Borrar
Los partidos huyen de la democracia interna

Los partidos huyen de la democracia interna

Las formaciones valencianas evitan la confontación en las primarias que hace años parecían fundamentales y ahora se han convertido en una garantía de división

Viernes, 17 de julio 2020, 00:18

El PSOE fue el encargado de estrenar el invento de las primarias, la consulta a las bases para que fueran éstas -y no los compromisarios en su representación- las que eligieran al secretario general del partido y al candidato a la presidencia del Gobierno. La experiencia se puso a prueba a finales de los años noventa y la idea aupó por unos meses a Josep Borrell a la candidatura a la presidencia Gobierno frente a Joaquín Almunia que representaba al oficialismo del aparato cercano a Felipe González. La implosión que supuso la elección del entonces miembro de Izquierda Socialista, que terminó renunciando a la candidatura tras las maniobras de su propio partido, reveló el fracaso de la experiencia. Sin embargo, de cara a la ciudadanía y a las bases, las primarias son un marchamo de democracia interna. Todos las anuncian pero todos buscan descafeinarlas, y los partidos valencianos no son una excepción.

PSPV

Los pioneros

En el PSPV se estrenaron en 1998 con la victoria de Joan Romero para ser candidato a la presidencia de la Generalitat. En el PSOE, las primarias tienen dos hitos: esa victoria de Borrell, y la de Pedro Sánchez sobre Susana Diaz en 2018. En ambos casos, también en el del PSPV, el aparato se vio derrotado. El reglamento de primarias socialista fija en el 5% el porcentaje de avales necesarios para presentar candidatura. Una apariencia de facilidad para presentarse a un proceso que, en realidad, en la mayoría de ocasiones aparece absolutamente condicionado por la propia organización. «Las primarias son una mentira», reconoce una fuente de ese partido. La apariencia de democracia interna esconde en realidad un teatro, en el que cada sector ordena a sus afines a quién respaldar. La elección entre Ximo Puig y Rafa García en 2017 así lo demostró también. «En ningún caso se piensa en lo mejor para la organización», se admite.

Los socialistas valencianos celebrarán congreso en 2021. Y si no se cambia el reglamento en el federal que tendrá lugar unos meses antes, el líder del partido se elegirá con una consulta a los aproximadamente 16.000 afiliados del PSPV. La realidad, no obstante, es que esa decisión estará muy condicionada por la posición que adopte el actual líder del partido y, especialmente, por el criterio que muestre el secretario federal de Organización, el valenciano José Luis Ábalos.

PP

Apuesta olvidada

Noviembre de 2016. «El militante quiere participar». Así lo decía entonces Isabel Bonig, un año de oposición al Botánico y con ganas de primarias en su partido, cuyo máximo dirigente entonces era Mariano Rajoy. Con la caída del líder gallego se celebraron primarias, y Pablo Casado se convirtió en presidente del PP gracias a un proceso que ganó contra pronóstico. A los populares la experiencia de la democracia interna se les debió de hacer bola. La dirección regional del PPCV quería dejar los congresos provinciales y locales para 2021, Génova presionó y señaló su celebración antes (el primero, el sábado en Alicante). Esa decisión, sin embargo, se ha tomado bajo la premisa de que la elección sea un paseo en barca. Sin disputas reales ni irreales. Durante un estresante fin de semana estuvieron peleando unos y otros hasta que lograron una fotografía, una imagen de consenso para que Mompó tuviera despejado el itinerario en Valencia. Mazón ya contaba con el camino aplanado en Alicante.

Después de la trifulca entre Betoret y Contelles en 2017 por liderar Valencia, y que Génova apaciguó a base de gestoras, nadie quiere oír hablar de listas alternativas. Cuanto menos riesgos, mejor. Si parece que la situación ha quedado lista para sentencia a nivel provincial, el terror a una pugna abierta a nivel autonómico cuando Bonig renueve, o no, su liderazgo al frente del PPCV, tiene al partido sin respirar.

