Tras pactar con el PSOE una ley de amnistía a cambio de investir a Pedro Sánchez, los secesionistas tienen prisa por sentar de nuevo en ... la mesa a los socialistas, a los que quieren obligar a negociar desde el minuto uno de la legislatura.
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Pedro Sánchez ya ha superado el primer escollo, la investidura, pero ahora le toca gobernar y tendrá que seguir cediendo ante los independentistas, que le apremian para que pase a la segunda fase de la negociación y empiece a abordar la resolución de la cuestión territorial.
Junts y PSOE pactaron la convocatoria de una mesa de diálogo entre los dos partidos, que debería reunirse mensualmente, según aseguran en Junts, y cuya primera cita está prevista para finales de mes, con el mediador internacional como verificador del encuentro y con Carles Puigdemont presente, pues será fuera de España.
Junts presiona y ya en esta primera reunión, según avisó este jueves Míriam Nogueras, pondrá sobre la mesa el referéndum sobre la autodeterminación y la cesión al Govern del 100% de la gestión de los impuestos, una especie de concierto a la catalana. «Ayer la negociación continuó, hoy la negociación continúa y mañana la negociación continuará», afirmó en Rac-1 la portavoz de la formación nacionalista.
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Junts quiso darle algo de suspense a la votación de este jueves de la investidura de Sánchez para dejarle claro quién tiene la sartén por el mango y advertirle de que va a tener que ganarse la estabilidad de la legislatura día a día, cesión a cesión. Los junteros, en la víspera de la elección del candidato socialista, forzaron una reunión con Santos Cerdán para mostrarle su malestar por el discurso que pronunció Sánchez el miércoles. Los de Puigdemont no confirmaron su voto favorable al líder del PSOE hasta tres horas antes de la votación, para escenificar que no son aliados del Gobierno y que su modus operandi será negociar cobrando a tanto la pieza.
Junts se indignó por el discurso de Pedro Sánchez, que puso el acento de la ley de amnistía en el perdón, la convivencia y el reencuentro, cuando para los nacionalistas debe ser el primer paso para abrir una negociación sobre el referéndum. Los de Puigdemont rechazan que la amnistía se presente como los indultos, como una medida de gracia y perdón por parte del Gobierno. Nogueras forzó una reunión con Santos Cerdán, el negociador del PSOE en el pacto con Waterloo. En el encuentro, PSOE y Junts rebajaron la tensión. Fue la escenificación de que el PSOE depende de los votos de Junts. El sí de Junts a Sánchez es crítico. Y solo tendrá continuidad si hay avances en la resolución de la cuestión catalana. Si el Gobierno no cede en el reconocimiento nacional de Cataluña, a Junts no le temblará el pulso en tumbar al Ejecutivo en cualquier momento.
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Los postconvergentes, a diferencia de ERC, no tienen una agenda social compartida que pactar con los socialistas. Esquerra compite electoralmente con los socialistas y los comunes. Los republicanos, en la pasada legislatura, apoyaron buena parte de las medidas de corte social que impulsó el Gobierno de coalición. Pero Junts es distinto. Se trata de una formación de centro derecha, que no tiene entre sus prioridades, como le pasa a ERC, frenar el paso a la derecha y a la ultraderecha.
«No tiente a la suerte», le advirtió Nogueras al candidato socialista en el debate. Avanzar en el referéndum es el objetivo de la legislatura para los junteros, pero su portavoz en el Congreso evitó fijar una posición de máximos y no dijo que el fin último dentro de cuatro años será fijar la fecha de una consulta soberanista. Junts aprieta, porque siente la presión de los más radicales, como la ANC, que afirma que «se ha consumado la sumisión de los partidos independentistas al PSOE». Se va perfilando una nueva opción electoral en la parte radical del nacionalismo, con dirigentes de la ANC, Clara Ponsatí o Quim Torra.
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ERC, mientras, lanzó dos mensajes tras la investidura. El primero, a Pedro Sánchez. El presidente de la Generalitat le instó a cumplir los acuerdos pactados. «Pedro Sánchez, investido presidente del Gobierno español. Ahora, toca cumplir los acuerdos pactados, como el traspaso de Cercanías, las mejoras económicas y la amnistía», afirmó. «Seremos exigentes, desde el minuto 0. En esta nueva fase, es hora de avanzar en la resolución del conflicto político y en el bienestar de los catalanes», señaló.
Gabriel Rufián, por su parte, disparó sus dardos sobre Junts. Le advirtió de que ERC está «en quinto de PSOE» y le instó a unir fuerzas para «obligar» a los socialistas a moverse en la negociación. La pugna entre los dos partidos independentistas fue muy elevada durante la negociación de la investidura y seguirá igual.
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