El diputado del PP valenciano Jesús Lecha aprovechaba esta semana en Les Corts la absolución de Francisco Camps de la última de la decena de causas judiciales a las que ha tenido que hacer frente en los últimos 15 años para rememorar aquella imagen del ... 27 de septiembre de 2010, cuando el entonces portavoz socialista, Ángel Luna, dejó caer una piedra desde la tribuna de Les Corts como símbolo de que él sí que estaba libre de pecado y aquel Consell del PP presidido por Camps no podía decir lo mismo. Lecha, en la sesión parlamentaria del pasado jueves, decidió devolver a los socialistas una piedra, como prueba de que el mensaje que habían trasladado entonces los socialistas no se ajustaba a la realidad.
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Con Camps los tribunales han acabado certificando su inocencia. El fin de un linchamiento político, judicial y mediático que se ha prolongado década y media. Eso es así, igual que lo es el hecho de que otros cargos de su partido o que formaron parte de alguno de sus Gobiernos sí que acabaron condenados e incluso en la cárcel.
De hecho, la piedra que Luna -ahora Síndic de Greuges- dejó caer en el hemiciclo de Les Corts sirvió para bastante más que para dar un golpe de efecto en el transcurso de aquel debate de política general -el caso Gúrtel había estallado a principios de 2009-. Porque lo que Luna logró con aquel gesto fue envalentonar a personas vinculadas con la trama de las ONGD, que a raíz de ver la imagen del portavoz socialista lanzando esa piedra, se decidieron a tirar de la manta y provocaron el estallido del caso Blasco.
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De hecho, a raíz esta acción y la información a la que tuvieron acceso entre otros las diputadas Clara Tirado y Mireia Mollà, el 5 de octubre de ese mismo año la Cadena Ser destapaba lo que se vino en denominar como caso Cooperación o Caso Blasco, la investigación que se produjo en la Comunidad Valenciana entre 2008 y 2010 por el desvío de seis millones de euros de los fondos que la Generalitat dedicaba a la cooperación con países del Tercer Mundo y que nunca llegaron a su destino.
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Ante la fiscalía anticorrupción se denunciaron las adjudicaciones hechas por la Conselleria de Blasco, a la «Fundación Cyes» de 1,66 millones de euros para realizar trabajos de cooperación en Nicaragua, de los cuales sólo 43.000 euros llegaron a su destino. El resto la «Fundación Cyes» lo utilizó para comprar dos pisos y dos garajes en la ciudad de Valencia.
Una trama encabezaba por el empresario Augusto César Tauroni y que desvió el dinero gracias a las conexiones que tenía con la conselleria de Solidaridad y Ciudadanía, que encabezaba Blasco, que era el departamento que concedía las ayudas.
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«Aquel gesto permitió sacar a la luz el caso Blasco», recuerda una de las personas que investigó el caso. No sólo este caso. Luna recibió información sobre la gestión de otros destacados cargos del PP, aunque no siempre vinieron acompañadas de la documentación necesaria como para sostenerla en los tribunales.
De modo que la piedra, un pequeño canto que el propio Luna guarda en su casa, dio de sí bastante más de lo que pueda pensarse. El diputado Lecha se la devolvió este jueves a los socialistas. Pero es evidente que algunos cargos del PP que como Blasco acabaron ingresando en prisión no pueden lanzarla.
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