Pregunta: «¿Marzà estaba enfermo?». Respuesta: «Jajajajajajaj». Los dirigentes de Compromís sabían que una ausencia llamaría la atención en el acto 'Cap al tercer Botànic', el ... evento presentado como una reivindicación de la coalición de cara a repetir el Consell de coalición tras las próximas elecciones del año próximo. La conjura preelectoral de este sábado acabó en exaltación de la figura de la vicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra, imputada 48 horas antes por la gestión de su conselleria del caso de abusos de su exmarido a una menor tutelada. Sobre el escenario acabaron bailando todos los consellers de Compromís, así como el alcalde de Valencia, Joan Ribó, el diputado nacional, Joan Baldoví, la portavoz en Les Corts, Papi Robles, la portavoz adjunta Aitana Mas, la secretaria general de Més, Àgueda Micó, la vicepresidenta de la Diputación de Valencia, Maria Josep Amigó… y en la platea, aplaudiendo, concejales, secretarios autonómicos o el presidente de Les Corts, Enric Morera. Muchos históricos, muchos puntales, pero no Marzà.
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Los discursos del sábado fueron todos de autoafirmación y de loas a la figura de Oltra y a lo conseguido por Compromís en estos últimos siete años. Según ellos, una actuación transformadora y revolucionaria que ha beneficiado a los valencianos en ámbitos como la educación o los servicios sociales. Todas esas bondades, sin embargo, no se han traducido en un aumento de los afiliados. Son los que eran. Y allí estaban todos. «Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos», dice el poema de Neruda. Y ciertamente, no lo son. Y alguno, como Marzà, ha dejado de ser una presencia en la primera fila.
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El dirigente nacionalista es el único de los exconsellers de Compromís (Cebrián era una independendiente que ahora está integrada en Presidencia de la Generalitat, y Alcaraz ha vuelto a la Universidad de Alicante) que sigue políticamente activo en las filas de la coalición. Su paso atrás, una decisión personal que venía cociéndose desde hace meses pero que se produjo de modo abrupto y sorpresivo para algunas dirigentes, se ha interpretado como el deseo del exconseller de erigirse como una alternativa al liderazgo de Oltra.
Marzà explicó que su dimisión obedecía a su deseo de hacer trabajo interno. «Voy a dedicarme a fortalecer a Compromís para seguir teniendo más Botànic para seguir con políticas transformadoras», anunció en su despedida.
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El día en que se celebraba el acto de 'Cap al tercer Botànic' se le echó de menos. Del motivo de su ausencia estaban enterados bastantes dirigentes. Se supo que estaba en la boda de una militante en Castellón. Otros no sabían y conocieron el motivo allí mismo.
Mientras el exconseller estuvo en el Ejecutivo, en las sesiones de control en Les Corts, ofreció réplicas a preguntas de la oposición sobre el caso por el cual Oltra ha acabado imputada. No obstante, Marzà ha presentado un perfil discreto en ese tema. Especialmente ahora, en los últimos días, cuando finalmente se ha establecido que la vicepresidenta tendrá que pasar por el juzgado a declarar como investigada, acusada por la Fiscalía de delitos graves. Fue el único portavoz adjunto de Compromís en Les Corts que no participó activamente (ni siquiera presencialmente) en el acto de este sábado.
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Es tiempo de cohesión interna en la coalición. Frente a la Justicia, a la que Compromís critica por injusta. Frente a los medios de información, a los que señala por desinformar. Frente a la derecha, la gran culpable. E incluso frente al PSPV y a su líder, Ximo Puig, al que se le advierte de que no mueva ni un dedo contra su líder. El mensaje al presidente de la Generalitat no es un aviso previo, sino posterior, ya que en la coalición han detectado algunos movimientos por parte de la cúpula de los socialistas para buscar intermediarios que hagan llegar a Oltra el mensaje de que lo mejor sería que se fuera. Puig ya ha anunciado que mejor se tome una decisión esta semana que la que viene. Es decir, que se resuelva algo distinto a lo que anunció Oltra el viernes pasado, que ni dimite ni tiene intención de hacerlo.
En ese escenario de repliegue y blindaje, cualquier ausencia dispara las especulaciones. En política, los gestos son importantes, y a Marzà parece que se le amontonaron los compromisos en la agenda. Los veteranos en análisis políticos señalan y advierten que la situación de Oltra es insostenible a largo plazo. «Ya veremos cómo acaba este culebrón», admite un dirigente de la coalición. Antes de llegar a ese final, o buscando precisamente de qué modo se resolverá, las declaraciones y apariciones públicas de los más destacados miembros de Compromís se analizan con lupa. Ribó, por ejemplo, fue el autor de la declaración menos incondicional de todas durante los dos primeros días en que se conoció la imputación. El sábado, el alcalde estaba allí, en el viejo cauce de cuerpo presente. «Algunas caras eran un poema, aunque luego se vinieron arriba», admiten fuentes vinculadas a la organización de este tipo de eventos en la coalición nacionalista. El propio Ribó asegura ahora que acudió al acto por hacerle un favor a la vicepresidenta. Lo cierto es que la presencia del alcalde de Valencia estaba anunciada hace dos semanas, al margen de si Oltra estuviera mal, bien o regular. En busca de la grieta, la fisura, la disidencia, la presencialidad y la buena cara suman puntos en la lista de los leales a la causa de proteger a Oltra.
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