Marco no opta a dirigir À Punt aunque confía en una carambola para seguir

Empar Marco no opta a la reelección como directora general de À Punt aunque, paradójicamente, podría continuar en el cargo a partir del 8 de marzo, fecha en la que vence su actual mandato de tres años. Fuentes parlamentarias consultadas por este diario confirmaron ayer definitivamente que Marco, cuyo nombre no figuraba entre los nueve aspirantes que presentaron su candidatura por el registro de la televisión pública, tampoco ha remitido por correo –la otra opción– su nombre como aspirante a continuar en el cargo. No obstante, desde À Punt se insistió ayer en que no podían revelar si Marco había optado a seguir en el cargo, al tratarse de un proceso confidencial.

¿Y por qué depende de una carambola? Marco finaliza en pocas semanas su mandato y, para esa fecha, debería tomar posesión el nuevo director general... siempre y cuando se haya elegido uno. De los nueve aspirantes que optan al cargo, al menos tres o cuatro están considerados por las fuentes consultadas por este diario como que tienen opciones reales de ser elegidos.

Esa circunstancia, lejos de clarificar el horizonte, lo complica aún más, en tanto que hace más difícil que uno de ellos reciba los apoyos necesarios –tres quintos de los miembros del consejo– para resultar elegido. Y ahí entran las opciones de Marco. Todo lo que no sea un nuevo director general provocará que Marco siga en funciones. La ley de creación de la televisión pública señala en el apartado tercero de su artículo 22 que, agotado el periodo de mandato del director general, continuará en sus funciones «hasta el nombramiento del nuevo director general». Si del proceso en marcha no sale elegido un director general con los apoyos necesarios, sería Marco la que seguiría. Su gestión al frente de À Punt ha sido muy criticada, debido a los bajos índices de audiencia, a la intrascendencia de la programación y a los incumplimientos del contrato programa.

Los nueve aspirantes a dirigir À Punt son Pere Valenciano, Juli Esteve, Artur Balaguer, Alfred Costa, Pau Vergara, Francisco Picó, Pepe Crespo, Francisco García Donet y Germà Arroyo. El consejo rector celebró ayer una reunión en la que, según las fuentes consultadas, no se abordó el proceso. La comisión evaluadora de los distintos candidatos celebró una reunión la semana pasada para comprobar si los aspirantes cumplían con las condiciones requeridas para optar al puesto.

El convulso inicio de la nueva televisión pública valenciana ha propiciado que la renovación de la dirección de À Punt, ahora en manos de Empar Marco, coincida con la salida de Enrique Soriano de la presidencia de la Corporación Valenciana de Medios de Comunicación. Soriano, cuyo mandato era para seis años, no tiene intención de continuar al frente de la corporación. Así lo ha comunicado. Su deseo es dejar la presidencia en cuanto se haya resuelto el proceso de renovación de la dirección general de À Punt. Sin embargo, una cosa y otra pueden ir estrechamente unidas. Tanto si se queda Marco como si entra un nuevo director general, se trata de una decisión que afectará a la persona que sustituya a Soriano, ya que la presidencia deberá asumir que durante los próximos tres años, a partir de marzo, cuenta con una dirección general con la que deberá trabajar estrechamente.

El problema es que el sucesor de Soriano debe ser aprobado en Les Corts por una mayoría cualificada que obliga al Botánico a buscar a una persona que alguno de los partidos del bloque de la derecha acepte. De este modo, el nuevo presidente será una persona con un perfil consensuado, que trabajará con una dirección que supuestamente también debería de salir de un diálogo, con el fin de que no se produzca un choque. El ajuste de las piezas, tanto política como temporalmente, es muy complicado.