![Morant, continuismo o renovación](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/03/18/1478758152-RUMFmEYlIhRfZZNF1s8cinM-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Que todo cambie para que todo siga igual». La expresión corre como la pólvora en grupos de whatsapp de cargos y afiliados del PSPV. Y no tiene que ver con 'El gatopardo'. La nueva etapa que se abre en el socialismo valenciano tras la derrota electoral del 28-M y la decisión de Ximo Puig de apartarse de la secretaría general transita con celeridad hacia el congreso que tendrá lugar el próximo fin de semana en Benicàssim.
Habrá nueva líder, la ministra Diana Morant, y nueva ejecutiva. Y el PSPV tendrá que cambiar sí o sí la inercia de la gestión de Puig en el partido, aunque sólo sea porque no podrá seguir siendo una mera exposición de la gestión llevada a cabo en el Consell.
Habrá cambio. Y sin embargo, en las filas socialistas gana terreno cierto desencanto. La dinámica instalada en el partido, el peso de las familias del PSPV, el reparto de cuotas y la presencia de algunos de los que ya fueron colaboradores de Puig deja entrever que el cambio en el liderazgo del partido y en la ejecutiva vendrá acompañado de pocas novedades más, al menos en lo que se refiere a los modos de desenvolverse.
Y eso que Morant está obligada a introducir cambios. La composición de la nueva dirección de los socialistas valencianos no es (no debería de ser) en esta ocasión un nuevo ejercicio de reparto de cargos entre los distintos sectores del partido. Entre otros motivos porque, a diferencia del último congreso del PSPV, los socialistas valencianos han perdido la presidencia de la Generalitat, la de las Diputaciones de Valencia y Castellón y un buen número de alcaldías. «Estamos en la oposición, la dinámica debe de ser otra», se admite en el partido.
Esa otra 'dinámica' tiene que ver con un cambio de foco y de estrategia. El grupo socialista de Les Corts, pensado antes de las elecciones autonómicas como un mero reparto de puestos que siguiera y respaldara a pies juntillas la acción del Botánico, ha perdido su razón de ser. Salvo contadas excepciones, un número de diputados que se puede contar con los dedos de una mano, la bisoñez y la escasa pegada política son la norma de un grupo que, ahora desde la oposición, no ha llegado siquiera a despeinar a Carlos Mazón.
La marcha de Puig a París, el cambio precipitado en la portavocía tras la marcha de Rebeca Torró a la secretaría de Estado de Industria, la salida al mismo tiempo de Arcadi España con destino a otra secretaría de Estado, la desaparición de la primera línea de exconsellers... dejan un desierto en el PSPV de Les Corts. La punta de lanza de la acción política de los socialistas no puede estar en su grupo parlamentario, porque su nueva líder no forma parte del mismo, y porque la composición actual del mismo dista mucho de ser la idónea para ejercer ese papel. «¿De quién se puede fiar Morant en el grupo de Les Corts?», se pregunta un cargo del PSPV.
De modo que el foco viaja al partido. Y más en concreto a la nueva dirección que saldrá elegida del congreso del próximo fin de semana. A la ejecutiva que encabezará Morant desde la secretaría general le corresponderá marcar la acción política del partido. Y ya no valdrá, como hasta ahora, con una exposición del líder sobre las decisiones adoptadas en el Consell. Porque el Consell, huelga decirlo, ya no se preside.
Morant, por su condición de ministra del Gobierno de Pedro Sánchez, anclará su acción política sobre la gestión del Ejecutivo del que forma parte. Pilar Bernabé, la delegada del Gobierno en la Comunitat y uno de los referentes clave del PSPV en la nueva etapa, ya cifró en más de 9.000 millones de euros la apuesta política y económica del Gobierno de Sánchez en la Comunitat. «Con esta inyección económica, el Gobierno de España fortalece el estado del bienestar, el desarrollo económico, la eficiencia energética y las infraestructuras de la Comunitat Valenciana», detalló.
La prórroga de los PGE de 2023 puede afectar a esas cifras. Pero dará igual. Morant es ministra del Gobierno, ese es el principal motivo por el que ha sido elegida líder del PSPV y su discurso político arrancará de trato 'privilegiado' que según los socialistas viene recibiendo la Comunitat del Ejecutivo de Sánchez. «25.000 millones de euros más para la Comunitat que en la etapa de Rajoy», aseguró este viernes una fuente del ministerio de Hacienda. Más dinero y «todas las infraestructuras soñadas», en discutible expresión de la delegada del Gobierno.
En todo caso, Morant está obligada a componer una ejecutiva mucho más implicada y mucho menos decorativa que la actual. Los casi 70 miembros de la todavía en vigor ejecutiva del PSPV apenas sí se reunieron en su totalidad en un par de ocasiones desde el cónclave de 2021 en Benidorm. Un órgano al que le resultó imposible ser operativo –aunque obligó a suprimir el salón de actos de la vieja sede de Blanquerias para poder reunirlos– y que pronto asumió su papel de mera comparsa de la acción del Consell del Botánico.
