Burguera
Jueves, 20 de abril 2023, 00:41
Ejercer de secretario de Organización de un partido es una prueba de resistencia y de fe en la política. Fran Hervías lo fue en Ciudadanos, entre julio de 2014 y marzo de 2020. El PP de Casado lo fichó en marzo de 2021, y en ... Génova estuvo hasta la caída del anterior presidente de los populares. El próximo viernes 28 de abril presenta a las 20 horas su libro 'Ciudadanos. La historia jamás contada' en la céntrica librería Pynchon&Co de Alicante. Hervías tuvo una estrecha relación con la Comunitat durante sus años al frente de la Organización de Ciudadanos.
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–Entiendo que escribe este libro pensando que queda algo por contar de Cs que no se ha dicho, y mire que se han dicho cosas.
–Pasaron muchas cosas, unas se contaron y otras no, y algunas no se cuentan en el libro pero también pasaron y están vinculadas con Ciudadanos y que me sorprenden.
–¿Como qué?
–Pues no entiendo por qué Mamen Peris critique ahora a quien se ha pasado al PP, cuando ella misma me llamó para intentar llegar a un acuerdo y venirse.
–¿Ella le llamó a usted?
–Sí. Lo bueno es que lo tengo todo anotado y documentado. Guardo hasta los Whatsapp de esos días.
–¿Cuándo ocurrió eso?
–El 6 de mayo de 2021. A mediodía recibo una llamada estando yo en Génova. Esa mañana se había celebrado una sesión de pleno de Les Corts. Yo conocía a Mamen de antes, porque entra en Ciudadanos de mi mano. Estaba interesada en saber qué opinión de ella tenían en el PP. Fue una de las personas que me llamó entonces para venir al PP. (Al día siguiente, el 7 de mayo, cuatro diputados de Ciudadanos en Les Corts anunciaron su paso al grupo de los no adscritos). Fue una conversación telefónica. Ella quería saber si estaba bien vista dentro del PP y quería llegar a algún tipo de acuerdo.
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–Pues ha cambiado el cuento. Peris califica de Judas y caballos de Troya a los que ahora han dado el salto al PP.
–Pues sí. Habrá que recordárselo. Ahora va dando lecciones, pero ella llamó a la puerta de Génova.
–¿Y en qué quedó todo aquello?
–Me dijo que quería hablar conmigo en persona, que llevaba la ley electoral y que era contraria a bajar el listón electoral, por eso me sorprendió cuando hace unos meses parecía que sí quería bajarlo. Quedamos en hablar y quedar personalmente, el 10 de mayo intenté hablar con ella pero ya no me contestó. Debieron hacerle alguna oferta en Ciudadanos. Fue justo cuando se fueron del grupo otros cuatro diputados. Ella estaba tanteando el terreno.
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–Debería haber dedicado un capítulo específico para la Comunitat. Aquí siempre tuvo mucho trabajo.
–Si no hay un capítulo específico sí hay muchas referencias porque, ciertamente, hubo choques muy potentes. En el libro hablo de los rifirrafes entre Carolina Punset y Emigdio Tormo (primera síndica de Cs y uno de los diputados naranjas) o la peculiar situación que se dio con Alexis Marí y Toni Cantó, que ya se habían enfrentado en UPyD y volvieron a verse las caras en Cs. El partido en la Comunitat era muy heterogéneo.
–Nadie ha cambiado más de síndico en Les Corts que ustedes. Tres por cada legislatura.
–Es fruto de un crecimiento demasiado acelerado. No había freno ni barrera. Algunos errores cometimos, pero en el caso de Punset, su salida se debe a que ella es una socialdemócrata y no compartía la posición ideológica más centrada que nosotros defendíamos. Es un problema ideológico y yo lo respeto. Le reprocho que no dejase el acta, nada más. Mantengo buena relación con Alexis Marí. En la segunda legislatura hubo un problema de gestión de equipos.
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–A Toni Cantó tampoco se lo pusieron fácil.
–A mí Toni me reconoció que entró como un elefante en una cacharrería y ahí se produjo un choque de trenes con los que ya estaban en el partido, con quienes se pactó la lista autonómica.
–Ha quedado Mamen Peris, que está siendo muy dura con las fugas de cargos de Cs al PP.
–Y eso que ella estuvo en el PP y se vino a Ciudadanos de mi mano. Es un poco sorprendente.
–Esa entrada y salida de Ciudadanos al PP y viceversa no denota cierta falta de convicción en el proyecto del partido.
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–Cuando vino Peris y el resto, que fueron muchos, la coyuntura que atravesaba el PP era muy negativa, con casos de corrupción muy importantes. Vieron en Cs una opción de regeneración. Cuando nos abrimos a Sánchez llega el conflicto, la sensación de quiebra, que es lo que me pasó a mí.
–El retrato que hace de Arrimadas no es muy favorecedor.
–En realidad, creo que ella tiene dos etapas. Como portavoz en Cataluña lo hace bien. Como presidente de Ciudadanos no sabe ejercer el liderazgo. Incluso ahora, como portavoz de Cs en el Congreso lee sus intervenciones, algo que antes no hacía. Parece menos segura. Era una buena portavoz, era, pero no una buena estratega, como se ha podido ver con la moción de Murcia, ante la ley del sí es sí o en el caso de la moción de censura de Vox.
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–Algo debieron hacer mal ustedes cuando se les cayó el partido en seis meses.
Nos equivocamos en dos cosas. Nos confiamos tras las elecciones de abril de 2019, a pesar de que fuimos conocedores en junio del pacto de Gobierno entre Sánchez y Podemos. Estalló una crisis interna en Ciudadanos de los descontentos por no haber pactado con Sánchez. Después del verano, en septiembre, no supimos desenmascarar a Sánchez y dimos la sensación de que estábamos abriendo la mano, lo que provocó una fuga de votos al PP, Vox y la abstención.
–La labor de secretario de Organización es de las más ingratas en un partido.
–He visto la peor cara de las personas. Hasta dónde se llega por alcanzar el poder. En Ciudadanos viví como algunos buscaban un sueldo para vivir o un modo de satisfacer sus egos. Subirse a un coche oficial puede cambiar mucho a la gente.
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–¿Y qué opina ahora de la política?
–De manera mayoritaria, los militantes actúan por convicción, pero hay un porcentaje que no. En 2019, a Ciudadanos llegó mucha gente a mesa puesta, cuando llevábamos muchos años trabajando, y nos encontramos con mucha gente preguntando qué hay de lo mio. En un partido hay un porcentaje que cifro entre un 15% y un 20% de arribistas, gente con objetivos estrictamente personales. Si a esos le sumas los tóxicos, en una organización como la nuestra, que llegamos a contar con 25.000 militantes, pues se trata de miles de personas que no trabajan para el proyecto en común. Algunos de ellos, por cierto, están ahora en puestos muy destacados de Cs.
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