El modelo de Feijóo rebaja la influencia de los presidentes provinciales aupados por Egea

Feijóo no necesita realizar una labor de renovación de piezas en el partido para reafirmarse en el poder. El dirigente gallego llega a la presidencia del PP casi por aclamación, por petición de los barones. Esto es un cambio sustancial respecto a la situación vivida (y sufrida) por Casado. En 2018, ganó las primarias por sorpresa, ya que inicialmente el pulso lo libraban Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal. De cara a un congreso nacional que revalidase su liderazgo, Casado, a través de Teodoro García Egea, su mano derecha, fue asegurándose la estabilidad a través de la elección de los presidentes provinciales.

En el caso de la Comunitat, Miguel Barrachina en Castellón dio un paso a un lado en favor de Marta Barrachina. En Alicante, Carlos Mazón, desde que fue designado por Génova en sustitución de Isabel Bonig, cuenta con Toni Pérez como presidente provincial, una persona de su confianza. En Valencia, la llegada a la presidencia provincial de Vicente Mompó en 2020 supuso la primera cuña para afianzar una renovación en los liderazgos que se confirmó con Marta Barrachina. De esta manera, Teodoro García Egea, el exsecretario general nacional del PP, consolidó su control sobre el partido. Feijóo no está en esas.

El nuevo líder nacional del PP, hasta ahora presidente de la Xunta, llega a Génova con el total respaldo del partido. No tiene que adaptar la organización, porque es la propia formación la que le busca y le saca de Galicia, donde ha cosechado tres mayorías absolutas. Esa circunstancia electoral, la de ganar elecciones de manera arrolladora, es la que también influye poderosamente en la mirada de Feijóo, que pone el foco ahora en las apuestas electorales más que en la consolidación orgánica.

El cambio implica, en el caso de la Comunitat, que el perfil de dirigentes como Mompó se rebaja. El presidente provincial de Valencia ha ofrecido su respaldo de manera notoria a Mazón, hasta el punto de ofrecer su asesoramiento cuando el presidente autonómico tomó decisiones orgánicas de calado, según señalan fuentes del PP vinculadas a la Diputación de Valencia. Ahora, esa influencia de Mompó se diluye y la interlocución con Génova, también.

Por lo que se refiere a Carlos Mazón en la Comunitat, la nueva hoja de ruta no le perjudica. El presidente del PPCV es la apuesta electoral del partido en la Comunitat. El también presidente de la Diputación de Alicante tenía una relación directa con la cúpula popular nacional saliente. La situación de Mazón no debería de cambiar con la llegada de Feijóo, menos preocupado en ganarse al partido (ya lo tiene ganado) que en ganar elecciones, para lo cual ganan enteros los líderes del PP con mayor reclamo electoral. En el caso de Toni Pérez, es alcalde Benidorm, una localidad referente tanto para los populares como en el propio peso dentro de la provincia. Su relación de proximidad con Mazón, además, beneficia a Pérez. Por lo que respecta a Marta Barrachina, alcaldesa de Vall d'Alba, y de Mompó, alcalde de Gavarda, la correspondencia entre su poder y sus apoyos en las urnas (son municipios más reducidos, 3.000 habitantes el de Castellón, y algo más de 1.000 vecinos el valenciano) es bastante menor.