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Las tres capitales valencianas acogen este sábado 20 de noviembre manifestaciones a favor de la reforma del sistema de financiación autonómica. La unanimidad existente en partidos e instituciones de la sociedad civil valenciana respecto a la necesidad de acabar con la infrafinanciación que provoca ... el sistema actual contrasta con la escasa preocupación que genera entre los ciudadanos, que no sitúan este debate entre sus principales preocupaciones.
Esa circunstancia, lo enrevesado del debate técnico respecto a cuánto dinero llega del Estado y por qué otras regiones reciben mucho más que la valenciana, contribuye probablemente a que el de al financiación no sea un problema 'de consumo masivo', a diferencia de preocupaciones mucho más cercanas y concretas como la subida del recibo de la luz, el aumento del paro o la pandemia.
La financiación autonómica es un debate áspero. Lograr una movilización masiva requiere de una implicación elevada de quienes organicen ese acto, que ayude a hacer entender la reivindicación y que, al mismo tiempo, estimule y facilite la participación. No vale con esperar a que los ciudadanos sean conscientes de un problema que no afecta de una forma clara al día a día de sus vidas. Hay que agitar el ambiente, crear un caldo de cultivo y ayudar con los recursos necesarios. En caso contrario, el pinchazo está asegurado.
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Las primeras señales de que las manifestaciones de este sábado pueden fracasar han salido de los propios organizadores. El presidente de la patronal valenciana, Salvador Navarro, admitía ese escenario, sin querer utilizar la expresión 'pinchazo', en una entrevista hace pocos días con este diario. Los sindicatos, UGT y CCOO en este caso, son siempre la base de una movilización numerosa, acostumbrados como están a salir a la calle cada 1 de mayo para reivindicar sus derechos. Sin la implicación de los sindicatos, plantear un acto masivo resulta poco menos que imposible.
Pero luego están los partidos. Hace cuatro años, con Mariano Rajoy en la Moncloa, la izquierda valenciana se movilizó con acierto para hacer salir a la calle hasta 60.000 personas, según los organizadores, que clamaron contra el ministro Cristóbal Montoro y en defensa del cambio de modelo. Un éxito de participación que, no obstante, no sirvió para acelerar el cambio de modelo. Ahora, el Gobierno lo preside Pedro Sánchez. Y la izquierda valenciana contempla la manifestación del sábado con más distancia. Las declaraciones del presidente Ximo Puig o del secretario de Organización del PSPV, José Muñoz, poniendo en valor el incremento de ingresos que ha generado en los últimos años el modelo aún en vigor, más parecen querer desmovilizar que estimular la presencia este sábado en las calles valencianas. Una posición que se justifica en un hecho incuestionable: que esa manifestación, por lúdica que pretenda presentarse, tiene un carácter de reivindicación claro. Y al que más reivindica es, obviamente, al Gobierno de Sánchez.
¿Qué se hizo en 2017 y ahora no? ¿Cuáles son las claves del previsible pinchazo de la manifestación del sábado? La convocatoria de hace cuatro años se hizo sobre la base del retraso en la reforma del modelo, agotado desde el 1 de enero de 2014. El debate respecto a la falta de determinación del Gobierno de Mariano Rajoy para impulsar un nuevo sistema derivó en múltiples iniciativas y debates políticos cobre la necesidad de cambiar el sistema. En la actualidad, sólo una resolución en el debate de política general en Les Corts estimuló un poco la discusión sobre este asunto. La defendió el PPCV, y el PSPV acabó apoyándola tras comprobar que sus socios de Compromís también la respaldarían. No constan ahora mociones masivas en los ayuntamientos en defensa de la nueva financiación.
Hace cuatro años, la convocatoria de una manifestación derivó en una fuerte agitación en las redes sociales. Twitter, Facebook, Instagram... partidos y organización convocantes agrupados en la Plataforma per un Finançament Just se volcaron en la presencia en redes sociales para contribuir a la movilización y a la presencia en las calles de las capitales valencianas. Para la convocatoria del sábado apenas Compromís, y en menor medida los sindicatos, ha utilizado sus redes sociales para dar cierta visibilidad a la convocatoria. Escaso bagaje para tratar de hacer frente a una jornada que ya mira de cara a las fiestas navideñas y que podría complicarse aún más por las condiciones meteorológicas.
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Las agrupaciones, la militancia de los partidos, debería ser otro factor claro a movilizar. En 2017 el PSPV movilizó autobuses y hasta trenes para conseguir traer a la capital al máximo de participantes. Este año el PSPV está convocando a su militancia en la puerta de la sede del partido. Y esa circunstancia deja entrever que se confía en contar con unos cientos de personas -no cabrían muchos más-.
Para una gran manifestación en Valencia, los socialistas valencianos deberían activar en especial a sus agrupaciones de l'Horta Sud, las más numerosas, casi tanto como las de Valencia o las de l'Horta Nord. Los únicos movimientos del PSPV se están produciendo tras el congreso del pasado fin de semana, clausurado el domingo por un Pedro Sánchez que volvió a repetir ese sonsonete de que está comprometido con la reforma de la financiación.
La posición del socialismo valenciano resulta hasta cierto punto entendible. Hace cuatro años la protesta era contra Montoro. Ahora sería contra la socialista Montero, que ha anunciado que este mes de noviembre presentará el esqueleto del nuevo modelo y que, es verdad, ha primado el criterio de población en el reparto de los fondos Covid. Circunstancias que, igual que la propia ejecución del modelo, han contribuido a la llegada de más recursos a la Comunitat, aunque no impiden que la previsión para 2022 sea de un descenso de más de 400 millones.
Compromís y Podemos, por contra, juegan un papel más crítico pero sin salirse del guion. Joan Baldoví ha asegurado que la nueva propuesta de la ministra mejorará la financiación de la Comunitat. Un anuncio que tampoco parece contribuir a la movilización del sábado. El PP valenciano, quizá el que podría obtener más réditos de un éxito de la reivindicación, bastante ha hecho con sumarse a una marcha después de no respaldar la de 2017.
Con todos esos factores, la percepción de movilización de «baja intensidad» es generalizada. Nadie se plantea la posibilidad de rozar las cifras de asistencia de hace 4 años. Y parece improbable siquiera que se acerquen a la mitad. El presidente Ximo Puig, como los principales líderes políticos y empresariales valencianos, ha anunciado que acudirá a la cita. Fedea ya ha mostrado sus dudas respecto a que el nuevo modelo pueda aprobarse esta legislatura. Y la ministra Montero ha remarcado que el nuevo sistema irá «acompasado» de una reforma tributaria. El nuevo modelo tendrá más dinero para repartir. La duda es, obviamente, si el reparto altera o no el statu quo actual.
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