquier empresa que vaya a confiar en ti mira internet y piensa... Mejor me evito problemas».

La lentitud de la Justicia es otro de los males que comparten numerosas personas que, en algún momento se han visto bajo el foco inquisidor de la Justicia. Es el caso de la exconsellera Trini Miró, exonerada también con el Tribunal de Cuentas. Por suerte, esto ha funcionado relativamente rápido. «Sólo han sido dos años de pesadilla, pero las causas penales se hacen larguísimas», reflexiona.

Miró nunca temió una condena. «Estaba completamente segura de que lo hice bien, tranquilísima», afirma. Pero eso no le apartó del sufrimiento. «Era más por mi familia y lo que se conoce como pena del telediario». En su caso, le pedían 14 millones de euros por no reclamar la deuda que Valmor había generado con la Administración. La exdirigente popular atribuye este caso a la «persecución» contra todos aquellos que estuvimos con Francisco Camps en el Gobierno. «Yo sólo puedo defender el trabajo que hicimos». La condena en costas a la Generalitat supondrá alrededor de un millón de euros para las arcas públicas. «Es que han estado jugando con el dinero de todos».

Ambas exdirigentes coinciden en la falta de apoyo, en una cierta sensación de soledad durante esta travesía por el desierto. Miró echa de menos una llamada de la «cúpula del partido» una vez solventado este proceso y más cuando algunos rivales en el panorama político sí lo han hecho en las últimas horas.

Más contundente en este punto resulta Johnson. «Nunca me acusaron por un asunto personal sino que era por mi labor dentro de un proyecto que ellos comparten». «Nos apartaron para que cargáramos con la mierda y mientras todos seguían adelante... La verdad es que no me sorprende, viendo lo que hicieron después con Rita Barberá», zanja. Empieza ahora una nueva etapa para ella. «Un descanso para el alma».

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