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Montserrat Lluís fue jefa de gabinete de Juan García-Gallardo. Nacho Gallego/EFE

Montserrat Lluís, la lugarteniente de Abascal que controla a los dirigentes valencianos

La responsable nacional visita la Comunitat cada dos semanas y fija reuniones, individuales o en grupo, para marcar la estrategia en la Comunitat

A. Rallo

Valencia

Domingo, 25 de febrero 2024, 01:32

Montserrat Lluís es la lugarteniente de Santiago Abascal para el control, vigilancia o, en términos más diáfanos, imposición de las directrices a los cargos del ... partido en la Comunitat. La supervisión de Lluís, exjefa de gabinete de Juan García Gallardo, vicepresidente de Vox en Castilla y León, comienza a ser asfixiante para determinados cargos del partido a quienes les gustaría disponer de algo más de autonomía respecto a la dirigencia central.

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Lluís ejerce una labor que quizá sería más propia de Carlos Mazón, presidente de la Generalitat, a la hora de repasar, por ejemplo, las actuaciones de Vox en la región. Como si fuera la presidenta de un miniconsell en la sombra, según las fuentes consultadas. Pero su poder, en realidad, abarca todos los ámbitos.

La responsable marca la temperatura del partido en la Comunitat. Si no es ella la ideóloga, o al menos sí la transmisora, de las directrices que se diseñan en Madrid. La mano derecha de Abascal señala si es momento de evidenciar las distancias con el PP o bien de mantener un perfil más calmado dentro, claro, del tradicional ritmo de la formación de derecha radical.

La dirigente nacional tiene periódicas visitas a la Comunitat. Por ejemplo, lo hizo el pasado día 30 de enero y repitió el pasado 13 de febrero. No deja pasar demasiado tiempo para tomar el pulso a la Comunitat. La mujer se reúne en grupo o incluso celebra careos entre diferentes responsables, una medida que resulta especialmente llamativa. Es ahí donde traslada, no siempre en un tono cordial, la opinión de Madrid acerca de una iniciativa, por ejemplo.

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Dos hechos recientes y significativos han servido a Vox para mostrar sus discrepancias respecto a la posición del PP. No existe unanimidad acerca de si esto resulta positivo para sus intereses y fidelizar apoyos o si, por el contrario, contribuyen a aislar al partido, al distanciamiento del grueso de los votantes y a un paso más hacia la irrelevancia.

Uno de ellos fue el desmarque del vicepresidente Vicente Barrera para criticar la campaña del Consell sobre el apoyo al colectivo LGTB. No pasó desapercibida la presencia de la consellera de Justicia, Elisa Núñez, justo detrás de su compañero. Fue el intento de Vox de enviar un mensaje en bloque para marcar distancia con el PP. Unos días más tarde, también llamó la atención la ausencia de los tres consellers en la conferencia de Carlos Mazón en el Club Encuentro Manuel Broseta. ¿Compromisos de agenda? Probablemente, no. Todo obedece a un plan común, diseñado fuera y ejecutado aquí.

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¿Se puede mantener esta situación con el paso del tiempo? Eso es una incógnita. Nos encontramos en el arranque de la legislatura, apenas ocho meses, y la tensión, elevada, todavía es soportable. Pero la presión y el escenario pueden cambiar a medida que transcurran los meses y, en especial, según las expectativas electorales que alberguen cada uno de los partidos.

Hasta el momento el partido de Abascal ha marcado distancias respecto a los populares, si bien se trata de una escenografía de gestos de desapego sin repercusiones políticas. Un poco de ruido, pero sin llegar a tener que taparse los oídos.

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Esta semana se vivió de nuevo un episodio similar, tal y como informó LAS PROVINCIAS. La presidenta de Les Corts, Llanos Massó, se sumó a las críticas de su partido (Vox) por la instalación de puntos violetas para las fiestas de Magdalena en Castelló de la Plana por parte del PP, con quien comparten el gobierno municipal. «Cuatro carpas violeta no hacen de Castellón una ciudad más segura para las mujeres», manifestó a preguntas de los periodistas.

Fue el mismo día que Massó recibió la memoria de 2022 de la AVL, cuya presidenta, Verònica Cantó, realizó unas declaraciones por un lado y Massó por otro, en espacios distintos. La presidenta de la Cámara quiso también guardar distancias respecto a la AVL. «A día de hoy, la Academia está reconocida en el Estatuto de Autonomía, pero se pueden dar pequeños pasos para acercarnos al valenciano que se habla en Valencia, como la convalidación de los títulos de Lo Rat Penat o la RACV (Real Academia de Cultura Valenciana)«. Otra de las posiciones, la de la lengua, en la que PP y Vox mantienen posiciones diferentes.

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