burguera
Sábado, 5 de diciembre 2020, 00:32
Tras un mes con el kaláshnikov al hombro, la vicepresidenta Mónica Oltra guardó el fusil en su despacho una vez se reunió el miércoles con el presidente Ximo Puig, entrevista en un «clima de germanor» del que no hay constancia gráfica pero sí consecuencias: la número dos del Consell ha cambiado de perfil. En la comparecencia de prensa tras el pleno del Gobierno valenciano, la portavoz del Ejecutivo se ahorró el tono crítico que durante todo noviembre salpicaron sus declaraciones públicas, ya sea como portavoz del Consell, en À Punt o en las redes sociales.
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«Normalidad mejorada». Así fue como la vicepresidenta calificó el nuevo estado de la cuestión en el Consell tras una bronca postpresupuestaria que ha implicado a varias consellerias y consellers, así como a los tres partidos, tres, del Botánico, insultos bilingües y acusaciones de 'machismo', incluidas.
Oltra evitó ayer significarse ante asuntos delicados emanados de áreas que no son la suya, ni de 'los suyos' (Compromís) sino de 'los otros' (PSPV). Verbigracia: el informe de la Abogacía que pone de vuelta y media el decreto sobre el teletrabajo de la consellera Bravo, la exaltación de la amistad del presidente Puig en Barcelona al promover una 'Commonwealth mediterránea', o las medidas de la consellera socialista de Sanidad, Ana Barceló, contra la pandemia (otrora consideradas por la vicepresidenta como insuficientes y reclamando otras «más estrictas»).
Una vez Puig y Oltra restablecieron canales de comunicación y cogobernanza, la vicepresidenta ha guardado la artillería. A sabiendas, además, de que hoy se celebra la comisión interdepartamental contra la pandemia para estudiar nuevas medidas o restricciones de cara al resto del mes y a Navidad.
Esa comisión no se reunía desde el 23 de marzo, y esa falta de participación era uno de los asuntos que soliviantaba a Oltra. Y es que, además, la vicepresidenta tenía una ilusión. Cada día tiene su afán, según el refrán, y la portavoz del Consell participó ayer en la deliberación de los Premios Europeos de Servicios Sociales 2020 organizados por la Red Social Europea. Su conselleria recibió el galardón por el proceso participativo para la Ley de Servicios Sociales Inclusivos de la Comunitat. Tenía ilusión y esperanza en ganar. Y ganó. Así que, entre unas cosas y otras, la vicepresidenta viró y se parapetó en un estilo oratorio (tiene varios) evasivo frente a temas que, hace un par de semanas, quizá hubieran alimentado los fuegos pirotécnicos lanzados en noviembre.
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¿Han visto esa película, 'Matrix', en la que el protagonista esquiva las balas? Pues igual hizo ayer Oltra. Intentó no recibir disparos ni disparar. Aunque un guiño malvado sí tuvo. Ante las críticas de la oposición por el modo en que el presidente Puig se refirió a la relación que debe tener la Comunitat con Cataluña y el Govern en manos de los independentistas («Commonwealth»), Oltra señaló que «no podemos prescindir de una voz como la del Govern catalán», y recordó que aboga porque los acercamientos hacia Cataluña se hagan «al más alto nivel», y destacó: «Es Presidencia quien tenía que marcar esa línea y así ha sido». Oltra resaltó la figura de Puig al hacer hincapié en el papel «mediador y facilitador» del presidente por la normalidad institucional en las relaciones entre el Estado y regiones como Cataluña.
Preguntada su opinión sobre si hay que endurecer las medidas sanitarias ante la pandemia, Oltra señaló que ella daría su parecer hoy en la comisión interdepartamental, y evitó entrar a valorar cómo es posible que ese órgano que suma a todas las voces del Consell llevase sin reunirse nueve meses, desde que se inició la crisis sanitaria, durante la cual la vicepresidenta ha alentado varias veces a endurecer las medidas establecidas por la propia Generalitat.
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El único guiño malvado que se permitió llegó al ser interrogada por qué pasará con los funcionarios tras el informe de la Abogacía contra el decreto de teletrabajo. El documento jurídico cuestiona en gran medida el texto elaborado por la Conselleria de Justicia que dirige Gabriela Bravo, con quien la vicepresidenta mantiene una relación entre fría y congelada. Oltra se remitió a las valoraciones realizadas por la consellera y señaló que no tiene «mucho más que (pausa dramática) aportar al análisis» de Bravo. El uso del término «aportar» no pasó desapercibido, pues fue el empleado también por Bravo cuando hace unos días, ante el cisma del Botánico y respecto a la actitud de la vicepresidenta, la consellera de Justicia evocó una premisa: «Aporta o aparta». Oltra, aportando hasta nuevo aviso.
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