El pinchazo de las cuentas del Botànic: ingresos ficticios y gastos... también

Sin ingresos ficticios como los que el Botánico incorporaba en sus presupuestos -1.300 millones por la reforma de la financiación que nunca se produjo-, con el gasto añadido de los intereses de la deuda y sin contar con el colchón que suponía disponer de un margen para el déficit, mantener un presupuesto como el último aprobado por el Consell de Puig, de 28.438 millones, se antoja casi imposible.

Eso sí, el departamento que dirige Ruth Merino cuenta a su favor con que, de la misma manera que el Botánico inflaba los ingresos, hacía otro tanto con los gastos. Los datos correspondientes a la ejecución de los presupuestos de la Generalitat de este 2023 revelan hasta qué punto el gasto real por parte del anterior Ejecutivo autonómico se quedaba lejos de lo presupuestado.

Los datos a los que ha tenido acceso este diario así lo prueban. A fecha del pasado 30 de septiembre, la ejecución media de los presupuestos de la Generalitat se situaba en el 63,95%. Una ejecución en la que, como es habitual, los capítulos de gasto corriente, y en especial, los de personal, se sitúan en el entorno del 70%, mucho más ajustados a lo avanzado del ejercicio presupuestario.

Pero una cosa son los gastos corrientes, los que se refieren a las nóminas del personal funcionario de la administración autonómica así como los gastos corrientes necesarios para el funcionamiento ordinario de la Administración. Y otra cosa muy distinta son los gastos de capital, es decir, las inversiones. Porque esos sí que son los que demuestran las prioridades políticas de un Gobierno. Con el gasto corriente existe poco o ningún margen de maniobra. Con las inversiones reales y las transferencias de capital ocurre todo lo contrario. Porque esos capítulos son los que un Gobierno utiliza para fijar prioridades e intervenir con su actuación en el día a día de los ciudadanos. Nuevos colegios, o nuevos centros de salud, grandes proyectos... La inversión es la que permite poner en marcha los compromisos de un Ejecutivo.

¿Y cómo va la inversión? Pues a 30 de septiembre –es decir, transcurridas tres cuartas partes del año–, el porcentaje de ejecución de las inversiones se sitúa en un escasísimo 25,87%. Es decir, tres de cada cuatro euros que el Botánico dijo que invertiría durante este año se han quedado, por ahora, pendientes. La cifra presupuestada para 2023 rozaba los 1.500 millones de euros. En concreto, 1.498 millones. La ejecutada hasta la fecha es de 387,7 millones de euros. Y por tanto, otros 1.111 millones de euros se han quedado 'pintados' en el presupuesto, pero no han llegado a ejecutarse.

Las inversiones van casi 40 puntos por debajo en nivel de ejecución que la media del presupuesto. También por debajo de las transferencias de capital (39,8%). Las inversiones no van... ni se les espera, porque en la recta final del ejercicio presupuestario es improbable que esos porcentajes se alteren de forma significativa.

Por consellerias, los agujeros en las inversiones son generalizados, con la única excepción de la vicepresidencia segunda y conselleria de Vivienda, que las eleva hasta un 63%. El resto de departamentos se sitúan por debajo de un tercio de lo presupuestado para todo el año. Y en algunos casos –cinco consellerias en concreto– los porcentajes de ejecución se sitúan como mucho en el entorno del 15% del total para el ejercicio.