

Secciones
Servicios
Destacamos
La Ley de Acompañamiento se convierte en una nueva prueba de estrés para el Botánico. El PSPV y su líder, Ximo Puig, deben elegir entre incumplir una promesa realizada durante la campaña electoral de abril o sumar votos con esa derecha contra la que, en esa misma campaña primaveral, movilizaron a sus simpatizantes. Los socialistas asumieron ayer que negociarán con quien haga falta para que en Les Corts se apruebe una exención fiscal a la que se oponen Compromís y Podemos. Y si es imposible pactar con sus socios en el Consell, no queda otra opción que admitir la coincidencia con PP, Ciudadanos y, aunque sea de rebote, Vox. El motivo de esta probable comunión entre el bloque de la derecha y el PSPV para que la exención del impuesto de sucesiones a empresas familiares no se limite a las de menor tamaño (las que facturen menos de 10 millones de euros), tal y como se establece en la enmienda a la Ley de Acompañamiento que el Botánico presentó el pasado jueves. Al día siguiente, los socialistas buscaron eliminar ese tope y que la exención sea generalizada. Compromís se negó. Podemos aceptó inicialmente el cambio, aunque ayer aseguró que se opondrán.
El síndic del PSPV, Manolo Mata, anunció ayer que «por una vía u otra» buscará ampliar la exención a las empresas valencianas, con independencia de su tamaño y volumen de facturación. ¿Y si tiene que pactar con la derecha? «Haremos todo lo posible», advirtió Mata: «Todo lo que pueda». Está en juego una promesa de Puig, tal y como la semana pasada le recordó la patronal al Consell.
El pasado 4 de abril, Puig anunció durante un acto celebrado en Alicante sobre política económica que se comprometía a la exención del 99% del impuesto de sucesiones a las empresas familiares. En la actualidad está exento al 95%. La enmienda del jueves firmada por todo el Botánico suponía que los beneficiarios serían los que facturasen menos de 10 millones. Al día siguiente, la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV), la Asociación de la Empresa Familiar de Alicante (AEFA) y el Instituto Valenciano para el Estudio de la Empresa Familiar (IVEFA) advirtieron de que Puig no estaba cumpliendo lo prometido. Ni lo había hecho en la Ley de Acompañamiento ni ahora en sus enmiendas. Mata aseguró ayer que «intenté que se corrigiera». Sin éxito. Ahora se ha puesto en marcha el Plan B, el de buscar el apoyo de la derecha, entre los cuales el PP también ha presentado una enmienda a la ley donde se recoge esa exención fiscal a todas las empresas. Mata no descartó transaccionar o buscar una fórmula, la que sea.
Un mes después de su promesa sobre la rebaja de impuestos a las empresas, el 8 de mayo, esta vez con motivo de las elecciones municipales, Puig respaldó la candidatura de Amparo Marco para volver a ser alcaldesa de Castellón porque «o vamos adelante con la alcaldesa, o vamos atrás con cualquiera del trifachito». Paradójicamente, ahora, el líder socialista no encuentra apoyos en el resto del tripartito de izquierdas para sacar adelante su promesa, tal y como ayer adelantó LAS PROVINCIAS.Su partido tendrá que tejer alianzas con, al menos, dos de los tres miembros de ese «trifachito».
El síndic de Compromís, Fran Ferri, confirmó que el PSPV ha pedido que se elimine ese tope en la facturación y que la coalición le ha dicho que no «porque no quieren quitar impuestos a empresas multimillonarias» y porque los nacionalistas aseguran que «no están aquí para que los muy, muy ricos paguen menos, sino al contrario». La síndica de Podemos, Naiara Davó, consideró que el tope de diez millones de euros ya es «significativo» y es el «correcto».
Mata recalcó que quiere que todas las empresas familiares que se queden al menos cinco años en territorio valenciano y no se desmiembren tengan la bonificación: «Es bueno que las más grandes empresas no tengan la tentación de beneficiarse del 'dumping' fiscal y puedan trasladarse a otras sedes fuera de la Comunitat Valenciana«. Puntualizó además que sólo ha habido una enmienda del Botánico a la ley de Acompañamiento que no ha firmado el PSPV, referida a las bebidas azucaradas, que los socialistas no van a respaldar.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Santander, capital de tejedoras
El Diario Montañés
Los ríos Adaja y Cega, en nivel rojo a su paso por Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.