Oltra ignora el órdago del PSPV y lleva a noviembre la aprobación del presupuesto

El PSPV lanzó el jueves un órdago a Compromís: o se aprueba el presupuesto antes del lunes o prorrogamos las cuentas de este año. La líder de la coalición y vicepresidenta del Consell lo ignoró ayer. Mónica Oltra, como portavoz del Consell, se sentó sola en la sala de comparecencias del Palacio de Castellfort para informar de los acuerdos a los que llegó el Gobierno valenciano en el pleno del Ejecutivo. Tenía que haber estado acompañada por el conseller de Hacienda, Vicent Soler, para explicar la aprobación de los presupuestos del año próximo. Pero no hay acuerdo. Las cuentas para el 2022 no están preparadas para su presentación. ¿Y se aprobarán el domingo, forzando el calendario, en un pleno extraordinario del Consell? Pues ayer era posible pero muy poco probable. De modo que la negociación se alargará hasta noviembre. Y si hay que prorrogar los de este año, pues se prorrogan, según Oltra: «No sería un cataclismo». Por su parte, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, intentó destensar la cuerda y abrir puertas de emergencia. El líder de los socialistas valencianos rebajó el pulso y consideró la prórroga como algo no deseable. Ese requiebro abre la posibilidad a continuar sentados en noviembre. ¿Hasta cuándo? El margen no es muy amplio, pero la semana próxima se entiende como la, ahora sí, definitiva.

Así las cosas, el calendario parlamentario para tramitar los presupuestos se hace añicos. El presidente de Les Corts, Enric Morera, comunicó ayer a los partidos políticos que las comparecencias de los consellers para dar explicaciones sobre sus partidas para el año próximo quedan suspendidas. Ya se verá cuándo se presentan las enmiendas y se aprueba el presupuesto en el parlamento valenciano.

La oposición asiste estupefacta a una escalada de tensión que aboca a la aprobación más allá del plazo legal que establece el Estatut d'Autonomía, el mes actual. El presidente del PP en la Comunitat, Carlos Mazón, lamentó el «guirigay» del tripartito y admitió que no sabe «si es un teatro o una puesta en escena para provocar una ruptura y convocar elecciones anticipadas». Ciudadanos instó al PSPV a romper con sus socios ante el «ridículo» de la negociación, pilotada a través de una comisión política de nuevo cuño, creada 'exprofeso' este año.

«Estoy convencida de que no se irá a una prórroga y los presupuestos se aprobarán antes de diciembre. Son unos presupuestos fundamentales y muy complejos en un escenario postpandémico. Es más complejo que otros años, pero se avanza a buen ritmo. No hará falta prorrogar las cuentas. Se está trabajando para tener el mejor presupuesto posible para remontar el impacto de la pandemia», señaló Oltra, para quien «lo importante es el qué y no el cuándo. Quien ponga en entredicho la comisión política de los presupuestos lo más probable es que no se sepa lo que se está haciendo». El PSPV, gran rival de Compromís en esta negociación, la pone en duda y la señala como responsable de que el Botánico apruebe el presupuesto fuera del plazo legal.

Oltra considera que «hay margen» de tiempo y respecto a prorrogar los de este año, recordó que «estuvimos tres años con las cuentas de Montoro (ministro de Hacienda con Rajoy) y no se acabó el mundo. No sería un cataclismo. Lo contemplo todo y no descarto nada». La portavoz achacó a la complejidad de la negociación, «sin los números reales», la falta de acuerdo: «Si se computa un 50% de un fondo europeo, que en realidad hay que incorporar un 80%, pues es un error a depurar. Si hay 300 millones en los presupuestos estatales que no están asignados a Política Territorial, tampoco se puede negociar. Hay que integrarlo en nuestras cuentas». Fuentes socialistas consideran que esos desfases se han subsanado o que, en algún caso, son errores inexistentes. De tal modo que la falta de acuerdo, según esas mismas fuentes del PSPV, radica en que Compromís eterniza un pulso interno con el fin de captar más fondos para sus consellerias. Los socialistas también sospechan que la intención de Oltra es burlar los plazos del Estatut para escenificar que lo importante es el qué, y no el cuándo.