JC. FERRIOL MOYA
Viernes, 4 de junio 2021, 01:21
Carlos Mazón será desde esta noche el nuevo presidente del PP valenciano. No hay lugar a la sorpresa, por más que el guión previsto ... cuando se convocó este cónclave, que el presidente de la Diputación de Alicante fuera el único aspirante a sustituir a Isabel Bonig, no se haya cumplido. Mazón tendrá un rival, José Vicente Anaya, al que nadie atribuye la menor posibilidad de victoria. El presidente de la Diputación de Alicante cuenta con obtener un triunfo lo suficientemente holgado como para hacer visible la cohesión del partido.
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Ese es el principal objetivo. Al futuro líder del PP valenciano le interesa evidenciar que el partido recupera la fortaleza que tuvo en su día y que le había faltado en los últimos tiempos. Mazón se ha esforzado por integrar, por contar con todo el mundo y por mostrar un perfil abierto, en el que quede claro que el adversario en ningún caso está en el PPCV. Campaña constructiva, dirigida a movilizar a afiliados y simpatizantes, que pueda aprovechar la ola generada por la dirección de Pablo Casado con las elecciones del 4-M.
La campaña en positivo del dirigente popular contrasta con las quejas del alcalde de Ayora. Anaya se ha quejado del aparato del partido en la provincia de Valencia, de los plazos aprobados por el comité organizador del congreso (COC), de haber tenido que dejar su puesto en la dirección provincial e incluso ha puesto en duda la veracidad de los avales que presentó Mazón. Reclamaciones a las que se ha unido en las últimas horas una vinculada a la designación de apoderados en las mesas electorales en las que se producirán las votaciones hoy. El COC ha advertido al candidato avalado por el Foro 2020 que los estatutos del PP valenciano no prevén la figura del apoderado, pero sí la del interventor. ¿Es lo mismo? No exactamente. Un apoderado, por aplicación de la figura definida en la ley electoral, dispone de una capacidad de movimiento entre los distintos locales electorales que el interventor no tiene, Dicho de otro modo, nombrar apoderados -Anaya habría presentado un listado de 40 nombres, algunos no afiliados al partido- le permitiría cubrir más mesas y estrechar la vigilancia sobre el proceso. Decididos a no adoptar decisiones que puedan ensuciar el proceso, el comité organizador podría acabar aprobando la petición.
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