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La vicepresidenta Aitana Mas. IRENE MARSILLA

Lucha por el poder en Compromís

Golpe de autoridad de Aitana Mas en pleno proceso de primarias de la coalición. Dirigentes de la formación plantean si no hubiera sido mejor forzar la salida de Mollà con la última crisis del Consell o con la marcha de Marzà

JC. Ferriol Moya

Valencia

Miércoles, 26 de octubre 2022, 00:27

Compromís se ha empeñado en su suicidio político. La destitución de Mireia Mollà como consellera de Agricultura, a escasos siete meses de las elecciones municipales y autonómicas, y con la exvicepresidenta del Consell Mónica Oltra maniatada por su imputación judicial, sitúa a la ... formación nacionalista camino de un precipicio electoral.

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El partido anda desaparecido y ahora, además, es noticia por una bronca interna que, con la decisión de Aitana Mas, se airea definitivamente. Suele decirse que los electores castigan la división y las broncas internas en los partidos políticos. Compromís acaba de abrir una brecha de imprevisibles consecuencias.

La decisión se la trasladó Mas a Ximo Puig este martes a primera hora de la tarde. «Falta de confianza» fue el argumento aportado, acompañado incluso de un planteamiento del estilo de 'ella o yo'. Y al jefe de un Consell que lo es de coalición no le quedó más remedio que atender la petición. Una crisis de Consell con la convocatoria electoral a la vuelta de la esquina es la peor noticia posible, no sólo para el partido que lo sufre, sino para el objetivo del conjunto de la izquierda de mantener la hegemonía electoral. Mollà, como Aitana Mas, pertenecen a Iniciativa, la formación liderada por Oltra. Pero que pertenezcan al mismo partido dentro de la coalición no implica que mantengan intereses comunes.

Mas y Mollà tenían en disputa encabezar la candidatura de la coalición por la circunscripción de Alicante. Sería simplista concluir que el relevo es consecuencia de ese pulso. Lo cierto es que Mollà ha mantenido en las últimas semanas serias discrepancias con distintos compañeros de coalición. Hace una semana, sin ir más lejos, se puso a la cabeza de la apuesta por las energías renovables en la Comunitat Valenciana y, más o menos de forma explícita, cuestionó a la conselleria de Economía que dirige Rafael Climent (también Compromís) que no tuviera la misma implicación para agilizar los correspondientes expedientes.

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A Mollà se le atribuye además buena parte de las críticas que generó en el seno de la formación nacionalista el anuncio de Joan Baldoví de optar a las primarias para encabezar la candidatura de Compromís a la Generalitat. Cierto es que el movimiento del diputado nacional se produjo escasas tres semanas después de que la coalición hubiera preparado una 'excepción' en su reglamento de primarias por si el horizonte judicial de Oltra se despejaba y cabía la posibilidad de incluirla en listas. Pero la expresión de ese malestar y el desaire que, en teoría, suponía para Mas –la otra posible alternativa a Oltra- fueron más una maniobra política de 'los Mollà' –término con el que se conoce a la histórica influencia en la formación de Pasqual Mollà, padre de la ya exconsellera- que un criterio real expresado por la actual vicepresidenta.

Mas, uno de los valores de futuro de la coalición, se enfrenta a un proceso de primarias que no es sencillo. Su designación como vicepresidenta y portavoz del Consell no le ha generado los réditos políticos que cabría esperar. Comparece todos los viernes ante los medios de comunicación, pero su nivel de visibilidad no ha mejorado. Y el movimiento de Baldoví para sustituir a Oltra le ha pillado con el pie cambiado. ¿Necesitaba un golpe de autoridad? Sea sí o no la respuesta, lo cierto es que el empeño de Presidencia de la Generalitat por remarcar que la decisión de la sustitución se producía a petición de Mas parece dejar clara la respuesta.

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El aspecto más grave de la decisión, no obstante, tiene que ver probablemente con el momento en el que se produce. A siete meses de unas elecciones -a cinco de la disolución de Les Corts y la convocatoria de comicios– y con un partido desangrándose por la situación judicial de Oltra.

El carácter rebelde de Mollà, a la que también se le atribuye una negociación de los presupuestos para 2023 al margen de la coalición, era conocido de siempre en su partido, igual que esos singulares vídeos de su día a día que publicaba en sus redes sociales. Por esa razón choca que su partido haya tardado tanto tiempo en mover ficha.

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No lo hizo con motivo del último congreso de Iniciativa -pese a que el relevo de Mollà por Mas ya fue interpretado como un pulso entre ambas del que la segunda salió victoriosa-, ni aprovechando la marcha de Vicent Marzà. Tampoco con motivo de la crisis de Consell impulsada por Puig tras la dimisión de Oltra. Esperar a este martes, con el calendario electoral pasando páginas a toda prisa, traslada la sensación de nave desgobernada. Y, lo que es peor para las expectativas electorales de la izquierda autonómica, es la peor noticia posible para tratar de propiciar una tercera legislatura botánica.

Y ese posible escenario es el que extiende la preocupación al PSPV. Con un Podemos en caída libre, y con las encuestas apretando la soga de la barrera electoral del 5%, la crisis abierta en Compromís por la imputación de Oltra, primero, ya la bronca entre Mas y Mollà, después, agrava el horizonte electoral para los socialistas valencianos. Porque la reedición del botánico sólo se contempla desde la suma de al menos dos partidos. Y si entre el electorado progresista se extiende la percepción de bronca interna, el riesgo de la abstención crecerá de forma proporcional a la movilización del centro derecha en la Comunitat.

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El entorno de Mollà advierte de la «crisis» abierta en la coalición

El entorno de la ya exconsellera de Agricultura, consideró este martes como una «decisión incomprensible» el relevo de Mollà como titular de este departamento. Mollà supo de su relevo por boca de la propia Mas. Las fuentes consultadas por este diario aseguraron que la dirigente de Iniciativa no había recibido ni una sola explicación o justificación del motivo del cese, y advirtieron de la «crisis» que se abre y que «puede poner en riesgo la reedición de un tercer botánico». El entorno de Mollà insistió en que a sólo cinco meses de la disolución de Les Corts, la destitución de un departamento como Agricultura «no es la mejor de las ideas».

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