Habrá que esperar unos días más para desplazarse a otras comunidades autónomas. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aplazó este domingo esa posibilidad hasta que las autonomías alcancen la llamada «nueva normalidad», es decir, hasta que salgan de la fase 3 y deje de estar vigente en su territorio el estado de alarma. El jefe del Ejecutivo puso así freno a las intenciones de Asturias, Cantabria, Galicia o País Vasco, que habían abierto la puerta a permitir el movimiento con las comunidades limítrofes que avanzan al mismo ritmo en la desescalada. «Una vez que se recupera la movilidad dentro de Euskadi, el siguiente paso tiene que ser la movilidad entre comunidades colindantes», aseveró el lehendakari Iñigo Urkullu, dispuesto a pisar el acelerador y acordar con los presidentes de los territorios vecinos la movilidad entre ellos para el lunes 15 de junio.
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La petición ya la pusieron el viernes sobre la mesa durante la reunión que mantuvo el responsable de Sanidad, Salvador Illa, con los respectivos consejeros autonómicos. El ministro mostró sus reticencias al estimar que era demasiado pronto y que era mejor esperar hasta entrar en la llamada «nueva normalidad». Hoy, Sánchez recordó que aunque serán las comunidades quienes a partir de ahora tomen el mando de la gestión sanitaria, entre sus competencias no está la de permitir la movilidad entre regiones. «Tienen que solicitar el levantamiento del estado de alarma y nosotros aceptarlo en función de la realidad epidemiológica que presenten», aseveró.
Para tener un «paraguas jurídico» una vez que la excepcionalidad llegue a su fin, el Gobierno aprobará el martes el real decreto ley con medidas sanitarias para evitar el riesgo de que surjan eventuales repuntes en la pandemia. Entre ellas, la obligación de mantener la distancia de entre 1,5 y 2 metros y de llevar mascarillas tanto en los espacios cerrados como abiertos si no se puede garantizar esa separación física y cuyo incumplimiento podrá ser sancionado con hasta 100 euros. El texto establece además medidas para asegurar el abastecimientos de medicamentos y ordena que las administraciones lleven a cabo sistemas de rastreo de contagios de coronavirus.
Según Sánchez, se están dando casos de «relajación ciudadana de las normas de conducta sanitaria», algo que explica los rebrotes, que calificó de «puntuales», pero también «preocupantes», a las puertas de esta «nueva normalidad». «No encontramos un nombre mejor. Se parece a la normalidad, pero no es la normalidad a la que estábamos acostumbrados. Mientras el virus siga amenazando –insistió–, la vida no volverá a ser como antes».
El presidente del Gobierno recordó también la intención de abrir las fronteras el 1 de julio y su reclamo, junto con Italia, para que sea una decisión y un protocolo común de la Unión Europea. «Necesitamos esas normas comunes, porque si no –aseguró– vamos a tener muchas dificultades para controlar lo que nos llega de fuera». Sánchez y el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, pidieron el pasado jueves a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, una «mayor coordinación» en la apertura de fronteras en base a «criterios epidemiológicos comunes, claros y transparentes».
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