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Compromís no es precisamente un remanso de paz, tranquilidad, buenas palabras y mejores acciones. El último altercado en la coalición nacionalista -y de izquierdas- ... ha sido la reunión de Enric Morera, expresidente de Les Corts y ahora senador territorial -una designación no exenta ya de polémica- con la extrema derecha italiana.
Morera ha informado del encuentro a través de sus redes sociales. En su perfil de Instagram ha difundido la reunión con Roberto Ciambetti, presidente del Consejo Regional de Venecia y miembro de la Liga Norte, el partido de extrema derecha liderado por Matteo Salvini.
El líder valenciano encabezaba una delegación de empresarios valencianos con especial interés en la exportación de cítricos. La comitiva también acudió a esa breve reunión. Morera quiso desligar el encuentro de cualquier esfera institucional o de partido y lo limitó a una cuestión personal. «Un gesto de cordialidad, de educación». El expresidente de Les Corts tenía cierta amistad con Ciambetti con quien ha coincidido en la Conferencia de las Asambleas legislativas regionales de Europa.
El senador ha indicado que coincide con el dirigente italiano en su concepto de libertad de los pueblos y en la diversidad cultural en la Unión Europea. Esto fue lo que le llevó a hacerle una visita mientras hacía el viaje con los empresarios. Fue el propio Morera el que contactó con su compañero italiano. Pese a ser una visita supuestamente privada, el gobierno local italiano elaboró una nota de prensa sobre este encuentro. Calificó la reunión como de gran interés en asuntos como la autonomía en los territorios de lengua catalana y las oportunidades de crecimiento para las ciudades de Venecia y Valencia.
Pero sus socios en la coalición, en concreto los de Iniciativa, el partido de la exvicepresidenta Mónica Oltra, no comparten ese feeling institucional de Morera. «Debe dar explicaciones. Si se ha reunido con esa persona, no representa a Compromís. En el ADN del partido figura el antifascismo». La Liga comparte familia política con la ultraderecha francesa de Marine Le Pen.
Compromís arrastra problemas desde hace más de un año. Todo comenzó con la salida de Mónica Oltra, acorralada por la investigación sobre un supuesto encubrimiento de la denuncia por abusos sexuales contra su exmarido. Era el mayor activo político de la coalición. Un perfil que aglutinaba no sólo a los partidos de Compromís sino que era capaz de atraer parte de los electores de la izquierda, los de Podemos, ahora aglutinados en Sumar.
Luego llegó el mal resultado electoral -con la pérdida de dos escaños respecto a las anteriores elecciones- y el consiguiente fin del Botánico, dos circunstancias que invitaban a pensar en una vuelta de tuerca a esa nueva organización.
La debilidad de Iniciativa fue aprovechada por Mes Compromís -antiguo Bloc- para imponer a más cargos en puestos de salida. De nuevo, esa preponderancia se ha reflejado en la decisión de llevar a Morera al Senado. El expresidente de Les Corts, que no ocupó puestos de salida tras las Primarias, buscaba un acomodo digno tras estar dos años al frente de la segunda institución de la Comunitat.
El futuro abre, además, otros interrogantes acerca de qué será Compromís: ¿coalición, un único partido, el resultado de alguna escisión? No hay peor escenario para un partido que sentarse en el diván de la oposición. La ausencia de poder no sólo afecta a las cuentas sino también a la paz orgánica, establecida a la sombra del poder institucional.
La realidad es que todos los principales artífices de Compromís, una fórmula que permitió al entonces Bloc llegar a la Generalitat, han desaparecido de las primeras casillas del tablero político. Recuperar la confianza entre ambas sensibilidades será el primer paso para retomar las relaciones.
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