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El confinamiento provocado por el estado de alarma ha derivado en una multiplicación exponencial del recurso al teletrabajo. Empresas y administraciones se han visto obligados a enviar a casa a sus empleados para minimizar riesgos de contagio, y a habilitar sistemas para que puedan seguir prestando su labor desde sus propios domicilios.
En el caso de los cargos públicos, y en concreto en la administración autonómica, algunos consellers han seguido manteniendo una actividad normal, acudiendo a sus respectivos despachos de forma prácticamente diaria. De alguna forma, trasladando a sus equipos que la responsabilidad de encabezar la conselleria obliga también a acudir presencialmente al puesto de trabajo.
Ya no se trata únicamente de la consellera de Sanidad, Ana Barceló, a la que la pandemia obliga a comparecer a diario para informar de la evolución de la pandemia. Casos como el de la consellera de Justicia, Gabriela Bravo, la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, el vicepresidente segundo Rubén Martínez Dalmau o el titular de Territorio, Arcadi España, a los que se ha visto en sus consellerias o en el Palau junto a Ximo Puig, también permanentemente en la Generalitat.
El resto, en la mayoría de los casos, han recurrido al teletrabajo y a las videconferencias. Es el caso entre otros del titular de Hacienda, Vicent Soler, de 70 años, al que se le tuvo que 'invitar' a que dejara de acudir a la conselleria, poco después de decretarse el estado de alarma, dado que su edad le convertía en grupo de riesgo de contagio. A otros consellers también se les ha visto en alguna ocasión.
Pero hay un miembro del Gobierno valenciano que está pasando más inadvertido. Como poco, por el hecho de que apenas se le ha visto poner un pie en su despacho de la conselleria. Se trata de la titular de Agricultura, Mireia Mollà. A la consellera sí se le vio pasar la semana pasada por su despacho en el complejo administrativo del 9 de Octubre. La ausencia de Mollà, apenas solventada con una visita a su oficina -previa limpieza meticulosa- no ha pasado inadvertida en el seno del Ejecutivo valenciano. Cierto es que la dirigente de Compromís es natural de Elche y que por ese motivo es la que más kilómetros tiene que recorrer hasta llegar a su despacho. Pero también lo es que cualquiera de sus compañeros de gabinete ha tenido una presencia muy superior en sus consellerias que la de la titular de Agricultura. Este jueves, quizá para esconder esa falta de visibilidad, la conselleria emitió un comunicado en el que explicaba que había incrementado en un 30,6 % las ayudas destinadas a los consejos reguladores y órganos de gestión de los productos agroalimentarios de calidad diferenciada. ¿Y la consellera? Sus 'una o ninguna' presencias en la conselleria dicen poco de su determinación para asumir el liderazgo en el trabajo de su departamento.
Desde su departamento se explicó la semana pasada que tanto la consellera como los altos cargos de su departamento venían manteniendo su labor de forma presencial y que la agenda también se seguía desarrollando con normalidad.
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