Borrar
Urgente La Primitiva de este lunes deja tres premios de 35.758,38 euros
El president de la Generalitat, Carlos Mazón. Ilustración: Iván Mata
Mazón, el otro manual de resistencia

Mazón, el otro manual de resistencia

La comodidad con la que transcurría la legislatura saltó por los aires el 29 de octubre. El estado de shock se prolonga ya dos meses, aunque su entorno asegura que ya acaba

JC. Ferriol Moya

Valencia

Lunes, 30 de diciembre 2024, 00:42

A Carlos Mazón la legislatura se le puso cuesta arriba el pasado 29 de octubre. El día que la riada se llevó la vida de –hasta el momento– 223 personas, el president de la Generalitat vio esfumarse la comodidad de la que venía disfrutando hasta ese momento. La misma comodidad que un mes y medio antes, entre el 18 y el 20 de septiembre, le había permitido solventar su primer debate de política general con un discurso de más de tres horas y todos los juegos florales que consideró oportunos, máxime teniendo en cuenta la asfixia económica de la Generalitat y la falta de implicación del Gobierno de Sánchez en la Comunitat.

La legislatura transcurría tranquila, y esa calma no se había visto alterada siquiera por la decisión de Vox de romper el acuerdo de Gobierno con el PP. Mazón, todo reflejos, tardó un par de horas en poner el sello a la salida de Vicente Barrera, Elisa Núñez y José Luis Aguirre, y sólo una noche más en dar forma a un nuevo Consell, esta vez todo PP. Hasta parecía que le había venido bien al dirigente popular. Así lo decían las encuestas publicadas a principios de octubre -qué ironía y qué pérdida de dinero vistas a día de hoy-. El PP valenciano, el de Mazón, ya veía en el horizonte la mayoría absoluta. Crecían los escaños de los populares valencianos, mientras Vox resistía, el PSPV aguantaba como podía y Compromís se desangraba.

Todo ese escenario saltó por los aires el 29 de octubre, el fatídico día de la dana, el de ese Cecopi que comenzó a las 17.00 horas sin la presencia del jefe del Consell, que sí que apareció casi dos horas después. El de esa alarma enviada a las 20.12 horas y que pretendía avisar de la inminente rotura de la presa de Forata, cuando media provincia de Valencia ya estaba anegada por el agua que bajaba por el barranco del Poyo, ese del que la CHJ no dijo ni una palabra. Ese día lo cambió todo. Mazón tuvo que sustituir a dos de sus conselleras, Salomé Pradas y Nuria Montes, achicharradas la una por una gestión ineficaz y la otra por unas inoportunas declaraciones sobre los familiares de las víctimas.

Mazón, como el PP valenciano, como todo el Consell, en estado de shock, se ha dedicado desde entonces a resistir la enorme presión que ha recibido y que trata de convertirlo en el único responsable de lo ocurrido. Dos manifestaciones multitudinarias y toda la maquinaria de Moncloa en su contra. Y además, el fuego amigo de Génova, siempre dispuesto a dar por bueno aquello de «cuerpo a tierra que vienen los nuestros». Mazón ha acusado el golpe, es indudable. «Es humano», admite su entorno». No ha pensando en abandonar, se asegura, pero lleva muy mal el cambio de tono al que obliga la dana.

Ha resistido el primer golpe político y judicial por la dana. El relato que le regala la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) con el silencio de su presidente y la falta de explicaciones sobre la carencia de información el día de la riada contribuyen a darle oxígeno. Mazón está decidido a resistir, comienza a sentir el ánimo de su partido y pretende «salir de la cueva».

Mazón está decidido a resistir, comienza a sentir el ánimo de su partido y pretende «salir de la cueva»

El líder del PP valenciano ha asumido los errores. Ahora se trata de sostener un nuevo discurso, el que hace referencia a que fue el Gobierno el que no actuó a la vista de la magnitud de la tragedia, el que no envió con diligencia al Ejército, el que no declaró la emergencia nacional, el que ha tratado de sacar rédito político de lo ocurrido, el que retrasa o directamente niega las ayudas, el que ofrece avales que habrá que devolver y el que, en definitiva, mantuvo un apagón informativo que contribuyó a dificultar aún más la respuesta.

Un Gobierno que actuó como un adversario político pese a que había vidas en juego. Mazón resiste sin haber leído el Manual de Sánchez. Pero aplicando la misma filosofía. Las prisas de algunos por darlo por muerto pueden ser su salvación.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias Mazón, el otro manual de resistencia