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El ensamblaje no es un tema menor. En la producción industrial es un asunto que genera grandes dolores de cabeza. Los ingenieros se estrujan las meninges con tal de lograr el encaje de piezas distintas. En política, pasa algo similar. El cambio en el liderazgo nacional del PP precisa de un nuevo proceso de amalgama. El maridaje de Mazón y la cúpula popular valenciana con la anterior dirección de Génova estaba ya consolidado. Asuntos capitales para la Comunitat se suponían ya asumidos por los líderes nacionales en Madrid, Pablo Casado y Teodoro García Egea. El primero, el presidente, con esposa de Santa Pola. El segundo, el secretario general, de Cieza, Murcia, donde problemas como el agua, el corredor mediteráneo o la financiación se contemplan con la misma perspectiva que en la Comunitat. Ahora hay «convencer» a Feijóo ante una serie de asuntos sobre los que el dirigente gallego no comparte criterios. Patatas calientes de Feijó y el PPCV.
Financiación
El modelo de financiación que reclama la Comunitat es el opuesto al que defiende Galicia. El peso de la población, básico para las tesis valencianos, no es compartido en el territorio liderado por Feijóo. En las distintas ponencias y documentos orgánicos del PP, el asunto de la financiación lleva años enfrentando a los populares gallegos y valencianos. En esos choques, en el PPCV aún recuerdan la monumental bronca entre Bonig y Feijóo a cuenta de cómo incluir la financiación en las ponencias congresuales, una discusión en la que nadie dobló la mano hasta el punto de que tuvo que interceder el entonces presidente del partido, Mariano Rajoy, para calmar las aguas. El reparto de fondos entre las autonomías es de una trascendencia enorme y genera un gram debate entre las regiones. Feijóo es uno de los barones que defiende que prevalezca el mayor coste que supone la sanidad y la educación en la España más despoblada y envejecida. El gallego, ahora como dirigente nacional, se encuentra con que dos de las regiones con mayor peso para convertirle en presidente del Gobierno, Andalucía y la Comunitat, defienden cambios que no casan con las tesis que él defiende. El líder del PP en la Comunitat, Carlos Mazón, no puede moverse ahora de unas tesis opuestas a las defendidas desde Galicia y sus territorios vecinos.
Corredor mediterráneo
Las obras del corredor mediterráneo avanzan. Se trata de una infraestructura peleada por la Comunitat desde hace 20 años. No siempre tuvo el apoyo del Gobierno central ni del PP, que priorizó otras actuaciones al igual que ha hecho el PSOE cuando estaba al frente del Gobierno central. Sin embargo, ahora ya sí, parece que es evidente la necesidad de esta conexión ferroviaria para el arco mediterráneo español. Sin embargo, no todo el mundo contempla este avance con los mismos ojos. Hace ahora un año, la Patronal de Pontevedra organizó en Vigo el Foro sobre el Corredor Atlántico y el Desarrollo de las Insfraestructuras. Allí estaba Alberto Núñez Feijóo, acompañado por Alfonso Fernández Mañueco, precisamente, cuya tibia victoria fue el principio del fin del liderazgo de Casado. Y allí y entonces, Feijóo y Mañueco reclamaron al Gobierno de Sánchez que el desarrollo entre el corredor mediterráneo y el atlántico sea «equilibrado». El dirigente gallego considera fundamental el impulso de la conexión ferroviaria entre Portugal, Galicia y Castilla y León, pidió al Gobierno el nombramiento de un comisario para el corredor atlántico, un lugar «geoestratégico», como lo tiene el mediterráneo en la figura de Josep Vicent Boira y advirtió de que «en perseverancia no nos gana nadie». Ahora, además, Feijóo no tiene que competir por dejarse oír, porque la voz cantante en el PP será la suya.
