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Parece una cuestión asociada a los presidentes. A Puig le ha pasado durante años al trufar sus intervenciones de referencias a estadistas y escritores ... para apuntalar sus propio pensamiento. La lista de referencias intelectuales del socialista resulta amplísima. Citaremos uno de los más frecuentes, Jeremy Rifkin. Mazón no ha logrado inmunizarse contra este virus presidencial y ha recurrido durante su discurso, algo menos de una hora, a Ramiro de Maeztu para describir a Joaquín Sorolla, a Antonio Machado con «caminante no hay camino, se hace camino al andar» y al doctor Balmis, un médico y expedicionario alicantino. No podía faltar tampoco algún latinismo: «vita flumen», soltó casi para concluir el acto.
Mazón decía el pasado miércoles que las vísperas se viven con más emoción que el «propio día de autos» donde todo parece fluir sin complicaciones. Es algo similar a lo que sucede en los viajes, ese entusiasmo antes de embarcar, y la aparente tranquilidad y sosiego al llegar. Una sensación de que ya está todo hecho. Resulta extraño, sí. Pero la intensidad de la expectativa es increíblemente difícil de superar en casi todos los aspectos de la vida. El viaje de Mazón es a largo plazo, cuatro años de horizonte. Quizá no haya espacio para el sosiego con estos compañeros de aventura, proclives siempre al incendio, al alboroto. Agitadores permanentes del consenso. El líder popular vivirá muchas noches de acostarse cada noche con el peso de la responsabilidad. Algo que, al parecer, sólo saben los presidentes. De hecho, confesó a Puig que no dudará en pedirle consejo personal.
El líder de los populares había activado el modo silencio en su móvil y se activó a si mismo el modo presidente. El atuendo también iba en esa línea. Traje azul oscuro, camisa más clara y corbata en otra tonalidad azul. Casi idéntico al conjunto del socialista. Su discurso, por primera vez alternó el valenciano con el castellano, no deparó sorpresas. Fue todo lo previsible que debe resultar un presidente. Y eso es buena señal para sus votantes. Detalló los principales puntos de su programa. La Sanidad, la Educación y la rebaja de impuestos, principales retos de un Gobierno.
El parlamento no duró ni una hora. Mejor. Fue un texto discreto, sin grandes alardes. Además, Mazón gana -y mucho- cuando se libera de los papeles y sube a la tribuna sin las ataduras propias del rigor presidencial. El líder popular cautiva más en un aperitivo informal que en una cena oficial. Eso lo sabe quienes le conocen. Así, fue en el cuerpo a cuerpo donde demostró su agilidad. Espontáneo y ocurrente. Y eso también da votos, un foco de atracción de voluntades. En esa atmósfera, Mazón exhibió su perfil –se ignora si es un convencimiento real o una simple estrategia– de ser un hombre dialogante y cordial. Recuerden el título de aquella película, no el desenlace: 'Harry, un amigo que os quiere'. Pues así se vendió el dirigente. Asunto diferente es cómo terminará el film, el de este Gobierno. En este caso, el protagonista es Mazón, pero cuenta con una actriz de lujo, por capacidad y ambición, María José Catalá. Fue ella quien más le aconsejó en las réplicas.
Los 13 de Vox -parecería el título de otra película- no invitan a grandes aventuras. El futuro presidente les agradeció pese a todo el apoyo, pero recordó que también ha llegado a acuerdos con Compromís, por ejemplo, en la Mesa de Les Corts. Y con el PSPV no pudo porque, según él, Puig no quiso. Mazón quiere acuerdos con todos y sobre todo. Ese dice que es su punto de partida. Pareció un hombre dispuesto a contentar, en su justa medida, a todos. Pero esto es sólo el principio. Fue elegante al agradecer el tono del todavía presidente, la cordialidad, especialmente en su primera réplica. Todo fueron buenas palabras. Modo presidente on.
De nuevo, mostró destreza en la réplica a Compromís. Joan Baldoví había tratado de incendiar el debate. Pero lejos de su objetivo, no logró más que unas sonrisas de Mazón. «Me he divertido mucho con su intervención», le espetó desde la tribuna sin apenas inmutarse ante un airado Baldoví. «Suba si quiere a continuar», le animó. Fue entonces cuando abrió la mochila del líder de Compromís, para ver qué guardaba allí. Y le sacó de quicio cuando recordó sus fracasos en el Congreso con el agua y la financiación. «¿Puede decirnos que ha traído usted aquí?».
No entendió la dureza de las críticas «con lo bien que nos hemos portado con ustedes», señaló por el acuerdo para la Mesa. Le pidió que haga una reflexión al haber perdido 100.000 votos y proclamó que Compromís le debía pedir perdón a Maite. Se trata de la víctima del exmarido de Mónica Oltra. Todo un torpedo a la línea de flotación del partido. Baldoví quiso ir al barro y terminó manchado él, pero impoluto el popular. Mazón busca amigos, sí. Pero en el conflicto, liberado ya de Maeztu y Machado, ofrece también una versión óptima cuando el terreno es pantanoso. «Es usted el pagafantas de Sánchez», retrató al líder de Compromís.
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