El papel de Mata como abogado en Azud aviva el debate de su salida de la política

Las mismas fuentes consideran que Mata no puede ejercer esa tarea con eficiencia de defensa del partido cuando es el representante legal de un cabecilla de una trama que salpica al partido. Manolo Mata, en cambio, trata de vestir su actuación de absoluta normalidad. Pero su reunión en la cárcel de Picassent con Febrer ha causado un gran impacto entre sus compañeros. Mata no informó a su partido de su nuevo reto como letrado.

El síndic del PSPV parece estar siempre de salida. En 2016 envió una carta al presidente Ximo Puig en la que anunciaba que dejaba su cargo a disposición del partido. Pero la realidad es que si se hubiera querido marchar, no habría tenido problemas. Esto fue justo antes de que el PSPV celebrara su congreso en el que Ximo Puig revalidó su liderazgo al frente de la organización. En aquel conclave, Mata fue aupado a una vicesecretaría general del partido. Un dulce que apaciguó sus deseos de marcharse. Se habló entonces también de su posible marcha como eurodiputado, un lugar con una remuneración notablemente más elevada que la de Les Corts.

En febrero de 2020, Mata dio otro pasito adelante en este calculado y progresivo distanciamiento de la política. Renunció a la exclusividad como parlamentario para regresar al ejercicio de la Abogacía. El dirigente lo atribuyó a motivos personales, y recordó que durante los dos primeros años de la pasada legislatura –ejerciendo ya como portavoz parlamentario– tampoco mantuvo la exclusividad. Abogado de profesión, con despacho que se ha mantenido abierto pese a su reincorporación a la primera línea de la política activa, Mata decidió regresar a su actividad profesional porque aseguró que no disponía de margen para seguir prestando asesoramiento legal. «No podemos dejar a la gente tirada», señaló en su día. En aquel momento, Mata asumió la defensa de dos de los imputados en la investigación del caso Alquería, el que afecta al expresidente de la Diputación Jorge Rodríguez: Víctor Jiménez y Lucas Ferrando. «También me apetece volver a ejercer», se explicó. El despacho profesional del síndic del PSPV siempre ha sido potente en la ciudad. En su momento, representó a un nutrido grupo de víctimas del caso Maeso. En una época, llegó a trabajar con Joan Ignasi Pla y Andrés Perelló. Ahora ha abierto unas modernas oficinas en Ciutat Vella.

El caso Azud resulta singular en la historia de la corrupción en la Comunitat Valenciana. Por primera vez, una trama delictiva parece haber aunado los intereses del PP y del PSPV. Por un lado, con la detención de Alfonso Grau, vicealcalde de Valencia con Barberá y, por otro, con Rafael Rubio, el hombre que durante décadas lideró el urbanismo en el Ayuntamiento. De igual modo, se han visto salpicados José Luis Vera y un histórico de las finanzas del PSPV, Pepe Cataluña.