Requisito lingüístico
El conocimiento del valenciano como requisito indispensable para ser funcionario de la Generalitat es contemplado con recelo por el PP valenciano, mientras que Feijóo asume esa condición en la administración gallega. Ni en el propio Consell hay una opinión unánime sobre el requisito. Gabriela Bravo, la consejera competente en Administración Pública, ha expresado en alguna ocasión sus reservas en el caso del acceso a puestos vinculados al sector sanitario. Los populares valencianos se han alineado con las tesis que en su momento defendió Casado, criterios que Feijóo esquivaba. Frente a esos pulsos internos, los socialistas gallegos le buscaron las cosquillas al presidente de la Xunta en 2019, sin éxito, ya que los populares gallegos apoyaron en su parlamento la moción del PSdeG instando a la Xunta a ratificar la imposición del requisito en la enseñanza, que Gobierno y su Feijóo «garantice que al final de las etapas educativas en las que la enseñanza de la lengua gallega sea obligatoria, el alumnado conozca en sus niveles oral y escrito la lengua gallega en igualdad con el castellano», además de insistir en que «en el acceso a los puestos de la Administración general autonómica de Galicia se mantenga como requisito la acreditación del conocimiento de la lengua gallega». Esa posición lingüística de Feijóo ha sido empleada recurrentemente en las críticas de Vox a nivel nacional y, también, en la Comunitat.
Pactos
Feijóo sigue la línea de Rajoy y mira con desaprobación a Vox, un partido con el que el PP valenciano mantiene una relación menos distante que la mantenida por el líder gallego. La potencia de Vox en la Comunitat es muy diferente a la que cuenta en Galicia, prácticamente residual. Algo similar ocurre con otro posible socio, Ciudadanos. El liderazgo de Alberto Núñez Feijóo modifica la sensibilidad de Génova respecto a la estrategia electoral y de pactos del PP. En su paso por la campaña en Castilla y León, Feijóo ya marcó cuál era el camino a seguir: reclamó un aliado «estratégico» y pidió que no se fragmentara el voto de la derecha. «En las elecciones generales en Galicia, Vox sacó más del 7% del voto y Ciudadanos el 4%. Sin embargo, en las autonómicas Vox consiguió el 2% y Ciudadanos el 1%. Yo soy presidente de la Xunta gracias a esto», explicaba en uno de los actos de campaña. Feijóo, en este tema, se sitúa en la órbita del último presidente del Gobierno del PP. Mariano Rajoy, en su último libro, 'Política para adultos' advierte contra estos posibles socios. Feijóo sitúa a Vox en el terreno de un «populismo» de «planteamientos excesivos», tanto, que Esteban González Pons, el europarlamentario valenciano que preside el comité organizador del congreso extraordinario y es ahora mismo la autoridad ejecutiva más visible del partido, ya ha advertido que «Vox no es el PP ni representa la ideología en que la consiste el PP. Vox es un partido de extrema derecha». De este tipo de posicionamiento huye Carlos Mazón como los gatos del agua. El presidente del PPCV, preguntado reiteradamente por el modo en que califica a Vox, se sale por peteneras, si bien en Les Corts los populares han comenzado a marcar distancias con los que algunos de sus diputados califican como sus «socios naturales».
Interlocución
Carlos Mazón llegó a la presidencia del PPCV con el «beneplácito» de Génova. Así lo anunció y explicó Isabel Bonig cuando abandonó el liderazgo del partido, el escaño y la ciudad de Valencia. Lo sabía la saliente y lo captaron todos los que se quedaron. La jerarquía estaba clara. La conexión con Madrid era evidente y la comunicación completamente directa. García Egea se había propuesto hacer una entrevista en À Punt en valenciano sin ser él nada de eso, pero como demostración de que su relación con la Comunitat era más que estrecha una vez logró desplazar de la cúpula a Bonig. La llegada de Feijóo, la elección de Esteban González Pons como presidente del comité organizador del congreso extraordinario y la presencia de Bonig como compromisaria en ese evento ha disparado la incertidumbre. «Que se deje de especulaciones y miedos y se ponga en la faena. Si gana en 2023, nadie le toserá. Esté quien esté en Génova. Como ya le pasó a Juanma Moreno cuando ganó en Andalucía con el aliento de Casado en la nuca», señala un dirigente popular respecto a Mazón, que, ahora sí, sabe que probablemente tiene una sola bala en la recámara, algo que necesariamente no sucede con María José Catalá, su número dos en el PPCV y que goza de una gran relación con González Pons.
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Álvaro Soto | Madrid
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