Luis Ramírez Icardi, exmarido de Mónica Oltra, probablemente haya sido el mayor problema en la vida de la exvicepresidenta. Y, además, el drama se ... ha vivido en dos planos diferentes: el profesional y el personal. Lo que dobla el desgaste, el coste humano de aguantar la presión política y mediática de una investigación judicial. En ambos ecosistemas, las consecuencias para la que fuera líder de Compromís han sido igual de destructivas.
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Mónica Oltra terminó toda la relación con Icardi. La sentimental, en realidad, ya se había roto meses antes. La pareja, según ha revelado la propia vicepresidenta, seguía conviviendo en el mismo domicilio por una cuestión de intendencia familiar. Pero tras aquel agosto de 2017, cuando Oltra conoció la denuncia por una notificación que llega a su domicilio, se rompe todo el contacto, siempre según el relato de la exdirigente política.
Su trayectoria política, no obstante, aguantó todavía algunos años. Desde que se conoció la primera condena (finales de diciembre de 2019) hasta que se vio obligada a abandonar la vicepresidencia pasaron casi dos años y medio. Aquella sentencia fue un golpe duro, pero el fallo judicial no abordó la actuación de la Conselleria que, por otra parte, nunca fue parte en el procedimiento. Quizá uno de los errores de la instrucción. El segundo fallo -tras la orden del TSJ de repetir el juicio- ya resultó demoledor para la Conselleria de Igualdad y, además, puso en duda el papel de la dirigencia.
Finalmente dimitió por un cúmulo de circunstancias. La primera, lógicamente, la imputación judicial, validada en aquel momento por el TSJ. Pero también, según ella reprochó durante su emotiva despedida en la sede de Compromís por la falta de apoyo del PSPV. Aquel mensaje tenía un destinatario: Ximo Puig.
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Hoy en día, tras meses apartada de la vida pública, y con contadas apariciones públicas, ha anunciado su regreso a la Abogacía. Según ella misma anunció en su momento, ejercerá como mediadora. Se desconoce si lo hará a través de un despacho de abogados.
La trayectoria de Icardi fue en paralelo a la de su expareja. Aguantó la primera sentencia. De hecho, como el fallo no era firme seguía trabajando en el mismo centro de menores, aunque en otro tipo de tareas. Ya no tenía contacto con los internos, todos menores bajo protección de la Generalitat.
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Sin embargo, el segundo de los fallos -pese a no ser firme- supuso su despido fulminante. La dirección no le dio explicaciones. De hecho, la Justicia le dio la razón y lo declaró improcedente. El educador, que ya trabajaba de monitor con anterioridad a que Oltra fuera vicepresidenta, recibió 28.000 euros tras la sentencia del juzgado de lo Social número 18 de Valencia.
Hoy en día sigue sin encontrar trabajo. Él tiene asumido que incluso en el caso de ser absuelto nadie le va a contratar con semejantes antecedentes. Se ha formado, a través de diferentes cursos, para buscar alternativas a su carrera profesional. En un principio vivió del paro y de los 28.000 euros de indemnización. Pero la prestación por desempleo no es infinita. Y tampoco la indemnización por el despido. Además, en su momento pidió un crédito para abonar los 6.000 euros de indemnización a Teresa Tanco, la víctima de los abusos. Una economía prácticamente de subsistencia.
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