Ya no vale ese argumento. La ejecutiva que debe votar el congreso de Benicàssim ya no tendrá (debería tener) un papel de mero acompañamiento. Sobre el papel, esa dirección está llamada a ser la que genere la acción política del PSPV. Porque más allá de que Morant vaya a echar mano de la gestión de Sánchez -y de que el resultado electoral tenga que ver con las dinámicas políticas nacionales de un determinado momento-, el PSPV estará obligado a adaptar su discurso al escenario político valenciano, con PP y Vox al frente de la Generalitat.
Eso es lo que debería de ser. Otra cosa es la percepción extendida entre cargos socialistas de que lo que va a ocurrir es... lo de siempre. Con ese 'gran cambio' que supone que la ejecutiva estará perfilada el mismo sábado -más por motivos de agenda de Sánchez que por otra cosa-, pero con los mismos vicios de anteriores congresos socialistas: negociación de cuotas y reparto de cargos en la ejecutiva para garantizar el mayor nivel de apoyo posible en la votación. «No se hacen ejecutivas de 400 miembros porque no se puede», admite con sorna una fuente.
Entre algunos cargos del PSPV se extiende la percepción de que las novedades afectarán a las caras -la primera, la de Morant por Puig- mucho más que a los comportamientos. Y eso que algunas caras seguirán siendo las mismas. Existen pocas dudas respecto de que José Manuel Orengo, exvicesecretario general del PSPV en la etapa de Puig y actual directivo de una firma naviera, continuará manteniendo su nivel de influencia sobre Morant, de la misma manera que si el exalcalde de Gandia tiene un papel importante, es probable que Alfred Boix también lo tengo. La designación de Lydia del Canto como directora de gabinete de la nueva líder del PSPV abunda en esa línea.
Morant podría optar por componer algún tipo de estructura en la nueva dirección que le sirva para cubrir su obligada presencia en Madrid por su condición de ministra del Gobierno. Quizá un portavoz, un coordinador general o una vicesecretaría añadida a la de Fernández Bielsa, que se encargue de asumir el mando del partido cuando sus obligaciones se lo impidan.
Y lo que Morant tiene por delante no es poco. Para empezar, la nueva secretaria general no tiene ni una sola pieza de su confianza en el grupo parlamentario de Les Corts. Sí, todos son del PSPV. Pero ni que decir tiene que el grupo socialista actual guarda pocas o ninguna similitud con el que probablemente querría tener la ministra. Como poco, porque su nombramiento como diputados se lo debieran a ella, y no al exsecretario general y actual embajador ante la OCDE en París.
La ministra también ha podido comprobar, con las quinielas sobre el relevo de Inmaculada Rodríguez-Piñero en la lista para las europeas, cómo las gasta el PSPV. Morant ha ordenado máxima discreción, consciente de que la decisión sobre esa candidatura la adoptará Sánchez, y que será éste el que decida si son los líderes de las distintas federaciones los que confirman los nombres.
Por lo visto hasta la fecha, dos de las personas de máxima confianza de Morant serán la propia Del Canto y la delegada del Gobierno en la Comunitat. Bernabé, vicesecretaria general del PSPV en la última etapa de Puig, está considerada como una de las más claras referencias de futuro del socialismo valenciano.
Y mientras tanto, las direcciones provinciales de Valencia y Alicante recelan de la falta de contacto con Morant. A menos de una semana para el inicio de este congreso exprés -sin ponencias-, la nueva líder no les ha trasladado una sola propuesta para la composición de la nueva ejecutiva. «Esperamos altura de miras y que se construya un proyecto de cohesión y de integración», se clama desde esas direcciones. Por el momento -entramos en la semana clave para la celebración del congreso- no hay novedades en ese sentido.
Diana Morant asumirá la secretaría general de un partido noqueado hace poco más de diez meses, en las elecciones autonómicas del 28-M. El Palau de la Generalitat se empeñó entonces en desconfiar de los sondeos que apuntaban a que la izquierda no podría sostener la mayoría. 'El president' fue el eslogan elegido para realzar el valor de la figura de Ximo Puig. Sirvió de poco. El reto para la ministra pasa ahora por convencer a su partido de que es posible la remontada después de una sola legislatura de gobierno de PP y Vox. Un objetivo que trasciende de la mera declaración de intenciones –en la actualidad no son pocos los cargos socialistas que en privado admiten lo complicado de darle la vuelta al marcador electoral–. Las europeas del 9 de junio serán el primer test para el liderazgo de la exalcaldesa de Gandia, por más que la circunscripción sea nacional y que Morant no sea cartel electoral. El resultado de las europeas en la Comunitat (en 2019 los socialistas ganaron los comicios y superaron el 33% de voto) puede ser indicativo, aunque Morant llevará poco más de dos meses de líder. En las últimas elecciones generales el PSPV superó el 32% de voto.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Leticia Aróstegui, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández y Mikel Labastida
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