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El siglo XXI ha venido y en la Generalitat nadie sabe cómo ha sido. O si lo saben, disimulan. O se resignan a incorporarse a él un poco más adelante. Ya hemos pasado las hojas del calendario de una quinta parte de la centuria y, sobre el papel, el Consell intenta modernizarse. Eso es la teoría. La realidad va a otro ritmo. Un informe de la Inspección General de Servicio que evalúa el grado de utilización de las aplicaciones infomáticas disponibles para la plantilla del Ejecutivo valenciano advierte de que se utiliza con una eficiencia baja o media el 38% de las aplicaciones analizadas. El análisis se ha circunscrito a la Conselleria de Justicia, Interior y Administración Pública que dirige Gabriela Bravo. «Muchas de las conclusiones y recomendaciones se consideran extrapolables al resto de las consellerias», indica el informe.
En definitiva, que la 'ventanilla electrónica' sufre constantes apagones. La tramitación se atasca. La inversión en modernizar la burocracia se desaprovecha. Principalmente porque la plantilla, que es la que debe utilizar las distintas aplicaciones que se implementan, no recibe la formación adecuada, o trabaja en un alto grado de interinidad. La eventualidad de la plantilla provoca que los avances que puedan suponer la implementación de una herramienta informática se pierda cuando deja el empleo el trabajador que la utiliza, o que la formación se recibe a sabiendas de que sólo sirve para un trabajo en el cual el empleado tiene la certeza de que no continuará mucho tiempo.
Poner los bueyes delante del carro es una frase hecha que advierte de que, para hacer las cosas bien hay que respetar un orden. En el caso de la Generalitat, las aplicaciones informáticas son el carro, y la plantilla son los bueyes, que cuenta con un material que emplea de forma ineficiente en muchas ocasiones.
«Llevamos diez años de retraso en materia tecnológica. La formación es muy deficiente y con la precariedad del personal no se asiste con ganas a los cursos. Las aplicaciones están basadas en plataformas obsoletas, como por ejemplo la denominada 'mastin', que es infumable», admite una alto cargo del Consell del Botánico sin relación con la conselleria de Bravo. 'Mastin' es una plataforma para la gestión y el seguimiento de los expedientes administrativos que opera en distintos departamentos de la Generalitat. Las mismas fuentes aseguran que «el retraso viene desde la época del PP. Heredamos una Administración obsoleta».
La IGS emite una serie de conclusiones y recomendaciones en su informe. En primer lugar, que un alto porcentaje de las aplicaciones utilizadas por la Generalitat ofrece un nivel de eficiencia bajo o medio. Las aplicaciones se desarrollan sin haberse revisado el modo de utilizarlas. Incluso contando con suficientes programas informáticos, «no se está obteniendo el máximo rendimiento por falta de una adecuada formación, hecho que se ve agravado por la escasez de personal y la elevada rotación que imposibilita aprovechar el conocimiento adquirido».
«Eso lo sabemos todos», reconoce el máximo responsable de de una de las principales instituciones públicas de la Comunitat: «No se invierte lo suficiente porque hay otras prioridades y, a veces da la sensación de que nos conformamos con el modo en que funciona la Administración».
«El nivel teórico de eficiencia de las aplicaciones es alto, pero la eficiencia real es mucho menor», alerta la Inspección. O como en el chiste de Gila, el barco, de color bien, pero flotar, no flota. El informe advierte que un 23% de los trámites analizados no disponen de una aplicación informática de gestión. O sea, que utilizan el papel. Paradójicamente, el área de 'modernización y recursos humanos de la administración de justicia' «no cuenta con instrumentos tecnológicos de gestión». Los que van a modernizar la Justicia autonómica trabajan en papel. El informe reconoce que hay aplicaciones de las que «no se utiliza todo su potencial», señala que todas las aplicaciones del IVAP (Instituto Valenciano de Administración Pública, órgano responsable de la política de formación del personal al servicio de las distintas administraciones de la Comunitat) «son de eficiencia baja», y recuerda que existen tramitaciones que sólo pueden realizarse presencialmente y no de manera telemática.
Por todo esto, desde la Inspección se recomienda a todas las consellerias que cuenten con unidades de modernización que den soporte a las áreas de gestión con el fin de coordinar y ejecutar la revisión de los procesos existentes. La IGS insta a trabajar con las plantillas para «concienciar a los usuarios de las aplicaciones en la importancia de la cultura de creación del expediente electrónico». El departamento sugiere que debe reforzarse la coordinación de las consellerías con el área de Hacienda que es competente en modernizar los procesos informáticos, dar prioridad a las áreas que actualmente no cuenten con aplicaciones de gestión, reducir la tramitación que se realiza sólo en papel, planificar un plan a corto plazo para eliminar la obligación de realizar trámites presenciales y mejorar los procedimientos con inicio telemático e integración con aplicación de gestión específica.
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