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Yolanda Díaz, en Valencia. Jesús Signes

Mónica Oltra y Yolanda Díaz, tan lejos y tan cerca. Literalmente

La vicepresidenta del Gobierno acude al Ayuntamiento de Valencia y rehúye las preguntas sobre el futuro político tras archivarse la causa contra la exvicepresidenta, que mientras, a escasos 200 metros, charla despreocupadamente con amigos en la terraza de una cafetería

Burguera

Viernes, 5 de abril 2024, 16:05

El Ayuntamiento de Valencia y sus alrededores se convirtieron durante el mediodía de este viernes en una magnífica metáfora sobre las diferencias entre la actualidad ... política (y las especulaciones que la adornan) y la realidad monda y lironda. Yolanda Díaz, vicepresidenta del Gobierno y gran esperanza blanca de la izuierda a la izquierda del PSOE, ha participado en el acto de inauguración de Valencia como Capital Española de la Economía Social 2024. Junto a la alcaldesa de la ciudad, María José Catalá, en la Salón de Cristal de la sede consistorial, una barroca estancia repleta de espejos y magníficas lámparas. Enorme expectación. Díaz pisaba Valencia la semana que se ha archivado la causa contra Mónica Oltra, la que podría considerarse su 'alter ego' valenciano, en su momento ambas dos capitanas de 'Otras políticas', un acto celebrado en noviembre de 2021 que parecía el inicio de una nueva era para la izquierda. ¿Hablaría Díaz de Oltra? ¿Qué diría sobre una posible presencia de la exvicepresidenta en la lista de Sumar para las europeas? ¿Se verían después del acto en el Ayuntamiento? Nada más lejos de la realidad.

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Más de una docena de periodistas esperaron la llegada de Díaz. Se anunció que no haría declaraciones, pero nadie se fue. Comentarios sobre su atuendo. «Va de rosa», comentaron unos a otros. A su lado, Catalá, de verde. Las dos, vicepresidenta y alcaldesa, pasaron de largo frente a la canallesca. El reloj de la plaza consistorial marcaba las 12.10 horas. Pero nadie se fue. Quizá después del evento.

«La economía social es un auténtico orgullo de país, es marca España y así lo debemos seguir defendiendo», manifestó Díaz durante un discurso de 20 minutos que parecía que acababa («termino ya», aseguró media docena de veces) pero que nunca terminaba, hasta que lo remató recordando que esta capitalidad es un ejemplo de que «en momentos de demasiado ruido y desafección es posible y democráticamente deseable colaborar entre diferentes». ¿Quizá era una señal de la vicepresidenta? La única mención de cargos valencianos que hizo Díaz fue al recordar al exalcalde Joan Ribó, al que tildó de «padre» político. ¿Y Oltra? Ni mu.

La inauguración ha contado con las intervenciones de Díaz, de la alcaldesa Catalá; del conseller de Educación, Universidades y Empleo, José Antonio Rovira, y de los presidentes de la Confederación Empresarial Española de la Economía Social (CEPES), José Antonio Pedreño, y de la Confederació de Cooperatives de la Comunitat Valenciana (Concoval), Emilio Sampedro. Al acto han asistido representantes de las principales cooperativas valencianas. Faltaban diez minutos para las 14 horas cuando se despejó el Salón de Cristal para celebrar un cóctel. Allí estaba Díaz. Su equipo se acercó a la prensa, que acudió con la misión, entre otras, de preguntar sobre Oltra. Que no, que no hablará de nada. Insiste la prensa y replican desde la vicepresidencia del Gobierno: que no. Pero los periodistas se quedan. Por si acaso.

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Para hacer boca, es requerida la portavoz municipal de Compromís en el Ayuntamiento de Valencia, Papi Robles. La dirigente nacionalista ha defendido que la exvicepresidenta del Consell es un «alto valor político» para la coalición, «como siempre lo ha sido. Compromís es su casa y será elegida democráticamente para lo que se proponga». ¿Se ha dirigido la dirección de compromís a Oltra? ¿Sería la exvicepresidenta una buena candidata a las europeas por parte de Compromís para incluir en la lista de Sumar? Contesta Robles, pero no sabe nada. Ella está en las cosas municipales, si bien ve «clarísima» la «síntonía» con Sumar, la plataforma que lidera Díaz, para las europeas y dice que confía «plenamente» en quienes «deberán resolver sobre este tema».

Oltra, sentada en una terraza

A las 14.05 el cóctel languidece y Díaz se va. Los periodistas la paran. Se excusa en que asuntos familiares le impiden quedarse más tiempo ni responder nada de nada. Un intrigante advierte a la prensa que quizá Díaz coja un AVE a las 16 horas, así que podría tener tiempo para comer con Oltra. ¿Será verdad? Sin embargo, Díaz alega que tiene el tren prácticamente esperando para salir. A las 14.10 horas se sube en un coche oficial. Antes, se hace un selfie con el concejal de Compromís Giuseppe Grezzi. Adiós, adiós. Nada. A pesar de las tres intentonas, la vicepresidenta se escabulle. ¿Iría a verse con Oltra en un encuentro secreto en algún lugar recóndito? Negativo, no.

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La realidad suele ser mucho más pedestre que las especulaciones políticas. La exvicepresidenta y exdirigente de Compromís, a la misma hora que la vicepresidenta del Gobierno rehuía las preguntas sobre ella, y mientras Robles deseaba que pudiera «recuperar todo su espacio, sobre todo el personal», y que, llegado el momento, «democráticamente, será elegida para lo que se proponga», Oltra estaba sentada tranquila y despreocupadamente en una terraza. A escasos 200 metros de ese huracán de posibilidades políticas. Estaba acompañada de amigos. La exvicepresidenta guarda silencio público desde hace meses. Es un silencio voluntario y todavía no parece que lo quiera romper, a pesar de tanta especulación. No parecía demasiado preocupada por la visita de Díaz.

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