Todo gobierno busca siempre dejar su sello. Asociar su marca a valores, símbolos o iniciativas por los que ser recordado. La igualdad es uno de los que más abraza el Botánico, desde su llegada a la Generalitat en 2015. Sin embargo, las cifras y el día a día en la Administración no terminan de refrendar la coincidencia entre el imaginario y la realidad de su aplicación. Aunque el Consell tiene el mismo número de consellers que de conselleras, los datos que completan sus equipos de personal de confianza y los directivos del sector público emborronan la foto de la paridad.
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El Gobierno valenciano cuenta con un plan de Igualdad, residenciado en la Conselleria de Justicia, en el que detalla una batería de acciones y medidas con las que lograr una Generalitat más igualitaria, en la que las diferencias de género no supongan un obstáculo en el desarrollo de la carrera profesional del personal de la Administración, pero tampoco de sus altos cargos. Sin embargo, el Consell Jurídic Consultiu, el máximo órgano consultivo de la Administración autonómica, apercibe dictamen tras dictamen al Botánico, por el desequilibrio en la composición de numerosos órganos colegiados y comisiones, a pesar de que el Institut Valencià de les Dones debería velar en sus informes por esta circunstancia.
En la actualidad, de los 326 cargos que el Consell tiene ya ocupados entre altos cargos , personal eventual y directivos de su sector público, 186 están ocupados por hombres y 140 por mujeres. Un desequilibrio en la balanza que deja la presencia femenina en un 42%, con diferencias más evidentes en departamentos como Presidencia de la Generalitat (67% de hombres entre altos cargos y asesores), Transparencia (71% de hombres) o Agricultura (68%), con valores muy por encima del 50% equitativo que establece la paridad.
La ley de Igualdad, aprobada en 2007 por el Gobierno central, tuvo su aplicación directa en el mundo de la política. Por primera vez, una norma fijaba la igualdad en la representación de hombres y mujeres en las listas electorales que daban acceso a la instituciones del Estado. El porcentaje fijado en ese momento por el Gobierno dejaba la representación paritaria en un margen en el que la presencia de candidatos o candidatas no podía ser superior al 60% ni inferior al 40% para ninguno de los sexos, con la vista puesta en una equidad real. En la actualidad, en cifras globales, la Generalitat roza esos porcentajes, con un 57,3% de hombres y 42,6% de mujeres, pero en el desglose de los datos, hay valores alejados de la filosofía botánica. En la Comunitat, la presencia equilibrada de mujeres y hombres se establece en el artículo 10 de la Ley 9/2003, de 2 de abril, de la Generalitat, para la igualdad entre mujeres y hombres. Este precepto impone al Consell el deber de procurar en el nombramiento o designación de personas "para constituir o formar parte de órganos o instituciones, que exista una presencia paritaria de mujeres y hombres".
Sin embargo, esa presencia equilibrada no lleva siempre aparejados mecanismos que la garanticen, algo que constantemente incluye el CJC como observación esencial en casi todos los decretos del Consell. Y es que, en el día a día de la vida en la Administración no es extraño encontrar imágenes de reuniones, actos u organigramas en los que la igualdad es todavía una quimera para el Botánico.
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Por clasificación, en el Gobierno valenciano hay 71 altos cargos hombres y 78 mujeres, es decir, las féminas conselleras, secretarias autonómicas, subsecretarias o directoras general son siete más, según GVA Oberta. Igualdad, Vivienda, Sanidad, Economía e Innovación tienen más mujeres que hombres entre sus políticos. Pero el dato queda ensombrecido con las cifras del personal eventual, donde el Botánico apuesta por 72 hombres y sólo 41 mujeres para prestar labores de asesoría y formar sus equipos de confianza. Pero, las mayores desigualdades se encuentran en el sector público de la Generalitat, donde de 64 contratos de alta dirección firmados, sólo 21 los ocupan mujeres, por los 43 de directivos. Más de un 67% de hombres. Los directivos del sector público se eligen por libre designación, es decir, no pasan un proceso de mérito y capacidad, por lo que se puede regular el porcentaje entre los dos sexos.
Por departamentos, el primer puesto en desigualdad de sexos entre cargos se lo lleva la Conselleria de Transparencia, dirigida por Rosa Pérez Garijo, de Unidas Podemos. El partido que feminizó su nombre, cuenta con un 71,4% de hombres entre sus cargos y asesores, en el área que dirige. En concreto, de los ocho altos del departamento, cuatro son hombres y cuatro mujeres. Sin embargo, el grueso de desnivel llega en el cupo de asesores, ya que de los seis con que cuenta la consellera, el 100%, son de género masculino. En total, diez hombres y cuatro mujeres. Una cifra completamente opuesta a la de la otra área de Unidas Podemos, la vicepresidencia segunda, que cuenta con doce mujeres y seis hombres, el doble. La Conselleria de Agricultura, en manos de Compromís y liderada por Mireia Mollà, es otra de las más desequilibradas, con nueve altos cargos hombres y sólo cuatro mujeres, mientras que sus asesores se saldan con un cuatro a dos a favor de los hombres. En total un 68% masculino entre altos cargos y asesores. Completa el podio Presidencia de la Generalitat, con 29 hombres y sólo 14 mujeres entre sus altos cargos y asesores. Es decir, más del doble. El departamento dirigido por Ximo Puig cuenta con doce altos cargos masculinos por ocho femeninos, pero la brecha se dispara hasta los 17 a seis en su elenco de asesores.
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