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A la tercera semana fue la vencida. El Diario Oficial de la Generalitat Valenciana (DOGV) publicó ayer el decreto de estructura que explicita el esqueleto organizativo del Gobierno valenciano y atribuye las funciones a cada una de las áreas con detalle. El nuevo organigrama revela numerosos detalles de la composición de la nueva estructura y las maniobras de orfebrería que los cuatro partidos del Gobierno (PSPV, Compromís, Podemos y Esquerra Unida) han tenido que hacer para encajar sus necesidades. Tanto es así que el número de altos cargos se ha disparado hasta los 138, 82 más que en la anterior legislatura y las competencias de algunas áreas, según desvela el decreto, son más que livianas. Una suerte de souflé de cargos en el que los representantes políticos han pasado a pesar más que los técnicos, de ahí la falta de contenido de alguna de las áreas.
De la estructura orgánica de Presidencia de la Generalitat ha surgido tras su paso por el DOGV una nueva dirección general que la semana pasada no aparecía en la documentación aportada por la portavoz del Consell, Mónica Oltra, en la rueda de prensa posterior al pleno. Se trata de la que ocupara el jefe o la jefa de gabinete del presidente, que suma la dirección general número 85 (sin contar las dos del servicio de Empleo LABORA). En Presidencia se encuentran también algunas de las áreas más descafeinadas, fruto del amplio crecimiento que ha experimentado este área que se equipara a la vicepresidencia primera en número de altos cargos.
Bajo la Secretaría Autonómica de Presidencia queda la coordinación de todo el segundo escalón de la Generalitat y también las Subsecretarías. A partir de ahí, de este área dependerá la dirección general de Coordinación de la Acción de todo el Gobierno, la primera de las tres que el Consell ha creado para coordinarse. Las otras dos aparecen en las dos Vicepresidencias, que suman otras dos direcciones de coordinación sin contenido. De hecho, según fuentes de la negociación, la creada por Unidas Podemos en la vicepresidencia de Rubén Martínez Dalmau para Àngela Ballester fue origen en gran medida del agigantamietno de la Administración, para que PSPV y Compromís tomaran distancia numérica.
Siguiendo con el contenido, tampoco parece que la dirección general de coordinación del diálogo social (que según el decreto sólo se encarga de mantener las relaciones con las instituciones de la mesa del diálogo social) dependiente de Presidencia vaya a tener demasiada enjundia, ya que las competencias en esta materia están repartidas por varias consellerias como Justicia, Economía o Hacienda. La dirección general de la agenda valenciana antidespoblación también parece un mero gesto más allá de que estas competencias ya las cubría el área de Administración local, ya existente, que se mantiene. Tampoco la de relaciones con las comunidades autónomas tiene demasiado contenido, ya que esas labores las suelen ejercer el propio secretario autonómico. Eso sí, el nuevo director o directora asumirá el título de delegado del Consell en Madrid, un cargo extinguido con los gobiernos del PP.
Otra de las áreas que también ha utilizado la levadura institucional para aumentar su tamaño con pocos ingredientes ha sido la Vicepresidencia segunda. Según el anterior organigrama de la pasada legislatura, de la dirección general de Vivienda (con dos subdirecciones funcionariales a su cargo) se ha creado ahora una estructura de ocho altos cargos con competencias limitadas. De hecho, en el decreto de estructura no se le atribuye a este área ninguna coordinación de las políticas verdes, a la espera de conocer el desarrollo de su funcionamiento en su propio decreto, una vez exista informe favorable de las direcciones de función pública y de presupuestos.
El departamento de Dalmau ya se ha instalado en uno de los palacios que la Generalitat tenía en su catálogo patrimonial y donde ahora permanecen, entre otras unidades, el despacho del expresidente de la Generalitat, Alberto Fabra. Se trata del Palau de Pineda, en pleno casco histórico de Valencia, a minutos a pie del Palau de la Generalitat, del Palau de Valeriola (sede de la vicepresidencia primera) y de Les Corts. Dalmau se instalará ahí después de que su equipo haya visitado varios inmuebles, algunos de la Generalitat y otros privados, en alquiler. Pero finalmente los precios de las rentas pesaron demasiado y optaron por un Palau sin coste.
El departamento del vicepresidente y el de la vicepresidenta se han visto envueltos, además, en una ligera polémica dentro de las negociaciones por la regencia que harán en caso de ausencia del presidente, bien por vacaciones o por viajes fuera del territorio. Mientras que Oltra sustituirá a Puig cuando éste no esté, Dalmau sólo podrá hacerlo cuando ni el presidente ni la vicepresidenta estén en activo.
En la multiplicación de áreas se lleva la palma la nueva Conselleria de Agricultura y Emergencia Climática, que 6 a 9 áreas, con competencia entremezcladas. La nueva Conselleria de Innovación, con cinco altos cargos, también tiene una gestión discreta.
En Sanidad, llama la atención que la dirección de Recursos Humanos quede fuera de la nueva Secretaría Autonómica de Eficiencia y sea el único área que se queda en la Subsecretaría.
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