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La telenovela en la que se han convertido las primarias del PSPV de la provincia de Valencia vivió este jueves un nuevo capítulo. La secretaria ... general del PSPV, Diana Morant, se vio obligada a intervenir en la crisis abierta como consecuencia de la sospecha de pucherazo en el proceso que el pasado domingo enfrentó a Carlos Fernández Bielsa y a Robert Raga, y que se saldó con la victoria del primero por sólo 33 votos. Morant logró un acuerdo in extremis entre las dos partes, que debería servir para frenar el deterioro de la imagen del partido, sacudido esta semana por la sombra de un posible amaño del resultado.
Morant impulsó una solución pactada por las dos partes, que como ha ocurrido en otras ocasiones en el seno del socialismo valenciano pasará por una ejecutiva de integración, y evitará la repetición de las primarias en tres localidades, como se planteó el miércoles de forma provisional. El acuerdo prevé que Fernández Bielsa mantendrá el liderazgo provincial y que la candidatura de Raga se integrará en la nueva dirección. Las posiciones entre Bielsa y Raga no estaban ni de lejos cercanas, máxime después de la denuncia de pucherazo en Sedaví por parte de la candidatura de Raga, con cinco o seis votos a favor de Bielsa que, según la declaración de un cargo del partido, habrían sido introducidos en la urna sin la presencia de sus titulares.
Sedaví, con todo, no parecía el principal problema a resolver, en tanto que no se consideraba acreditado esa irregularidad por una mera declaración. La comisión de garantías del PSPV, reunida este jueves desde media tarde, se pronunciará previsiblemente esta mañana –tenía 24 horas para hacerlo– para dar por resueltas las alegaciones y los recursos presentados.
El problema estaba en Llíria, que no es una agrupación menor. Llíria cuenta con un censo de 77 militantes. El pasado domingo 36 de ellos acudieron a votar a favor de Robert Raga, mientras que otros 14 lo hicieron por Carlos Fernández Bielsa. Además se produjo un voto nulo. Es decir, 51 militantes de los 77 del PSPV en Lliria acudieron a votar. Eso significaba, sobre el papel, que quedaban 26 afiliados socialistas que el domingo pasado no ejercieron su derecho al voto. La diferencia entre Bielsa y Raga, cifrada la noche del domingo en 33 votos, se había reducido después de distintas impugnaciones a solo 21. De modo que sobre el papel, una eventual repetición de la votación en Lliria podría cambiar esa diferencia. No era imposible, pero tampoco tenía por qué ocurrir. Lo más significativo de todo, tal y como ha constatado la comisión de garantías, es que la impugnación de Llíria la presentó la candidatura de… Bielsa. En esta agrupación, los miembros de la mesa electoral decidieron cerrarla y salir a comer, una decisión evidentemente anómala e irregular. Lliria es una agrupación mayoritariamente afín a Robert Raga –de hecho, fue en esa localidad donde el alcalde de Ribarroja celebró el acto de cierre de su campaña de primarias-. La candidatura de Bielsa, consciente de ese hecho, presentó por la noche un escrito de impugnación firmado por Carles Arques, al considerar que haber cerrado la urna constituía un hecho no previsto en la norma.
Y así es. No encaja en la norma. Otra cosa es qué solución que se podía dar a esa situación. Lo que la comisión de garantías que preside Toni Such debía decidir es si mantiene el resultado de Llíria, aceptando que fueron a votar todos los militantes que quisieron. O bien que se trataba de una anomalía menor, que se podía solventar anulando el resultado de esa localidad, o grave, y por tanto obligaba a repetir la votación.
Bielsa, este jueves, presentó las correspondientes alegaciones para tratar de allanarse de la impugnación presentada. Una suerte de 'vamos a dejarlo estar' que la comisión de garantías que presidía Toni Such tenía sobre la mesa, a la espera de que Morant cerrara el acuerdo in extremis. Algunas fuentes del PSPV no descartaban este jueves por la tarde que la comisión de garantías se decantara por repetir únicamente esa votación.
Por la mañana, la candidatura de Bielsa había emitido un comunicado en el que avisaba de que repetir votaciones carecía «de cualquier fundamento jurídico y puede suponer un intento de subvertir la voluntad de la militancia».
«Raga ganará, y lo hará por 550 votos». El vaticinio lo hacía sólo unos días antes de la votación de primarias del pasado domingo un veterano dirigente socialista, con experiencia en este tipo de citas orgánicas y con peso específico en la comarca de l'Horta Sud. El triunfo de Raga se daba por hecho, entre sus seguidores, porque se descontaba un nivel de participación que finalmente no se dio -especialmente en la ciudad de Valencia- y porque esa circunstancia no permitió compensar la notable movilización de los apoyos de Bielsa en toda la provincia. «Carlos sabía lo que se jugaba. Y sus seguidores también», se admite ahora. El resultado del domingo, y en particular la polémica que ha seguido a ese proceso con las denuncias de fraude y las sospechas de pucherazo se han convertido en un problema para el PSPV que lidera Diana Morant. La líder de los socialistas valencianos alumbró la candidatura del alcalde de Ribarroja para que se midiera a Bielsa, y en ningún caso trasladó a su entorno más cercano que el objetivo fuera otro. A Morant también se le dijo que Raga ganaría, porque de hecho buena parte de los apoyos de los que dispuso Bielsa en 2022, ahora apoyarían a Raga. Fue así, pero menos de los previsto. Y la peor de las derrotas es hacerlo por un pequeño margen de votos. Ese regusto a «por los pelos» está detrás de las maniobras para tratar de darle la vuelta al resultado. Un empeño que, en realidad, no hace otra cosa que hacer más evidentes las grietas en el seno del PSPV. Jordi Mayor no lo vio claro, y acertó.
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