Ciudadanos

Esperando a Madrid

«Llevo más procesos de primarias encima que el 90% de los diputados del Congreso», algo que «habla muy bien en cuanto a la salud democrática de nuestro partido. Aquí no hay avales». Así lo decía Toni Cantó allá por febrero de 2014. Militaba en UPyD. Su candidato favorito y el de su partido, Fernando Llopis, acababa de perder las primarias locales ante Alexis Marí. Años más tarde, los tres se reencontraron en Ciudadanos, donde Cantó acude también a los procesos internos con la vitola de favorito y arropado por la dirección nacional. La últimas vez que lo hizo fue en marzo de 2019. Ganó con claridad búlgara, un 93% de votos para él, y se convirtió en el candidato a la Generalitat. Sin embargo, una cosa son las elecciones para listas electorales, y otras las pugnas para encabezar el aparato. Su último proceso orgánico fue el que aupó a Inés Arrimadas al liderazgo del partido como sucesora de Rivera. Tuvo su traducción valenciana en la última, y parece que definitiva, batalla entre Cantó y Emilio Argüeso, que finalmente no se escenificó porque este último fue perdiendo apoyos a todos los niveles y pactó una especie de rendición pacífica. Cantó lidera ahora Ciudadanos en la Comunitat pero de manera oficiosa. No habrá primarias. Será lo que diga Madrid. El equipo del síndic de Cs en Les Corts está a la espera. Cantó y sus más afines fueron incluidos en la ejecutiva nacional. Parece en sintonía con Arrimadas. No hay visos de disputa interna. No obstante, el partido, a nivel nacional, está en otros cometidos, en buscar su propia supervivencia, así que no urge despejar incógnitas. Seis años y muchas primarias después, Cantó está espera del aval final de Arrimadas.

Compromís

Parapetados en la gestión

Compromís celebra primarias para elegir sus listas electorales, y han sido muchas desde 2014, seis años que, sin embargo, han visto cómo la coalición ha pasado de soslayo sobre cualquier tipo de debate interno de su propia configuración. Y además, esas primarias electorales se aguaban, ya que los cabezas de lista, tanto Oltra como Baldoví, eran intocables. El Consell es lo único importante. Gestionar es lo urgente y lo prioritario. Cada partido, tres (Bloc, Iniciativa y Verds), despacha sus cuitas internas con discreción. Los críticos con la dirección del partido nacionalista alcanzan a un tercio de la militancia en el Bloc, y se les da chance y visibilidad para ahorrarse los reproches de autoritarismo. Ya se vería qué ocurriría si fueran una alternativa real a una cúpula que encabeza oficialmente Àgueda Micó pero que busca encumbrar espiritualmente a Vicent Marzà. El sector más joven del partido posiciona al conseller de Educación como alternativa a Oltra. Todo esto en clave electoral, porque orgánicamente la coalición vegeta. En Iniciativa, el partido de Oltra, la vicepresidenta se maneja con mano de hierro. Si hubo un proyecto de confluir los tres partidos, está enterrado. Sus órganos de participación coaligada se han abandonado. La corriente de militantes de Gent de Compromís acabó sepultada por el peso de una olímpica negativa a la hora de articular fórmulas para que tengan representatividad aquellos que se afilian a la coalición, pero no a los partidos, cuyas cúpulas son las que pinchan, cortan, templan y mandan.

Vox

Antes de acabar el año

En Vox también abrazaron la fe de las primarias. El partido emergió con fuerza hace pocos años y está procurando no desbordarse. Las incorporaciones de militantes y de nuevas delegaciones se vigilan. Recelan de los conversos del PP y Ciudadanos. Ni qué decir tiene que tampoco es un mar en calma la relación en las cúpulas. Vox ha resuelto sus discrepancias internas a golpe de gestora. En tal estado se está en Valencia, en Alicante, en Murcia... En teoría, durante la primavera se iban a celebrar primarias, pero la pandemia paralizó el proceso. «La previsión es hacerlas antes de acabar el año», aseguran fuentes voxistas en la Comunitat.

El partido de Abascal cambió sus estatutos Las primarias, que antes se consideraba que debían celebrarse cada dos años, ahora se celebrarán cada cuatro. Primarias secundarias. Menos tensión interna. Parece que en la provincia de Valencia la situación es algo más confusa que en Alicante, pero nada es descartable. Las gestoras de ambas provincias trabajan, paradójicamente, para minimizar enfrentamientos de calado entre dirigentes del partido en unas primarias que aún están por decidirse.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias Los partidos huyen de la democracia interna